Bloomberg Línea — La actividad económica en Colombia muestra señales de mejora, pero las presiones inflacionarias y fiscales persisten lo que, según expertos, acorta el espacio que tiene el Banco de la República para la bajar la tasa de interés, que se ubica actualmente en 9,25%.
“Es altamente probable que la política fiscal continúe siendo una de las principales consideraciones de la Junta para contener los recortes de tasas”, señala un informe del Banco Popular.
Asimismo, indica que esto cobra aún más relevancia si se tiene en cuenta que en reuniones anteriores la Junta había enviado mensajes claros advirtiendo que, sin señales de prudencia fiscal por parte del Gobierno, difícilmente se podría acelerar el ritmo de los recortes.
En medio de la necesidad de mensajes en ese sentido, el Gobierno Nacional presentó el Presupuesto General de la Nación con un monto de COP$556 billones, lo que representa un incremento superior a las expectativas de inflación frente al Presupuesto de 2025 y además un aumento del gasto primario de COP$18 billones, mientras que los ingresos adicionales están supeditados a una reforma tributaria, de la cual el Ejecutivo ya dio las primeras pistas.
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Ante el Congreso de la República, el ministro de Hacienda Germán Ávila Plazas, indicó que el proyecto pretende revisar integralmente los gastos fiscales que tiene el Gobierno en materia tributaria, “sobre todo en algunos rangos y factores del IVA aplicados al consumo de bienes y servicios que hoy consumen mayoritariamente las personas de mayores ingresos”.
Manifestó que se pretende grabar el consumo de licores y el tabaco, además de, “incrementar la progresividad de los impuestos sobre renta y patrimonio y generar nuevas dinámicas del impuesto al carbono, el impuesto al consumo y a los impuestos saludables”.
José Ignacio López, presidente del centro de pensamiento ANIF, expresó que muchas veces se habla de las tasas de interés que fija del Banco de la República, pero poco de la prima de riesgo país, en aumento por la situación fiscal, y de la tasa de interés real neutral, no observada, pero sí inferida mediante modelos econométricos.
“Esta tasa representa el equilibrio entre el ahorro y la inversión en una economía sin generar presiones inflacionarias o deflacionarias. Y también se estima al alza por la situación fiscal y el menor ahorro doméstico", aseguró el experto.
Para el equipo de investigaciones económicas del Banco de Bogotá, un presupuesto público desfinanciado, supuestos optimistas en materia de ingresos, la necesidad de una reforma tributaria en momentos de polarización política, la ampliación del gasto y el cambio recurrente de los supuestos fiscales, son razones suficientes que limitan el espacio de reducción de la tasa de interés.
“Las promesas de ajuste fiscal que hace pocos meses el ministro Ávila seguramente llevó a la mesa de la Junta, y que pudieron haber apoyado la reducción de la tasa de interés en abril, son ahora menos creíbles o incluso ya no existen”, dice la entidad financiera.
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Un punto clave en la discusión de la Junta que llevó a mantener la tasa estable en julio fue el buen comportamiento del crecimiento hasta el momento.
Al respecto, el Banco Popular refirió que, si bien el 2,7% de crecimiento estimado para 2025 aún dista del potencial histórico de Colombia, a la Junta le preocupa la alta dependencia que se tiene del consumo de lo hogares.
Esto se puede observar en la disparidad del crecimiento, pues mientras el comercio crece a doble dígito, la industria apenas logra mantenerse a flote. Esta alta dependencia del consumo puede generar presiones inflacionarias más adelante por lo cual por el momento la Junta prefiere mantener una postura prudente.
La decisión de mantener inalterada la tasa de intervención en 9,25% resultó sorpresiva, ya que se esperaba que el buen comportamiento de la inflación en junio y el bajo nivel del dólar durante ese mes abrieran una ventana de oportunidad para que la Junta recortara la tasa en 25 puntos básicos.
No obstante, consideran que la prudencia que mantiene el Banco de la República difícilmente puede ser cuestionada, dado que las condiciones tanto externas como internas siguen marcadas por una alta incertidumbre.
El Banco Popular proyecta solo un recorte en la última reunión del Emisor de 2025, lo que llevaría la tasa al 9%. Mientras que el Banco de Bogotá mantiene sus expectativas de 8,50% y 7,00% para 2025 y 2026, respectivamente, pero reconoce que el sesgo es ahora hacia menores reducciones o un ciclo aún más extenso del que se prevé.