Un panorama confuso y sin un aparente dominador claro marca el panorama electoral de cara a las elecciones presidenciales previstas para el 17 de agosto próximo en Bolivia, en medio de las dudas sobre la participación del exmandatario Evo Morales y el desgaste de la fuerza política que aún conserva el oficialismo.
Bolivia se enfrenta a una de las elecciones con mayor incertidumbre de las últimas décadas con un país polarizado y la factura del Movimiento al Socialismo (MAS), que está dividido entre los seguidores del actual presidente, Luis Arce, y del exmandatario Evo Morales (2006-2019).
El país llegará a las urnas sumergido también en una crisis económica marcada por el surgimiento de un dólar paralelo, la escasez de divisas, el aumento de la inflación y las dificultades para garantizar el abastecimiento de bienes básicos como los combustibles.
“Es un momento de una coyuntura muy confusa, muy difusa, no hay en absoluto claridad en la competencia”, dijo a Bloomberg Línea desde Bolivia el analista político Franklin Pareja, quien distingue dos bloques en la oposición:
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Oposición tradicional en Bolivia
- Jorge Quiroga: el expresidente de Bolivia presentó en diciembre su candidatura en La Paz luego de una alianza política junto con el partido Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) denominada “Libre”.
- Samuel Doria Medina: el empresario es el líder del partido Unidad Nacional. Buscará por cuarta vez la Presidencia del país andino.
- Manfred Reyes Villa: el actual alcalde de la región central de Cochabamba confirmó en enero pasado su candidatura a las elecciones generales. En su momento rechazó unirse al opositor bloque de unidad.
Renovadores:
- Rodrigo Paz: anunció su candidatura con el Partido Demócrata Cristiano. Fue alcalde de Tarija entre 2015 y 2020. Es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993).
- Jaime Dunn: es consultor financiero internacional y exoperador de la Bolsa de Nueva York. Es considerado un “outsider político”. Consultor financiero internacional. Aún no tiene una sigla para presentarse a las elecciones.
Eduardo Ruiz, analista para la región andina en la consultora Control Risks, dice que en la oposición “los intentos de consolidar una candidatura única han fracasado”, principalmente debido a intereses personales. El Bloque de Unidad, conformado por figuras como los expresidentes Carlos Mesa (2003-2005), Jorge Quiroga (2001-2002) y el empresario Samuel Doria Medina, no logró consensuar un candidato único.
“Esta falta de unidad ha impedido presentar una alternativa sólida frente al oficialismo dividido. En este contexto, Manfred Reyes Villa, actual alcalde de Cochabamba, ha emergido como una figura destacada en la oposición. Según encuestas recientes, lidera la intención de voto con un 35,5%, seguido por Andrónico Rodríguez con un 25,6%”, dijo el analista Eduardo Ruiz.
En el oficialismo, Pareja destaca la figura emergente de Andrónico Rodríguez, presidente del Senado, a falta de viabilidad de Evo Morales y de la confirmación de la candidatura de Luis Arce en medio de las divisiones estructurales en el MAS. “Luis Arce y Evo Morales son inviables. Pero el MAS es una estructura política muy fuerte, entonces necesita una tabla de salvación”.
La gran incógnita, que se despejará el día de la inscripción de binomios, es con qué fuerza política se presentará Andrónico Rodríguez, considerado el sucesor natural de Morales.
En el país, el calendario electoral se articula en dos momentos clave: la inscripción de alianzas y la inscripción de binomios (candidatos presidenciales y sus fórmulas).
El analista Franklin Pareja señala que Evo Morales fue quien instauró el mecanismo de alianzas, al que califica como “una tropelía, un abuso”, ya que obliga a los partidos a revelar anticipadamente sus alianzas y prohíbe hacer nuevas después de esa fecha.
El escenario actual está marcado por un frenesí de negociaciones políticas en busca de candidatos y siglas para participar, pero aún no hay claridad sobre quiénes competirán realmente. “Han aparecido muchas siglas porque muchos (movimientos políticos) no tienen ni base social, funcionan como siglas zombie”, dijo Pareja.
En este marco, el multimillonario boliviano Marcelo Claure dijo a Bloomberg que está dispuesto a utilizar su poder financiero para derrotar al oficialismo e instalar una presidencia favorable al libre mercado en las elecciones de este año
Hasta el 18 de mayo no se sabrá con certeza quiénes serán los candidatos ni con qué estructuras competirán, pues en esa fecha se cumple inscripción de binomios y de todo el armado de diputaciones y senaturías.
La gran duda de las elecciones, ¿qué papel jugará Evo Morales?

Una de las grandes interrogantes de las próximas elecciones en Bolivia es la participación de Evo Morales, quien insiste en que será candidato, a pesar de que un fallo constitucional confirmó que la reelección en Bolivia es por “una única vez” de forma continua o discontinua.
Morales mantiene distancia de su antiguo ministro de Economía y actual presidente del país, Luis Arce, quien en una reunión en Santa Cruz a finales de abril señaló que el Movimiento al Socialismo (MAS) “no está muerto”.
“Pero hay que decirle a la derecha que nos cree muertos y que cree que no vamos a surgir, que no se olvide que en 2020 también dijo que estábamos muertos y vencimos, ganamos las elecciones del 2020”, dijo Luis Arce.
La situación actual “podría llevar al fin del MAS, partido que ha liderado Bolivia durante los últimos 19 años, debido a la creciente fragmentación interna y la pérdida de cohesión ideológica”, según Eduardo Ruiz, de Control Risks.
Evo Morales renunció a su militancia en el MAS tras perder su liderazgo y creó el partido político Evo Pueblo, aunque se postularía bajo otra sigla tras la ruptura del acuerdo pactado con el Frente Para la Victoria (FPV).
Políticamente, Morales mantendría una base de apoyo significativa, especialmente en regiones como el Chapare, en el departamento de Cochabamba, su bastión político y sindical. No obstante, el analista Eduardo Ruiz dice que “su candidatura presidencial es poco probable y sería mucho más viable para él respaldar políticamente a Andrónico Rodríguez”
En este sentido, considera que al optar por esta estrategia, Morales podría seguir influyendo en la política nacional mientras aguarda un posible cambio en el ámbito judicial que le habilite postularse nuevamente a la Presidencia en el futuro.
Franklin Pareja explica que Morales sigue teniendo una base de apoyo importante, pero está lejos de su rendimiento histórico.
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Plantea que el oficialismo usaría todas las vías posibles —institucionales y judiciales— para impedir la habilitación de Morales, motivados también por el deseo de evitar una “retaliación”.
“Creo que el gobierno tiene poca espalda para competir y ganar, pero tiene todos los recursos para inviabilizar candidatos y uno de ellos yo creo que va a ser Morales (...) El presidente Arce ya no está gobernando, lo que está haciendo es resistir”, dijo Pareja.
En todo caso, considera que el oficialismo tiene toda la maquinaria estatal para perfilar a Arce como un contendiente fuerte.
Riesgos institucionales y fragilidad del proceso

En medio del convulso escenario político, el proceso electoral es percibido con cautela. “No sé si es atípico, pero sí es un proceso muy frágil”, señaló Pareja.
Advierte que incluso el Tribunal Supremo Electoral, órgano rector de las elecciones, ha pedido garantías para el cumplimiento del calendario electoral, lo cual considera “paradójico”.
Uno de los antecedentes que preocupan a un sector de los analistas fueron las elecciones judiciales de diciembre, dado que el Tribunal Constitucional aceptó recursos fuera de tiempo, vulnerando, según Pareja, el principio de preclusión y dejando a departamentos sin elección.
“Nunca antes ha habido una elección cercenada, una elección parcial”, opinó el analista.
Este marco y en medio de todos los desafíos, considera que “si no se realizan las elecciones, ardería Troya. Pero si se roban las elecciones, ardería Troya doblemente”.
Subraya que, aunque hay un deseo ciudadano de que se celebren elecciones, también existe un “celo popular muy sensible” ante cualquier intento de fraude o manipulación que podría llevar a un estallido social en el país.
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