Bloomberg Línea — Una hacienda en Panamá produce el que es considerado uno de los cafés más excelsos y costosos del mundo, siendo vendido a US$1.000 la taza por parte de una empresa en Dubái que adquirió el grano en una subasta privada.
El kilo de café que llegó a precios récord es único en su tipo y fue preparado exclusivamente por la Hacienda la Esmeralda para una subasta en Panamá.
Este café “ya se está vendiendo a US$1.000 la taza (en Dubái). Y ya han vendido algo, impresionantemente. La empresa que lo compró se llama Julith Coffee. De hecho, los compradores vinieron y se llevaron el café en sus maletas de regreso”, dijo a Bloomberg Línea Daniel Peterson, gerente general de Hacienda la Esmeralda.
Julith es una marca de café emiratí que ofrece experiencias de degustación con granos de muy alta calidad y de diferentes partes del mundo. El café premium de Latinoamérica se está abriendo paso como un producto exclusivo en Dubái, que está entre las 10 ciudades con mayor población de millonarios en el mundo (41).
El café Geisha de la Hacienda la Esmeralda batió récords en agosto en la subasta electrónica privada del Best of Panama (BOP), organizada por la Asociación de Cafés Especiales de ese país (SCAP, por sus siglas en inglés), fundada en 1996.
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En la subasta, el café Geisha lavado de la Hacienda la Esmeralda alcanzó los US$30.204 por kilo.
En total, la venta de un lote de 20 kilos se hizo por US$604.080 a Julith Coffee, basada en Dubái.
El segundo precio más alto de la subasta fue para el Geisha Natural, también de la Hacienda Esmeralda, que alcanzó los US$23.608 por kilo y fue adquirido por el comprador chino JD.
El productor detalló que la finca exporta principalmente a mercados asiáticos —China, Japón, Corea del Sur y Taiwán— además de Europa, Estados Unidos y Oriente Medio.
La producción anual de café Geisha en La Hacienda la Esmeralda ronda los 45.000 kilos, aunque sólo un 35% se comercializa bajo la marca propia por criterios estrictos de máxima calidad del grano.
Panamá se perfila en los cafés especiales

Panamá se está perfilando en el negocio de los cafés especiales, en donde no compite por grandes volúmenes sino en calidad.
De acuerdo a cifras del sector, el país centroamericano participa con menos del 1,1% de la producción mundial.
“Hace unos 25 años, el café salía de esta finca todo mezclado en sacos de 60 kg en un contenedor lo más lleno que podía estar. Hoy día vendemos café que sale en avión desde un volumen de 1 kg a cajas de 10 a 20 kg”, dijo el gerente Peterson.
“En Panamá nuestra producción es mínima, lo cual en cierto modo es una ventaja porque nos permite adaptarnos y cambiar lo que hacemos”, dijo. “Si miras la producción total del país, hay muchas fincas en el mundo —fuera de Panamá, en países tradicionales y grandes productores— que por sí solas producen más que nosotros”.
El banquero y economista panameño Carlos Alfredo Araúz García señaló que, aunque “el café panameño de hecho y de por sí siempre ha tenido una buena calidad”, durante mucho tiempo se limitó por la mentalidad local y la baja exportación.
Destacó la “explosión” del Geisha hace unos 15 años, un grano que “algunos lo comparan un poco más con té que con café” y que ha alcanzado estos precios récord en mercados internacionales, especialmente en Asia.
Araúz explicó que la producción se concentra en áreas muy pequeñas de Tierra Altas y Boquete, con microclimas, suelos volcánicos y lluvias persistentes que permiten un café de especialidad excepcional.
Aunque esta producción limitada no puede sostener económicamente a toda la región, “genera empleo, mejora la calidad de vida” y atrae inversionistas y turistas. “Estamos apostando al café como un elemento relevante en la exportación panameña. El rubro de exportación se va a ver beneficiado de esta explosión”.
Hitos del café panameño

En junio, el café de la Hacienda Esmeralda impuso dos nuevos récords mundiales en la XXIX Cata Internacional del Best of Panama (BOP).
Hacienda la Esmeralda obtuvo 98 puntos sobre 100 en la categoría Geisha Lavado y 97 puntos en Geishas Naturales.
También ganó el primer lugar en Varietales con 92,88 puntos, coronándose como Campeón de la Copa Panamá 2025, al ser el productor con mayor puntaje acumulado en la competencia.
“Habíamos tenido en realidad un período de 7 años que no habíamos tomado un primer lugar”, reconoció Peterson, gerente de Hacienda la Esmeralda.
Para la cata de los cafés que participan en la competencia, quienes no pueden asistir reciben kits de muestra con 100 gramos de cada grano de las diferentes categorías.
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La categoría Varietales existe para darle espacio a otras variedades distintas al café Geisha.
Peterson explicó que el lote subastado se selecciona entre 42 kilos destinados a las rondas de catación nacionales e internacionales.
Tras ese proceso, sólo 20 kilos llegan a la venta final, bajo custodia de la Asociación de Cafés Especiales de Panamá y auditores externos.
La subasta se realiza desde 1997 y hasta la actualidad bajo el liderazgo de la Asociación de Cafés Especiales de Panamá, que reúne a los productores locales interesados en exponer sus cafés al mercado internacional.
Las claves del café especial

Daniel Peterson explicó que el precio récord de US$30.000 por kilo alcanzado en la última subasta del Best of Panama responde a una combinación del terroir panameño (suelo, clima, variedad y factor humano), manejo agronómico y técnicas de lavado del grano.
Un parte del éxito es tener “la variedad correcta en el terreno correcto (...) para mí, la gran calidad debe venir del campo”, comentó el ejecutivo. “La barra de calidad todos aquí en Panamá la hemos ido subiendo año tras año, aprendiendo las condiciones” para alcanzar esa calidad y hacer relucir esos sabores.
La hacienda, adquirida originalmente por su abuelo en 1967 y desarrollada por su padre desde 1973, pasó de producir leche a enfocarse en café especial tras la liberalización del mercado en los años 90.
La variedad Geisha —que la Esmeralda presentó por primera vez a un certamen en 2004— cambió el perfil de sabor esperado en Centroamérica y hasta hoy está consolidando a Panamá como origen de cafés de alta gama.
“Se consideraba prácticamente que todo Centroamérica produjera un café que fuese un poco con sabor achocolatado, cítrico”, dijo Peterson. “Cuando sale el café Geisha en el 2004, todo eso cambia, sale con todos estos aromáticos, todos estos sabores que trae la variedad”, incluyendo el jazmín y el durazno.
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“Estamos haciendo muchos análisis de exactos para tratar de entender qué es lo que hace (tan selecto al café). En el microbioma de un árbol de café tienes muchísimas levaduras que influyen sobre el sabor al momento de la fermentación”, indicó Peterson.
El área donde se produce ese sabor está prácticamente rodeada de bosque.
La finca está dividida en microlotes y cada uno presenta diferencias notables en sabor y características.
Aunque la finca no es 100% orgánica, procura reducir al mínimo los insumos aplicados a las plantas para mantener un entorno lo más natural posible y conservar los suelos vivos.

Explicó que, aunque la calidad del café comienza en el campo, el proceso de secado es decisivo para lograr puntajes tan altos en las subastas.
El proceso natural implica secar el fruto entero, lo que hace que el proceso sea más largo y complejo, pues debe eliminarse la humedad de varias capas que representan más de la mitad de la masa del grano.
Aunque exige más tiempo y cuidado, este método aporta sabores distintos y ha sido perfeccionado en Panamá durante los últimos 15 años.
Hoy, casi todos los productores lo aplican, a diferencia de lo que ocurría antes de 2010, cuando era poco común en el país. “Hoy día prácticamente todos los socios de la asociación lo hacen. Antes de esa fecha podías venir a cualquier beneficio y casi nadie hacía cafés naturales en Panamá”.
Señaló que Panamá es un origen donde el clima sigue siendo relativamente manejable: llueve mucho, la sequía no es un problema tan frecuente y, aunque los frentes tropicales afectan ocasionalmente, no ven cambios más severos que en décadas anteriores.
Sobre la mano de obra y la tecnología, dijeron que no han enfrentado limitaciones y que lo esencial para mantener la calidad es cosechar el fruto en su punto exacto de madurez, más allá de si la recolección es manual o con apoyo de procesos de selección en planta.
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