Usar la IA más allá de ChatGPT: el gran reto para Latinoamérica es la automatización

Un consultor en implementación de IA explica cómo dejar de usarla como una “asistente puntual” y aprovecharla como “un sistema que ejecute tareas por nosotros”.

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Chat GPT
27 de noviembre, 2025 | 03:00 AM

Bloomberg Línea — Aunque el uso de inteligencia artificial (IA) en Latinoamérica ha avanzado en los últimos años, en especial con la adopción de herramientas como ChatGPT y la expansión de los resúmenes generados por Gemini en la página de resultados de Google, la automatización personal parece continuar rezagada.

“ChatGPT sigue siendo la referencia cultural, y la expansión de Gemini en Búsqueda hace que millones ‘usen IA’ sin notarlo. Pero la pregunta clave ya no es qué chatbot gana o quién lo usa más, sino qué estamos automatizando”, dice Guillermo Salas Dalsaso, consultor en transformación digital e implementación de IA a Bloomberg Línea. “Hoy la mayoría se queda en el chat: pregunta, copia, pega… y ahí termina”.

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La Encuesta multipaís sobre IA Google/Ipsos 2025, practicada a 21.000 personas de 21 naciones, muestra que los habitantes de mercados emergentes como Brasil, Chile y México “son los que más utilizan la IA”, en comparación con los de Norteamérica, Europa y Asia Pacífico.

El 81% de los consultados en los mercados emergentes aseguró que usa la IA para entretenerse y como asistente de trabajo, mientras que el 79% acude a ella para que apoye sus proyectos personales y el 77% de trabajo.

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La cuestión es que los latinoamericanos están usando la IA como un “asistente puntual” y no como “un sistema que ejecute tareas por nosotros”, es decir, está siendo subutilizada.

“Pocos usuarios configuran a la IA para que lea correos, priorice tareas, prepare resúmenes o cree listas automáticas”, ahonda Salas Dalsaso. “Las capacidades están ahí: tanto en iOS como en Android existen atajos y rutinas que permiten automatizar tareas sin escribir código, pero la mayoría de las personas no las utiliza”.

Más allá de responder preguntas formuladas a través de un chat o en las publicaciones de redes sociales —como Grok en X—, la IA permite realizar estas tareas sin necesidad de programación, conforme con el experto:

  • Priorizar el correo electrónico: configurar un flujo para que la IA lea la bandeja de entrada, agrupe los mensajes por urgencia y envíe cada mañana un resumen con borradores de respuesta sugeridos.
  • Preparar reuniones: antes de cada cita, la IA puede investigar al interlocutor y generar una ficha con el perfil, los antecedentes y los puntos clave de la conversación.
  • Gestionar listas y bloques de foco: a partir de notas dispersas y mensajes, la IA puede generar listas de tareas, proponer bloques de tiempo para concentrarse y enviar recordatorios.
  • Atajos en el móvil: en iOS y Android se pueden crear rutinas que se activan según la hora, la ubicación o el emisor de un mensaje. La IA se integra como “motor” para ejecutar instrucciones: enviar un informe al momento de llegar a la oficina o guardar archivos adjuntos automáticamente.

Aunque estos son solo algunos ejemplos de cómo aprovechar la IA como un dispositivo de bolsillo, hay un sinnúmero de posibilidades.

“Acceder a la IA es como tener la biblioteca de Alejandría con alguien dispuesto a ser mi tutor para que yo haga lo que yo quiera hacer”, dice Salas Dalsaso. “Lo que la mayoría de la gente se está empezando a cuestionar es: si no hay límites, ¿qué soy capaz de hacer?”.

Todavía hay recelo hacia la IA

Salas Dalsaso plantea que tanto el sector público como el privado en América Latina tienen que asumir el compromiso de generar conversación en torno a la IA, de la misma manera en que lo están haciendo Estados Unidos y Europa. A su juicio, el bajo nivel de automatización personal de la IA guarda un vínculo con la falta de información sobre el tema.

A ello se suma que todavía hay cierto recelo hacia la IA, en especial en las generaciones de antaño.

Los siguientes datos del Informe Voz del Consumidor 2025 de ServiceNow, que detalla el “futuro de las relaciones con los clientes” con los avances de la IA, lo dejan en evidencia.

  • El 70% de los consumidores esperan que los humanos perciban sus emociones. Pero solo el 42% cree que los chatbots de IA pueden hacer lo mismo.
  • El 100% de los jóvenes de entre 18 y 34 años dicen que estarán abiertos a usar IA para cerrar la cuenta bancaria de un ser querido en los próximos tres años, en comparación con el 22% de los mayores de 55 años.

En ese contexto, Salas Dalsaso plantea que 2026 será el año en que el sector privado evalúe la profundidad de la adopción de IA, no solo la penetración.

“En lugar de contar descargas o accesos al chatbot, las empresas deberían medir cuántos procesos automatiza cada persona: resúmenes diarios, tareas creadas, borradores generados, tiempo ahorrado y calidad de respuesta”, dice.

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