Bloomberg — Las últimas medidas de liquidez impuestas por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) con el objetivo de contener una presión vendedora sobre el peso han avivado las tensiones entre el presidente argentino, Javier Milei, y los bancos, un sector que venía alineado con sus objetivos políticos, pero que ahora ve amenazada su rentabilidad.
Los banqueros argumentan que las nuevas disposiciones, que exigen a las entidades cumplir los requisitos de encajes de forma diaria en lugar de mensualmente, son ineficaces y costosas. Las principales entidades financieras están preparando un documento con recomendaciones de cambios operativos para presentar al banco central, según dos personas con conocimiento directo del asunto.
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El descontento se hizo evidente durante una reunión virtual celebrada el jueves, en la que Darío Stefanelli, responsable de emisión y regulación del banco central, se dirigió a más de 100 inversores de instituciones como el Banco Galicia, el Banco Santander, el Banco Macro y BBVA Argentina, según las personas, que hablaron bajo condición de anonimato por tratarse de conversaciones privadas. Stefanelli, conocido por explicar pacientemente las regulaciones mediante audios, respondió a una avalancha de quejas afirmando que “yo solo explico las reglas”, según una de las personas.
Galicia, Santander, Macro y BBVA declinaron hacer comentarios. Ni los directores de la autoridad monetaria ni los altos ejecutivos de los bancos privados participaron en la llamada del jueves, según un funcionario del banco central que pidió no ser identificado. La autoridad monetaria argentina organiza habitualmente llamadas mensuales a nivel técnico para aclarar las nuevas normas, añadió la persona.
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El presidente del BCRA, Santiago Bausili, se reunió el martes con los directores de las principales entidades crediticias comerciales de Argentina para escuchar sus quejas y se comprometió a revisarlas, según dos personas con conocimiento directo del asunto. Los ejecutivos bancarios se opusieron al nuevo requisito de coeficiente de reserva diaria, argumentando que los hace más vulnerables al incumplimiento y a las sanciones, dijeron las personas.
El banco central no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.

Las tensiones comenzaron a aumentar a finales de julio, cuando el gobierno decidió drenar pesos del mercado para frenar la demanda de dólares mediante la venta de deuda en moneda local. El peso perdió más de 12% el mes pasado, su peor rendimiento desde que Milei devaluó la moneda al asumir el cargo en diciembre de 2023. Las medidas del gobierno provocaron una crisis de liquidez que empujó las tasas de interés reales a dos dígitos.
El enfrentamiento se agravó el 13 de agosto, cuando el gobierno solo logró refinanciar 61% de la deuda en pesos que vencía, cubriendo una parte del resto con activos del banco central, lo que supuso una inyección efectiva de unos 6 billones de pesos (US$4.600 millones) en la economía. Como consecuencia, la autoridad monetaria ordenó a los bancos que cumplieran diariamente los objetivos de reservas, aumentó ciertos tipos de requisitos de reserva y endureció las sanciones por incumplimiento.
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El aumento de los requisitos de reserva obligó a los bancos a salir en búsqueda de pesos para cumplir sus objetivos, lo que, en un mercado falto de liquidez, hizo subir los costos de financiación. El tipo de interés de las operaciones repo a un día se disparó rápidamente hasta 80% anualizado tras la subasta de deuda, mientras que las LECAP a un mes del gobierno en el mercado secundario alcanzaron 71%, según datos recopilados por Bloomberg. Las empresas mejor calificadas en busca de financiación a muy corto plazo acabaron pagando más de 100% anualizado, según dos personas con conocimiento directo.
El ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó que esta sería la respuesta del gobierno siempre que siguieran circulando pesos en exceso. “Si la no refinanciación del 100 por ciento de la deuda, no fuera entendida de esta manera por el Banco Central (como es la situación actual, producto del escenario pre-electoral), esos pesos se esterilizarán, ya sea a través de encajes remunerados, no remunerados, u otro mecanismos que el BCRA considere pertinente”, afirmó la semana pasada en una publicación en X, en referencia a los requisitos que pueden cumplirse manteniendo valores en lugar de efectivo.
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Las medidas contribuyeron a revertir parte de la reciente depreciación del peso, que amenazaba con descarrilar los esfuerzos de Milei para frenar la inflación y, en consecuencia, las perspectivas del gobierno en las próximas elecciones legislativas.
Las tasas más altas y los requisitos de reserva más estrictos reducen directamente los márgenes de los bancos. Tras un año de rápido crecimiento del crédito, muchas instituciones concedieron préstamos a largo plazo financiados con pasivos a corto plazo, cuyos costes han aumentado considerablemente. La rentabilidad, ya bajo presión, se ha reducido aún más.
La caída prevista de la rentabilidad solo se hará evidente en los próximos informes de resultados, pero el mercado ya la está descontando. Las acciones de los bancos argentinos ya han caído hasta 8,2% en Nueva York en los últimos cinco días.
“Los prestamistas de gran capitalización, como Macro, Galicia, BBVA y Santander, podrían ser capaces de resistir el impacto”, afirmó Walter Stoeppelwerth, director de inversiones de la correduría local Grit Capital Group, en un informe para inversores. “Pero las entidades más pequeñas corren el riesgo de verse presionadas hasta el punto de quebrar”.
Con unos costos de financiación superiores a 44%, frente a una inflación prevista de 21% para los próximos 12 meses, los márgenes bancarios se están derrumbando. “No se pueden descartar víctimas sistémicas”, afirmó Stoeppelwerth.
Actualizada a las 14:58hs de Buenos Aires para incluir una mención a la reunión de Santiago Bausili del BCRA en el quinto párrafo.