Ciudad de México — La dependencia de México del gas estadounidense transportado por tuberías seguirá creciendo, impulsada por la creciente demanda, producción interna limitada y expansión de infraestructura, a pesar de las tensiones comerciales entre ambos países, señaló la agencia de riesgo crediticio Fitch Ratings.
“Las importaciones de gas de Estados Unidos proporcionan una fuente de energía confiable y rentable para México, pero exponen al país a la volatilidad del tipo de cambio y a las interrupciones del suministro en medio de las crecientes incertidumbres sobre las relaciones comerciales bilaterales”, señaló la calificadora en un reporte.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha provocado una crisis diplomática con México al imponer aranceles a los productos mexicanos, los cuales ha pausado luego de una negociación exprés en febrero a cambio de desplegar 10.000 soldados mexicanos en la frontera para frenar la migración y el tráfico ilegal de fentanilo, un potente analgésico derivado del opio que ha desatado una crisis de salud en su país.
Fitch consideró que las interrupciones impulsadas por las políticas en el comercio de gas son un riesgo menor.
El gas natural representa más del 60% de la generación de electricidad en México, y el 70% del consumo se importa desde Estados unidos. Petróleos Mexicanos, empresa estatal conocida como Pemex (B+ estable) que aporta el 95% de la producción nacional, ha incumplido continuamente con sus metas de producción de gas, la cual ha caído desde 2010.
México ya ha experimentado los efectos de un corte en el suministro estadounidense. En febrero de 2021, una tormenta invernal paralizó a la industria texana, su principal proveedor, lo que ocasionó múltiples apagones que afectaron a millones de clientes residenciales e industriales de CFE.
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El Gobierno de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha establecido una meta de producción a Pemex de 5.000 millones de pies cúbicos diarios de gas hacia el final de su sexenio como parte de su política energética, mediante el desarrollo de campos como Lakach, Pklis y Kunah, así como la recuperación y aprovechamiento de los yacimientos Ixachi, Quesqui y casquete del activo marino Cantarell.
La calificadora prevé que el aumento en la participación del mercado estadounidense en México responderá a nuevos proyectos de infraestructura de gasoductos y mayor uso de la capacidad existente para satisfacer la nueva capacidad de generación eléctrica y nuevos proyectos de Gas Natural Licuado (GNL).
Fitch también señaló en el documento que un aumento brusco en los precios del gas importado será negativo para la empresa estatal CFE, que tendría que absorber el aumento inicial de costos para el Gobierno mexicano (BBB-/Estable), que subsidia a los usuarios agrícolas y residenciales de bajo consumo, y para los usuarios industriales y comerciales de electricidad, quienes eventualmente pagarán precios más altos.
CFE (BBB- estable) está construyendo dos plantas eléctricas en la Península de Yucatán con una capacidad de 1,5 GigaWatts, además de que el resto de proyectos en el país aportarán 3,3,GW adicionales de capacidad nueva.
La canadiense TC Energy está desarrollando un ducto de 715 kilómetros que conectan el sur de Tuxpan hasta Coatzacoalcos para proporcionar GNL a Asia. Otros proyectos son los gasoductos Mayakan de Engie y la planta de licuefacción Energía Costa Azul, desarrollada por Sempra Infraestructura.
“Una interrupción más permanente también podría descarrilar la economía de la infraestructura de GNL de nueva construcción”, agregó.