Bloomberg Línea — La economía venezolana enfrenta un nuevo ciclo de presiones inflacionarias, en medio de restricciones crecientes sobre su sector petrolero y una depreciación sostenida de su moneda.
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Según Sebastián Rondeau, economista de BofA Global Research, “los temores de hiperinflación han regresado”. En su análisis, el experto explica que la inflación mensual de Venezuela se aceleró a 26% en mayo, desde un 18% en abril. Esto contrasta con el 4% registrado en la primera mitad de 2024.
De hecho, la inflación anual llegó a 229% en abril, comparada con un 94% interanual promedio en 2024. “Pronosticamos una inflación de 530% en 2025”, estimó Rondeau.
El deterioro de la estabilidad de precios ocurre en un contexto de creciente debilidad en los ingresos por exportaciones de petróleo. La producción venezolana cayó a 870.000 barriles por día (bpd) en abril desde un pico reciente de 980.000 bpd en marzo, un nivel similar al promedio de 2024, según datos de Bloomberg citados en el informe.

Rondeau advirtió que “la producción aún está en los niveles vistos cuando EE.UU. reimpuso sanciones al sector petrolero y gasífero venezolano en abril de 2024”.
Expiración de licencias
La expiración de licencias clave agrava el panorama. El gobierno de Estados Unidos permitió el vencimiento de la licencia que habilitaba a Chevron (CVX) y otras compañías a operar en Venezuela hasta el 27 de mayo.
Adicionalmente, Petróleos de Venezuela (PDVSA) ordenó a Chevron cancelar exportaciones por hasta cinco millones de barriles, mientras EE.UU. suspendió también licencias a ENI y Maurel & Prom.
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“Además, el presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció en marzo que se puede imponer un arancel adicional de 25% a los países que compren petróleo de Venezuela”, precisó Rondeau.
A esto se le suma un arancel directo de 15% sobre las importaciones desde Venezuela y, aunque hubo diálogos con Maduro en Caracas, “Trump aclaró que este diálogo no significa que EE.UU. reconozca a Maduro como líder de Venezuela”.
El análisis de BofA advierte que la rápida depreciación del bolívar, con un promedio mensual de 13% este año, tras un periodo de estabilidad en 2024, está intensificando las presiones sobre los precios internos. Ello se combina con menores ingresos en divisas, producto de las sanciones petroleras y la caída de los precios internacionales del crudo.