Bloomberg — La inflación anual de Brasil alcanzó su ritmo más rápido en cerca de dos años a principios de abril, desafiando a los responsables políticos mientras se preparan para su sexta subida consecutiva de las tasas de interés el próximo mes.
Los datos oficiales publicados este viernes muestran que los precios al consumo subieron un 5,49% respecto a hace un año, muy cerca de la estimación media del 5,48% de los analistas encuestados por Bloomberg, pero muy por encima del objetivo del 3%. En el mes, la inflación se situó en el 0,43%.

Enfrentado a una inflación obstinadamente elevada en su país y a unas perspectivas inestables en el extranjero, el banco central está considerando cuánto más debe elevar la Selic de referencia, actualmente en el 14,25%. La economía brasileña empieza a mostrar signos de desaceleración, pero los hogares se están viendo afectados por la subida de los precios de los alimentos básicos.
Los elevados costes de los préstamos están pesando sobre la actividad, que según los banqueros centrales ha empezado a estancarse en los últimos meses. Pero siguen preocupados por la solidez del mercado laboral y la creciente incertidumbre global, provocada por una guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo.
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Tras las subidas de un punto porcentual de la tasa de interés oficial en cada una de sus tres últimas reuniones, los responsables políticos señalaron que su próxima subida sería de menor magnitud.
Esta postura está proporcionando poco respiro a los consumidores, que se están viendo exprimidos por unas condiciones financieras restrictivas y unas presiones sobre los precios que se mantienen a fuego lento. La consiguiente presión en sus carteras ha hecho que la popularidad del presidente Luiz Inácio Lula da Silva se desplome y que el gobierno se apresure a aliviar el dolor.
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