Bloomberg — La inflación anual de Brasil se redujo más de lo esperado en mayo, rompiendo tres meses de avances antes de que los banqueros centrales se reúnan para decidir si amplían o no su agresivo ciclo de subidas de las tasas de interés.
Los datos oficiales publicados el martes mostraron que los precios al consumo subieron un 5,32% con respecto al año anterior, igualando la estimación más baja de una encuesta de Bloomberg entre analistas que tenía una previsión media del 5,39%. En el mes, la inflación se situó en el 0,26%.

Los swaps de tasas de interés con contratos con vencimiento en enero de 2027, que son un indicador del sentimiento del mercado sobre la política monetaria, cayeron más de 11 puntos básicos en las operaciones matinales tras la desaceleración de la inflación mayor de lo esperado. Los inversores también recortaron las apuestas de otra subida de tasas en la reunión de la próxima semana.
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Una economía caliente y el malestar por los planes de gasto del presidente Luiz Inácio Lula da Silva tienen a los economistas dándole vueltas a si hay espacio para que los costos de los préstamos suban aún más cuando los responsables políticos se reúnan los días 17 y 18 de junio. Ya han subido la Selic de referencia más de cuatro puntos porcentuales -hasta el 14,75%- desde septiembre, mientras la inflación se mantiene muy por encima del objetivo del 3%.
Los consumidores brasileños experimentaron un alivio de los precios en varios artículos de la cesta de la compra y servicios: los costos del transporte cayeron un 0,37% por el abaratamiento de las tarifas aéreas y los artículos para el hogar bajaron un 0,27%. Los precios de los alimentos y las bebidas, una fuente clave de tensión entre los compradores y el gobierno, subieron un 0,17% en mayo, por debajo del aumento del 0,82% registrado en abril, según la agencia de estadísticas.
Con la economía mundial sacudida por los aranceles intermitentes de Donald Trump, la cúpula del banco central ha hecho hincapié en que los costos de endeudamiento deben permanecer altos durante un largo periodo, lo que ha disparado las apuestas de que este mes podría producirse una pausa en el endurecimiento de la política monetaria.
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Pero en los últimos días el gobernador del banco central, Gabriel Galipolo, ha dejado claro que no descarta otra subida, incluso con las tasas de interés en su nivel más alto en casi dos décadas.
“Vamos a la próxima reunión con nuestras opciones abiertas”, dijo la semana pasada.
El desempleo, casi en mínimos históricos, está impulsando la demanda ante los elevados costos de financiación y el aumento de precios. Al mismo tiempo, el gobierno negocia una serie de subidas de impuestos que podrían endurecer aún más las condiciones financieras.
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