Bloomberg Línea — Latinoamérica avanza en la reducción de su jornada laboral con miras a seguir los estándares internacionales y generar un mayor balance en la vida de los trabajadores, a medida que más países como Colombia y Chile se suman a esta iniciativa con la gran interrogante de cómo aumentar la productividad y cómo las empresas pueden equilibrar sus costos, dijeron fuentes consultadas por Bloomberg Línea.
La reducción de la jornada laboral en Latinoamérica está alineada a las recomendaciones de organismos como la OCDE y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para “estandarizar las prácticas laborales internacionales y proteger la salud de los trabajadores, reduciendo a su vez el riesgo de accidentalidad”, respondió a Bloomberg Línea en Colombia la socia del bufete de abogados Garrigues, Carolina Camacho.
No obstante, “el reto fundamental para los países de Latinoamérica, más allá de la reducción formal de la jornada, es cómo incrementar los índices de productividad que son bajísimos en comparación con Europa y Norteamérica”, apuntó.
Según el reporte de ‘Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2024 de la OIT’, Latinoamérica sufrió un descenso de la productividad laboral entre 2015 y 2023 del 0,5% anual, y en países como Argentina se contrajo un 1,7% anual y en México un 0,4% anual.
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“A pesar de los avances tecnológicos y el aumento de la inversión, el crecimiento de la productividad ha seguido ralentizándose. Una de las razones es que se han destinado importantes cantidades de inversión a sectores menos productivos, como los servicios y la construcción”, indicó la OIT en el documento.
Jimena Nieto, asociada en la firma legal Holland & Knight, dice a Bloomberg Línea que en Latinoamérica los desafíos de la implementación de una jornada laboral más corta se presentan particularmente para las pequeñas y medianas empresas.
“El aumento de los costos laborales y la incertidumbre sobre un efecto positivo en la rentabilidad y productividad, dificulta aún más la viabilidad de este tipo de empresas en Latinoamérica, que ya desde su constitución deben enfrentar grandes desafíos en el escenario económico actual. En consecuencia, esta medida puede afectar en el corto plazo la principal fuente de empleo formal”, dijo.
La jornada laboral en Latinoamérica
De acuerdo a información de la OIT, la media de horas semanales trabajadas por persona empleada es más alta en países como Colombia (44,2), México (43,7) y Perú (43,1).
Enter tanto, mercados como Uruguay (37,3), Argentina (37) y Panamá (36,2) tienen una media de horas semanales más baja.
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Chile y Colombia recientemente han implementado un esquema de reducción gradual de la jornada máxima legal permitida.
En el caso de Chile, se espera alcanzar una jornada máxima de 40 horas en el año 2028, mientras que en Colombia se prevé alcanzar una jornada máxima legal de 42 horas en 2026.
La jornada máxima legal permitida equivale al número de horas semanales tope que permite la legislación laboral de los países en Latinoamérica, lo que distingue de las jornadas u horas de trabajo efectivamente laboradas en cada país.
En Europa continental se ha extendido la jornada semanal de 40 horas a la semana e, incluso, en algunos países es menor, como en el caso de Bélgica, que maneja una jornada máxima legal de 38 horas semanales, o Francia, donde la jornada máxima semanal es de 35 horas.
El promedio de la jornada máxima legal en los diferentes estados de EE.UU. coincide con las 40 horas que se tienen en Europa, dijo Camacho, abogada de Garrigues.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) también ha hecho un seguimiento las horas efectivamente trabajadas al año con base en el análisis del número medio de personas empleadas al año.
Jornada laboral reducida plantea nuevas interrogantes: el reto es encontrar la eficiencia
Ante la reducción de la jornada laboral, la región ahora se enfrenta al reto de impulsar su productividad para ver los frutos de estas conquistas en materia de derechos laborales.
“Los países con jornadas laborales extensas cuentan con menores índices de productividad por hora y, por tanto, reducir la jornada laboral obliga a las organizaciones a ser más eficientes en sus procesos y a los trabajadores a ser más productivos”, opinó Camacho.
En el mundo, se vienen adoptando diferentes iniciativas con relación a la reducción de la semana laboral de cinco a cuatro días, con resultados prometedores en mercados como Brasil.
El proyecto, liderado en Brasil por la organización 4 Day Week Global, mostró que en las empresas participantes un 44% percibió una mejora en el cumplimiento de plazos.
Chile también ha iniciado una iniciativa de este tipo de la mano de 4 Day Week Global, que ha liderado proyectos en otros países como Portugal.
Estas iniciativas han mostrado que los retos asociados a la reducción de la jornada laboral también tienen que ver con las nuevas tendencias en relación con la cultura empresarial y la conciliación de las responsabilidades laborales con el rol familiar y los proyectos personales de los trabajadores.
En este contexto, otro de los desafíos es cómo la región se adapta a la flexibilización de los horarios laborales para la atracción y la retención del talento.
La abogada Carolina Camacho cree que es esto implicará “un desafío para los empleadores en materia de coordinación de turnos, horarios de atención al cliente, entre otros aspectos relevantes, dependiendo del sector económico en el que se desarrolle la actividad”.
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