Bloomberg Línea — El regreso de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha generado incertidumbre en los mercados globales y las materias primas no han sido la excepción, un sector clave para las economías de América Latina.
Las políticas comerciales y energéticas de su administración, sumadas a las tensiones geopolíticas y la dinámica económica de grandes consumidores como China, pueden afectar tanto la oferta como la demanda de productos como el cobre, el petróleo y los metales preciosos.
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El sábado pasado oficializó aranceles del 25% a las importaciones provenientes de Canadá y México y de 10% a las provenientes de China, aunque el lunes suspendió, por un mes, las tarifas comerciales a los productos mexicanos y canadienses tras un acuerdo con los gobiernos de esos países.
Sin embargo, persisten los riesgos de represalias comerciales, tal como se demostró durante el fin de semana. Según un informe de ING, estas medidas no sólo alterarían los flujos comerciales globales, sino que también introducen volatilidad en los precios de las materias primas. Esto ha generado expectativa en América Latina, dado a la alta dependencia económica de la región con las exportaciones de estos productos.
“En términos más generales, una escalada de las tensiones comerciales no favorece a los activos de riesgo, ya que deteriora la confianza y genera inquietud sobre el impacto que podría tener en el crecimiento global”, escribieron los analistas liderados por Warren Patterson, jefe de Estrategia de Materias Primas de ING.
Fitch Ratings señala que el principal riesgo para los mercados es la reducción de la demanda global, especialmente en China, pues es el mayor consumidor mundial de materias primas y se enfrenta a una desaceleración económica, que podría acentuarse por las tensiones comerciales con Estados Unidos.
El peso de los commodities en América Latina ha sido determinante en la economía regional. Durante el auge de las materias primas entre 2000 y 2014, la tasa de pobreza cayó del 27% al 12%, mientras que la desigualdad se redujo en casi un 11%, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional. Países como Bolivia, Brasil y Perú fueron los que más lograron disminuir estos indicadores, aprovechando el alza en los precios de los productos.
Sin embargo, no siempre ha sido positivo. El inicio de la guerra de Ucrania también provocó un fuerte repunte en los precios, debido a la incertidumbre geopolítica y las sanciones económicas impuestas a Rusia, lo que terminó golpeando a la inflación de América Latina.
Por ello, con estos antecedentes la región está a la expectativa de lo que pase con productos como el petróleo, el cobre, el oro, la plata o el carbón.
El cobre y el impacto de China
El cobre, uno de los principales productos de exportación de América Latina, es uno de los que podría verse afectado. Según Deutsche Bank, su precio en el segundo trimestre de 2025 estará sobre US$9.200 por tonelada, afectado por la incertidumbre económica y comercial y por debajo de la marca de los US$10.000 que logró en junio pasado.
Sin embargo, el banco anticipa que este precio podría volver en 2026, debido a un déficit estructural por la falta de inversiones en nuevos proyectos mineros y una demanda en recuperación.
Yuchen Huo, analista de Bloomberg BNEF, destaca que los cargos por tratamiento de cobre –los pagos a las fundiciones para convertir concentrado en cobre refinado– cayeron un 88% en China durante 2024 y se espera que permanezcan bajos este año, debido a la persistencia de los riesgos en el suministro. Esto ha contribuido a mantener la presión sobre los precios y ha dificultado la recuperación del mercado.
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Las amenazas arancelarias de Trump han movido aún más los precios del metal, según dijo Beth Hernández, analista de VettaFi, una firma de consultoría financiera. “Los comerciantes están apostando a que el presidente entrante impondrá aranceles a las importaciones de plata y cobre, lo que podría desencadenar un impacto significativo en los mercados”.
Uno de los países que potencialmente podrían resultar más golpeados es Chile, que tiene una alta dependencia del cobre, su principal producto de exportación, y además su socio comercial más importante es China, el principal consumidor del metal.
Daniel Velandia, economista jefe de Credicorp Capital, cree que esas afectaciones pueden cobijar al peso chileno, que considera una de las monedas más vulnerables a las políticas del presidente norteamericano en América Latina, debido a la dependencia que tiene al cobre.
Los impactos también se sienten en Perú, otro de los principales exportadores globales de cobre. Las exportaciones peruanas, que dependen en gran medida de la demanda china, enfrentan incertidumbre debido a las políticas comerciales de EE.UU. y una posible ralentización económica en el gigante asiático, que le compra envíos de oro y cobre.
ING añade que las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China aumentan los riesgos para los flujos globales del cobre que aumenta la volatilidad en los precios.
Patterson, de ING, ha señalado cómo las amenazas arancelarias de Trump han generado volatilidad en los precios de los metales, más cuando el nuevo mandatario ha hablado de imponer tarifas universales a todas las importaciones que llegan a Estados Unidos.
Los desafíos para el petróleo
El mercado de petróleo también ha estado bajo presión debido a las políticas energéticas y comerciales de Trump. ING señala que el petróleo Brent ha caído por debajo de los US$80 por barril, influenciado por las amenazas arancelarias del presidente de Estados Unidos. Estas tarifas, combinadas con sanciones a países como Rusia, han generado incertidumbre adicional en los mercados energéticos globales.
“La fortaleza del dólar también probablemente supondrá algunos obstáculos no solo para el petróleo sino también para el complejo de materias primas en general”, dijeron los analistas de ING.
Además, el mercado también se enfrenta a la política de “Drill, baby, drill”, que refleja la intención de Trump de aumentar la producción al interior de Estados Unidos. Bloomberg BNEF recuerda que las nuevas órdenes ejecutivas que firmó el mandatario la primera semana de su gobierno buscan facilitar la producción en regiones como Alaska y el Golfo de México, eliminando restricciones regulatorias.
Trump dijo el día de su asunción como presidente de EE.UU., que el país producirá “la mayor cantidad de petróleo y gas de cualquier país del mundo”. Alejandro Rojas, del equipo de investigaciones económicas del Banco de Bogotá, señaló que una política orientada a incrementar la producción de petróleo en Estados Unidos, disminuyendo su dependencia de importaciones, podría generar una caída en los precios internacionales. Esto representaría un riesgo para economías como la colombiana, que dependen en gran medida de la exportación de crudo.
Fitch Ratings advierte que el mercado global de petróleo podría registrar un superávit en 2025, con un crecimiento de la oferta de dos millones de barriles diarios, superando la demanda proyectada de menos de un millón de barriles diarios. Este exceso de oferta podría mantener los precios del Brent estables en torno a los US$70 por barril hacia finales del año, a pesar de las tensiones geopolíticas y comerciales.
Cuando hay un exceso de oferta de Brent, la disponibilidad de petróleo en el mercado es mayor que la demanda, lo que impide que los precios suban y se mantengan estables.
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Sin embargo, Ramón de la Rosa, analista económico de Actinver, consideró que si Estados Unidos se posiciona “como el principal productor de energía en el mundo, disminuirían los costos de un barril de petróleo”.
El oro y la plata como refugios de valor
Los metales preciosos han mostrado resiliencia en medio de la incertidumbre económica global desde que el presidente Trump ganó la presidencia estadounidense. Deutsche Bank proyecta que el precio del oro alcanzará los US$2.900 por onza hacia finales de 2025, impulsado por compras récord de bancos centrales. En noviembre y diciembre de 2024, las adquisiciones de oro por parte de estas instituciones ascendieron a 53 toneladas, lideradas por el Banco Central chino.
El oro se ha mantenido sobre los US$2.800 por tonelada, e incluso llegó a tocar máximos históricos esta semana, una tendencia clave para economías como la de Perú, uno de sus principales productos de exportación.
Metals Focus resalta que el oro ha sido el principal activo refugio durante las tensiones comerciales y geopolíticas, especialmente en mercados emergentes de Asia. Además, los bancos centrales han mantenido una estrategia activa de acumulación de reservas como medida de seguridad económica.
El oro es un considerado un activo refugio porque suele mantener su valor o incluso se aprecia en tiempos de crisis económica, inestabilidad geopolítica o alta inflación. Su estatus como refugio se debe a varias razones, pues mantiene su valor al ser un recurso finito, ha sido utilizado como un activo clave en reservas de bancos centrales y ha sido un instrumento para protegerse contra la inflación y devaluaciones monetarias.
La plata, aunque más expuesta a las tensiones comerciales, también muestra perspectivas de recuperación. Según Metals Focus, las tarifas de Trump sobre México y Canadá podrían interrumpir los flujos de importación de plata hacia Estados Unidos, agravando el déficit estructural en este mercado.
A pesar de estas dificultades, se espera que el precio de la plata alcance los US$34,9 por onza hacia finales de 2025, en línea con una mejora en la demanda industrial. El precio actual de la plata es de US$31,58, mientras que su máximo lo logró en 2011 cuando tocó los US$49,55.
ING añade que la demanda de plata en sectores industriales, como la fabricación de paneles solares, será un factor clave para su desempeño en 2025, especialmente en mercados como China y Europa.
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El litio y la transición energética
El litio, considerado esencial para la transición energética, enfrenta un panorama mixto en 2025. Deutsche Bank destaca que el mercado podría experimentar un repunte moderado, aunque persisten riesgos de sobreoferta debido al incremento de proyectos en países como Australia y Chile.
Bloomberg BNEF subraya que la demanda global de baterías para vehículos eléctricos y sistemas de almacenamiento energético será clave para sostener los precios del litio. Sin embargo, los altos niveles de inventarios acumulados en 2024 podrían limitar las ganancias en el corto plazo.
Chile, como el segundo mayor productor mundial de litio, juega un papel esencial en este mercado. ING señala que las políticas nacionales para fomentar la inversión extranjera en proyectos de litio podrían mejorar la competitividad del país en un entorno global cada vez más competitivo.
Metales industriales: entre la volatilidad y los costos
El panorama para los metales industriales en 2025 es diverso. Según ING, las tarifas comerciales propuestas por la administración Trump aumentan la exposición de estos metales a las tensiones geopolíticas, lo que podría generar una mayor volatilidad en los precios y menores volúmenes de comercio global.
El aluminio enfrenta retos relacionados con el suministro de bauxita y alúmina, componentes clave para su producción. Bloomberg BNEF señala que las mejoras en estas cadenas de suministro podrían estabilizar el mercado hacia finales de 2025, pero advierte que la falta de soluciones a estos problemas podría llevar a condiciones más ajustadas en el mercado.
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Por su parte, Deutsche Bank proyecta que el precio del aluminio podría alcanzar los US$2.600 por tonelada en el segundo semestre del año, impulsado por una ralentización en la producción primaria en China y una recuperación de la demanda en otros mercados internacionales. El precio actual del aluminio es de US$2.592,9.
El mercado del hierro, en cambio, enfrenta un panorama más pesimista. Bloomberg BNEF informa que los envíos de mineral de hierro a destinos clave en Asia, como China, Japón y Corea del Sur, disminuyeron un 2% en 2024 en comparación con 2023. La demanda de acero en China, que cayó un 13% en 2024, plantea un desafío significativo para los productores de hierro, quienes dependen de una recuperación en el sector inmobiliario chino.
Según Fitch Ratings, los riesgos en el mercado del hierro se concentran en la continua caída de la demanda de acero en China y el exceso de oferta global. Estos factores limitan las posibilidades de una recuperación sostenida en el precio del hierro para 2025.