Bloomberg — Esta hierba, apreciada por sus propiedades estimulantes y analgésicas, es tan fácil de obtener como una bolsa de papas fritas en numerosas partes de EE.UU. Esto ha planteado también la interrogante de si el kratom debe ser regulado de forma más estricta.
Este verano se iniciará un nuevo ensayo clínico financiado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) con el que se intentará conocer mejor el potencial de abuso del kratom al comparar el efecto de la hoja con el del adictivo opiáceo oxicodona.
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La investigación tardará años en arrojar resultados, pero nos permitirá determinar “si es una sustancia potencialmente terapéutica o algo más parecido a la oxicodona, que necesita una mayor regulación”, afirma Ynhi Thomas, doctora y profesora adjunta del Baylor College of Medicine y coinvestigadora en este ensayo clínico.
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Proveniente de las hojas de un árbol originario del sudeste asiático, el kratom se puede adquirir en forma de gominolas, pastillas y bebidas, y se vende en todas partes, desde las tiendas de vaporizadores hasta los minoristas en línea.
Es consumido por cerca de 2 millones de estadounidenses cada año con diversos propósitos, como aliviar el dolor, las ansias de consumir opiáceos y los síntomas relacionados con la salud mental.
Pero el kratom también se ha relacionado con muertes por sobredosis y adicción, especialmente en dosis altas, lo que alimenta los debates sobre si debería enfrentar restricciones más estrictas.
En 2016, la DEA tomó medidas para prohibirlo de manera efectiva al clasificarlo como una droga de la Lista I, la misma categoría que la heroína. Pero después de una protesta pública, la agencia dio marcha atrás. En la medida en que el kratom está regulado hoy, es principalmente a nivel estatal.
El nuevo estudio financiado por el gobierno federal que está llevando a cabo Baylor podría ayudar a la DEA (por sus siglas en inglés, Administración para el control de drogas) a revisar la clasificación del kratom.
La agencia suele clasificar las sustancias en una de cinco categorías diferentes, y algunas de las drogas más propensas al abuso se incluyen en la Lista I, como la marihuana, y en la Lista II, que incluye la cocaína y el fentanilo.
“Si tiene un alto potencial de abuso, es más probable que la DEA lo coloque en la Lista I o II”, dijo Christopher Verrico, el investigador principal del estudio y profesor asociado en el Baylor College of Medicine. “Si no, es posible que sigan dejándolo sin clasificar”.
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El ensayo clínico busca medir el potencial de abuso pidiendo a los participantes que califiquen en una escala móvil cómo les afecta una droga determinada, incluyendo qué tan drogados se sienten, qué tan bien o mal se sienten y, lo más importante, cuánto disfrutan los efectos de la droga.
Los investigadores planean inscribir al menos a 60 personas, que serán asignadas aleatoriamente a uno de seis grupos. Recibirán un placebo, oxicodona o una de tres dosis diferentes y relativamente grandes de kratom, que van desde ocho a dieciséis gramos. Luego, los participantes rotarán por los diferentes grupos a lo largo del tiempo.
La pregunta clave es si el kratom será más parecido a la oxicodona, que se sabe que produce efectos placenteros, o al placebo. Se espera que el estudio cueste alrededor de US$5,5 millones en total y no se darán a conocer los resultados iniciales hasta dentro de tres años.
Y aunque el gasto federal enfrenta un escrutinio significativo por parte de la administración del presidente Donald Trump, “no ha habido ninguna indicación de que esta investigación pueda verse afectada, al menos no todavía”, dijo Verrico.
El estudio de Baylor es parte de un esfuerzo más amplio de la FDA para investigar el kratom. La agencia realizó recientemente su primer estudio en humanos sobre la hierba, con resultados preliminares que indican que las cápsulas de hojas de kratom son seguras incluso en dosis altas.
En esa investigación, en la que participaron 40 personas, se compararon cápsulas de polvo de hojas de kratom con un placebo y se hizo un seguimiento de los efectos secundarios durante dos días. El nuevo ensayo clínico sobre el potencial de abuso se basará en sus hallazgos.
Verrico, quien ha pasado décadas estudiando drogas que tienen el potencial de ser objeto de abuso, dijo que recientemente ha notado cuán ampliamente disponible se ha vuelto el kratom, incluso cuando “la comprensión científica de sus riesgos y beneficios sigue siendo limitada”.
“Esta investigación es fundamental para fundamentar las decisiones regulatorias, orientar las políticas de salud pública y sentar las bases para futuros estudios sobre el potencial terapéutico del kratom para los trastornos por uso de sustancias y otras afecciones”, afirmó.
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