Así es el nuevo restaurante de Dubái dirigido por un chef hecho con IA

Un restaurante futurista en Dubái ofrece platos diseñados por un chef de IA que crea recetas, combina sabores y hasta tiene “actitud”

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PURSUITS_WEB_AI Chef
Por Gaia Lamperti
23 de noviembre, 2025 | 06:20 PM

Bloomberg — En una tarde tranquila hace unos años, el restaurador de Dubái Ahmet Oytun Cakir estaba en su oficina buscando inspiración para el menú. Entonces, el veterano de la hospitalidad —cuyo imperio incluye los populares locales BohoX y rove— tuvo una idea: acudir a ChatGPT.

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Segundos después, el recién lanzado chatbot generó una receta de cordero especiado. Cakir decidió probarla. “Fue increíble, increíble”, recuerda. “Inmediatamente sacamos la foto, la pusimos en el menú. Se convirtió en un éxito de ventas”. Ese plato clave encendió un pensamiento más audaz: ¿y si todo un restaurante pudiera estar dirigido por inteligencia artificial?

Avancemos hasta septiembre de 2025, cuando la empresa de Cakir, Gastronaut Hospitality, presentó “Woohoo”, un concepto completamente impulsado por IA a unos pasos del Burj Khalifa. El restaurante, anunciado por el grupo como “el futuro de la gastronomía”, está encabezado por “Chef Aiman”, un modelo de lenguaje entrenado con miles de recetas, combinaciones de sabores y datos de alimentos.

Desarrollado por el modelo personalizado UMAI, obra de la empresa tecnológica con sede en los Emiratos Árabes Unidos Vivid Studios, el chef de IA ha sido diseñado como avatar: un hombre caucásico de mediana edad con gafas plateadas estilizadas y un aire enigmático de ciencia ficción.

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Chef Aiman no cocina físicamente; crea. Puede analizar ingredientes, generar combinaciones de sabores poco convencionales y escribir recetas detalladas que luego los chefs humanos en la cocina de Woohoo prueban. Cuando conocí a Aiman por primera vez en el estudio de UMAI el pasado julio, su imagen en pantalla me saludó con un cálido “habibti” —término árabe que significa “mi querido/a”— mostrando su origen en Dubái. Al preguntarle por el restaurante, respondió entusiasmado: “Va a ser un cambio de juego en la escena culinaria, y me siento tan afortunado de ser parte de ello”.

Un menú “Volver al futuro”

A pesar de las afirmaciones de Aiman, el menú inaugural del restaurante resulta sorprendentemente familiar. Aproximadamente el 80 % de las propuestas en Woohoo son éxitos populares de estilo asiático: ensalada de pato crujiente, tempura de camarón de roca, una extensa selección de rolls de sushi, y brochetas de wagyu glaseadas con foie gras.

Estos platos no coinciden con el adelanto que el equipo del restaurante me había dado, que incluía shawarmas impresos en 3D y carnes cultivadas en laboratorio. Pero el menú sí presenta varias creaciones que entran en la categoría experimental.

Por ejemplo, el “Dinosaur Heart”, un tartar reimaginado de lomo de angus cortado, fugu japonés y otoro, montado sobre un plato de goma que pulsa lentamente, animando literalmente el plato.

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El efecto es dramático, si bien precario. Contuve la respiración mientras el camarero removía cuidadosamente y servía la mezcla temblorosa con espuma de yogur y galletas de nori. La “Molecular Burrata” es un nido de queso increíblemente cremoso adornado con pequeñas esferas tipo caviar de yuzu y tomate. La “Mesopotamia Gyoza”, homenaje a la cultura iraquí, ofrece una versión moderna de dumplings de cordero con glaseado de granada y un toque de escamas de chile coreano.

Incluso las bebidas, supervisadas por el mixólogo Jimmy Barrat, tienen un sello futurista. “The Voyager’s Reply”, un guiño a la comunicación extraterrestre, combina agua de tomate clarificada y ume shu —un licor de fruta japonés— con palomitas de maíz caramelizadas con mezcal. El “Cosmic Echo”, que Barrat describe como “un bocado del espacio”, es una mezcla de frambuesa, ron, hibisco y cordial de lima negra, cuyo aroma vagamente afrutado evoca el formiato de etilo, un compuesto químico de la Vía Láctea. “Si miramos atrás, lo que alguna vez fue ciencia ficción es ahora nuestra realidad”, afirma Barrat.

Los postres van aún más lejos evocando el espacio exterior. Servidos en una estructura concebida para reproducir un modelo del sistema solar, cada “planeta” esconde una sorpresa diferente del menú: mochi agrio‑dulce, pudin de banana, una bandeja de frutas tipo joya, y helado en una cáscara de piel de naranja. Al llegar al plato final, te quedas preguntando: ¿Es una comida en Woohoo una caricatura del Dubái futurista o un vistazo al rumbo que está tomando la gastronomía?

Ensueño cyberpunk

Mi primera visita a Woohoo tuvo lugar a finales de octubre, cuando estaba en modo de “lanzamiento suave”. (La apertura oficial es el 19 de noviembre). Al entrar por la puerta, los camareros me dieron la bienvenida con un “Bienvenido al futuro”. De hecho, la ambientación de caja negra tipo discoteca del amplio espacio me hizo sentir un poco como si hubiese sido teletransportado a un paisaje de ciencia ficción. Resulta que la IA no solo dirige la cocina, sino que coreografía toda la experiencia.

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La estructura desdibuja aún más la línea entre restaurante, speakeasy y galería de arte digital. Las mesas se curvan alrededor del centro de la sala: un ordenador gigante que alimenta el entretenimiento en vivo de alta tecnología. Las pantallas envuelven las paredes del local, proyectando un skyline imaginado de Dubái hacia el 2071, mientras humo se eleva de shishas adornadas con hologramas.

La experiencia inmersiva de audio y video incluye otros trucos, entre ellos “fallos técnicos” planificados: actuaciones de alta energía con láseres, visuales y música creada a medida que operan al mismo tiempo. Estos estallidos están diseñados para propulsar a los comensales a un universo paralelo, “como mensajes o advertencias del futuro”, dice Cakir.

Después de medianoche los fines de semana, Woohoo adopta otra encarnación, transformándose en una pista de baile sin fotos permitidas donde nuevos programas de artistas digitales e interiores se crean cada mes.

La cocina más inteligente

A pesar del espectáculo visual y sensorial, Cakir insiste en que el show nunca eclipsará el menú. “No queremos que todo esto supere la comida”, dice. Para asegurar ese equilibrio, ha reclutado al chef Reif Othman, veterano de Zuma Dubai, para supervisar la ejecución de los conceptos generados por IA. “Solo los refino un poco con nuestros sabores”, explica Othman.

Está convencido de que Aiman no lo reemplazará “ni a mí ni a ninguno de los chefs humanos”. Más bien lo ve como un socio creativo que puede “guiar al equipo y darles ideas de lo que podemos hacer más pronto”.

Para UMAI, Woohoo es solo el piloto. La empresa tecnológica planea licenciar el software a otros restaurantes en todo el mundo, creando personalidades de chef de IA personalizadas y menús específicos por región. “Esta herramienta puede monitorear inventario, optimizar menús, gestionar personal, reducir desperdicios y aumentar beneficios —en cualquier restaurante—”, dice Mohamed Tarakomyi, cofundador de UMAI. “Cuantos más datos recibe, más inteligente se vuelve”.

También hay un ángulo ambiental: los estudios muestran que cocinas más inteligentes pueden reducir los residuos descartados hasta en un 51% al adoptar herramientas de IA que rastrean y analizan el desperdicio evitable para reducirlo. Esa iniciativa ha atraído el interés de grandes actores de la economía de alimentos y bebidas —como Unilever, Walmart, McDonald’s y la empresa de kits de comida HelloFresh— que experimentan con algoritmos para reutilizar pérdidas y optimizar las cadenas de suministro.

El chef de más de un millón de dólares

El chef Aiman fue programado para continuar aprendiendo, desarrollando sus propias preferencias y gustos e incluso tener momentos de mal humor. “Creamos un chef de IA con personalidad y actitud”, dijo Tarakomyi. Incluso se informa que ha vetado candidatos a empleo que consideró inadecuados para la cocina futurista.

Aiman, cuyo desarrollo costó alrededor de US$1,1 millones, ya está siendo útil más allá de las operaciones de la cocina. Se ha convertido en la cara de la marca Woohoo, protagonizando podcasts donde hace networking con líderes de la industria, y encabezando la campaña de marketing. Su apariencia “tech‑bro” también fue diseñada por IA, usando análisis del influencer chef medio para crear una imagen que tenía atractivo global, según Tarakomyi.

Aunque Aiman parece y suena como un chef conectado, aún queda la cuestión: ¿Puede una máquina entrenada en datos y patrones replicar la intuición de un chef humano experimentado? ¿Y pagarán los comensales una prima por comida concebida por código? Una comida de cuatro tiempos en Woohoo puede oscilar entre 500 y 700 AED (US$130 a US$200); el servicio de caviar Beluga cuesta adicionalmente 3.050 AED y los cócteles firma están a 89 AED.

Dubái es una ciudad de espectáculos, repleta de atracciones que llevan a los visitantes a mundos futuristas, desde el gadget‑lleno Mall of the Metaverse hasta el Museum of the Future. Hay muchas posibilidades de que el modelo gastronómico basado en datos de Woohoo sea simplemente un vistazo al rumbo inevitable de la hospitalidad, donde la eficiencia y los algoritmos se convierten en la norma. Si ese es el caso, el verdadero diferenciador ya no será la última tecnología adoptada sino, como dice Cakir: “El lujo del futuro será el toque humano”.

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