Bloomberg Línea — La Junta del Banco de la República llega a su reunión de octubre bajo presión: la inflación volvió a repuntar, el dólar se mantiene débil y el Gobierno anticipa un alza significativa del salario mínimo para 2026.
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Aunque el consenso apunta a que la tasa se mantendrá en 9,25%, los analistas advierten que el ciclo de bajas se aleja y el riesgo de un nuevo incremento comienza a ganar terreno luego de que uno de los codirectores del banco central advirtiera, en entrevista con Bloomberg, que, sin ser el escenario central, es una posibilidad que debe evaluarse.
“El banco va a hacer lo posible por no tener que subir tasas”, explicó Felipe Campos, gerente de Estrategia e Inversión en Alianza Valores, pero enfatizó en que “si la inflación se sube del 5,5% es muy difícil que no lo haga”, mientras que recuerda que el nivel del dólar “es la variable que le dice al banco qué tan apropiada es su política”.
El mercado de deuda ya empieza a incorporar la posibilidad de una subida de tasas. Campos asegura que los títulos TES a 2027 subieron alrededor de 60 puntos básicos en las últimas semanas, reflejando que los inversionistas anticipan un escenario de tasas altas por más tiempo.
Inflación que no afloja y señales mixtas del consumo
La inflación anual en Colombia cerró septiembre en 5,18 %, por encima del mes anterior. Aunque se mantiene lejos de los picos de 2023, sigue muy por encima del rango meta del Banco de la República (2 %–4 %). La inflación básica, que excluye alimentos y regulados, ronda el 4,8%, una señal de que las presiones internas aún persisten.
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El consumo privado continúa débil, pero la actividad económica ha mostrado un leve repunte: el PIB del segundo trimestre creció 2,1% anual, impulsado por servicios y obras civiles. Esa combinación de inflación alta y recuperación incipiente es precisamente lo que mantiene al banco en modo de espera.
“El mercado ya está incorporando que el recorte de tasas no será pronto. Lo más sensato es que el emisor mantenga su política inalterada por mucho tiempo”, dijo Daniel Velandia, director de Investigaciones Económicas de Credicorp Capital. “La tasa de interés en Colombia es muy alta, pero coherente con una postura contractiva que busca consolidar la desinflación”.
Petro y Ávila preparan el terreno
En paralelo, el Gobierno ya empieza a definir el aumento del salario mínimo para 2026, un factor que preocupa a los economistas por su potencial efecto sobre los precios.
El presidente Gustavo Petro reiteró que el incremento debe “proteger el poder adquisitivo de los trabajadores y reflejar el crecimiento de la economía”, mientras que el ministro de Hacienda, Germán Ávila, afirmó que “la política del Gobierno es promover un aumento real del salario mínimo por encima de la inflación”.
Proyecciones de entidades como el Banco de Bogotá apuntan a que el ajuste podría ubicarse entre el 10 % y el 12 %, un nivel que, de concretarse, elevaría el salario base a cerca de COP$1,58 millones mensuales.
Ese anuncio ha inquietado al mercado y al banco central. Un alza tan pronunciada podría reactivar la inercia inflacionaria justo cuando la economía empezaba a estabilizarse. Los analistas advierten que, si el incremento supera el 11%, el banco tendría pocas alternativas distintas a endurecer su política.
El dólar y el déficit fiscal complican el tablero
El dólar se ha mantenido débil en octubre alrededor de los COP$3.850, pero un cambio en la tendencia de depreciación de la divisa podría afectar el comportamiento de los precios ya que la economía colombiana enfrenta grandes vulnerabilidades por cuenta de su posición fiscal.
“Si los temas fiscales y salariales son suficientemente graves para desbalancear la política monetaria, el mercado mismo le va a decir al banco que necesita subir la tasa”, advirtió Campos, de Alianza Valores.
Por ahora, el banco central optaría por esperar. Pero el peso de los riesgos externos y la volatilidad del tipo de cambio podrían convertir la prudencia en una pausa incómoda.
Discusión para fin de año
La mayoría de los analistas coincide en que octubre no será el mes del giro, pero nadie descarta que la discusión sobre una subida de tasas se traslade a las reuniones de fin de año o inicios de 2026.
“Todavía no es el momento, pero claramente es una opción que no se debe descartar”, dijo Camilo Pérez, director de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá. “Si algunas variables le juegan en contra al banco, esa posibilidad empezará a ganar probabilidad”.
El Banco de la República, bajo la gerencia de Leonardo Villar, ha reiterado que la tasa actual es contractiva y que cualquier cambio dependerá de los datos.
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Con una inflación que se resiste a caer, un dólar inquieto y un Gobierno dispuesto a impulsar salarios más altos, el banco central entra en el último tramo del año navegando entre presiones políticas y realidades económicas.









