Bloomberg Línea — El Fondo Monetario Internacional advirtió el martes que los riesgos para la estabilidad financiera se mantienen elevados, en parte debido al crecimiento sostenido de las instituciones financieras no bancarias (nonbanks), cuya expansión está revelando nuevas vulnerabilidades estructurales.
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En su último Global Financial Stability Report, el organismo señala que “estas vulnerabilidades podrían amplificarse por el crecimiento de las instituciones financieras no bancarias, a través de su creciente importancia como creadores de mercado, proveedores de liquidez e intermediarios en los mercados de crédito privado, bienes raíces y criptoactivos”.
El análisis del FMI subraya que estas entidades, que incluyen fondos de inversión, compañías de seguros y fondos de pensiones, “no captan depósitos, pero desempeñan un papel cada vez más relevante en los mercados globales”.
A pesar de que algunas, como las aseguradoras, están sujetas a marcos regulatorios específicos, “muchas otras cuentan con una supervisión prudencial menos exhaustiva”.

Las pruebas de resistencia realizadas por el Fondo muestran que estas instituciones pueden transmitir choques de forma rápida al sistema bancario, lo que complica la gestión de crisis. El organismo aplicó su prueba de estrés global (Global Stress Test) bajo un escenario de estanflación, y concluyó que “los bancos que representan alrededor del 18% de los activos globales verían caer sus coeficientes de capital CET1 por debajo del 7%”.
Además, se incorporó un nuevo nivel de análisis para capturar los vínculos entre bancos y nonbanks. Según el FMI, “los resultados son reveladores: desarrollos adversos en los nonbanks —como degradaciones crediticias o caídas en los valores colaterales— podrían afectar significativamente los coeficientes de capital y liquidez de los bancos”.
Riesgos sistémicos y necesidad de reformas
El FMI cuantificó el posible contagio derivado de los vínculos crediticios entre bancos y nonbanks. En un escenario adverso en el que las instituciones no bancarias se vuelven más riesgosas y consumen completamente sus líneas de crédito bancarias, “alrededor del 10% de los bancos estadounidenses y el 30% de los europeos (por activos) verían caer sus ratios de capital regulatorio en más de 100 puntos básicos”.
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Según el informe, “las pérdidas bancarias y las caídas de capital aumentan significativamente junto con el estrés entre los nonbanks”, lo que demuestra que las vulnerabilidades del sector no bancario están interconectadas con el núcleo del sistema financiero.
El reporte también advierte sobre la presión que estas entidades pueden ejercer en los mercados de deuda soberana. Los fondos de inversión abiertos presentan riesgos de descalce de liquidez que pueden forzar ventas masivas de activos en momentos de volatilidad.
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El FMI señala que “las ventas forzadas de bonos podrían alcanzar casi los US$200.000 millones —tres cuartas partes de los cuales serían bonos del Tesoro estadounidense—, asumiendo patrones de salida similares a los de marzo de 2020 y un aumento de 80 puntos básicos en las tasas de interés”.

En escenarios extremos, estas liquidaciones “podrían sobrepasar la capacidad de intermediación de los dealers, perturbar el funcionamiento del mercado y extenderse a los mercados de financiamiento”.
El informe distingue, no obstante, entre el rol de los nonbanks domésticos y los extranjeros en los mercados emergentes. El FMI indica que “las economías de mercados emergentes con fundamentos más sólidos han incrementado su endeudamiento en moneda local con nonbanks nacionales, como fondos de pensiones y aseguradoras”, lo cual ha mejorado la liquidez de sus bonos frente a choques globales y ha reducido la dependencia del financiamiento bancario.
Sin embargo, también advierte que “las instituciones extranjeras siguen siendo inversores clave en activos de mercados emergentes” y que estas “podrían retirarse cuando los mercados se tornen turbulentos”, lo que endurecería las condiciones financieras.
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El Fondo concluye que la estabilidad financiera depende de políticas sólidas e instituciones resilientes, y que “la creciente importancia de los nonbanks y sus vínculos con los bancos requiere una supervisión reforzada”.
Propone avanzar en la recopilación de datos más exhaustivos, mejorar el análisis prospectivo y fortalecer la coordinación entre supervisores.
También considera que el crédito privado merece una atención más estrecha, ya que “los prestamistas no bancarios, especialmente los fondos de crédito privado han crecido rápidamente en los últimos años, añadiendo riesgos a la estabilidad financiera porque son menos transparentes y están menos regulados”.
Para contener estos riesgos, el organismo enfatiza que “es esencial mejorar y ampliar la disponibilidad y utilidad de las herramientas de gestión de liquidez para los fondos de inversión abiertos”.
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