Estos son los activos que atraen a las grandes fortunas de América Latina, según BlackRock

Los patrimonios de las family office priorizan el crédito privado y la infraestructura en busca de retornos más estables frente a la volatilidad global.

Uno de los datos de la encuesta realizada por BlackRock muestra un aumento global en la asignación a activos alternativos, que pasó del 39% al 42%.
27 de junio, 2025 | 07:00 AM

Bloomberg Línea — La incertidumbre económica global, las tensiones geopolíticas y el endurecimiento de las condiciones financieras no han frenado la toma de decisiones entre los grandes patrimonios de América Latina.

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Según Francisco Rosemberg, Head of Wealth y Family Offices para BlackRock en la región, estos inversionistas están ajustando sus estrategias y aprovechando las condiciones actuales para reconfigurar sus portafolios con una visión de largo plazo.

Durante una entrevista con Bloomberg Línea, Rosemberg identificó tres grandes tendencias de inversión entre los grandes patrimonios: cambios estratégicos ya ejecutados, una creciente inclinación hacia los activos alternativos y la consolidación de relaciones estructurales con gestores de inversión.

“A pesar de tener cierto nivel de pesimismo y preocupación sobre la economía global y el marco geopolítico, no los vemos frizados ante las tomas de decisiones, sino vemos cómo aprovechan esta coyuntura para realizar realocaciones de portafolios”, dijo el ejecutivo.

Activos alternativos

Uno de los datos de la encuesta realizada por BlackRock muestra un aumento global en la asignación a activos alternativos, que pasó del 39% al 42%. En América Latina, si bien la cifra es menor, el interés llega hasta 34% en promedio.

Dentro del universo de activos alternativos, el crédito privado continúa siendo el favorito. Un 32% de las family offices a nivel global indicó interés en ampliar su exposición, seguido por infraestructura. Este último segmento ha cobrado relevancia por su potencial de retorno superior.

El informe también revela un cambio en la forma de evaluar estos activos: el 78% de los encuestados ahora considera los alternativos como esenciales para el crecimiento del portafolio, no sólo como herramientas de diversificación.

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Además, el 44% anticipa un aumento en su exposición a este tipo de activos durante los próximos dos a tres años, una tendencia que se mantiene firme también entre los inversionistas latinoamericanos.

La preferencia por estrategias privadas se explica, en parte, por la búsqueda de rendimiento en un contexto de tasas más elevadas y volatilidad persistente.

Según el informe, el 40% de las family offices globales considera que el entorno macroeconómico seguirá siendo el principal riesgo en el corto plazo, seguido por los riesgos geopolíticos (29%) y las tensiones regulatorias (11%).

Más allá de ser una fuente de diversificación frente a los mercados tradicionales, estos instrumentos ofrecen una prima por liquidez y retornos descorrelacionados.

La firma identifica tres grandes tendencias entre los grandes patrimonios: más activos alternativos, ajustes estratégicos ya ejecutados y relaciones más estructurales con gestores globales.

Rosemberg explicó que las family offices buscan diversificación también dentro del propio libro de alternativos, incorporando clases de activos menos correlacionadas entre sí, lo que marca una maduración en su enfoque inversor.

Diversificación geográfica

Respecto a las oportunidades geográficas, el gestor de activos señaló que las family offices latinoamericanas, aunque suelen tener negocios operativos en sus países de origen, tienden a buscar exposición internacional en sus inversiones financieras.

“Es prudente, desde un punto de vista de construcción de portafolio y diversificación de riesgo, que la parte de inversiones tenga menos correlación con los mercados o las economías locales”, afirmó.

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La mirada global también se aplica a los activos alternativos.

En el caso de la infraestructura, por ejemplo, muchas de estas oficinas buscan oportunidades en Estados Unidos y Europa, donde la oferta de calidad es más amplia y estable. Además, el informe subraya un creciente interés por Asia y mercados emergentes entre las family offices con estructuras más sofisticadas.

¿Importa el dólar débil?

Pese a la debilidad que viene mostrando el dólar en el año, esta narrativa no ha tenido un impacto tangible en las decisiones de inversión de las family offices, según explicó Rosemberg.

En su evaluación, este debate no se ha instalado como una preocupación relevante, ni a nivel global ni en América Latina. Señaló que, en el caso de los grandes patrimonios latinoamericanos, los portafolios suelen estar denominados en dólares por naturaleza, reflejo del perfil del inversor y de una estrategia consolidada en moneda dura.

Pese a la debilidad del dólar, los family offices latinoamericanos no han cambiado su estrategia ni modificado la estructura de sus portafolios, que siguen mayoritariamente denominados en moneda dura.

Rosemberg afirmó que, aunque el tema puede surgir como parte del análisis general del mercado, al igual que ocurre con otros activos como el oro, no se ha traducido en ajustes tácticos o estructurales.

Relaciones con los gestores de activos

Según Rosemberg, las family offices están priorizando relaciones menos transaccionales y más estructurales con firmas como BlackRock. Ya no se trata sólo de comprar productos financieros, sino de construir alianzas duraderas con asesoría estratégica y soporte en asset allocation y tecnología.

“Hoy se busca el producto, pero que venga con un tipo de asesoría”, indicó Rosemberg.

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Esta transformación en la relación cliente-gestor se ve impulsada por la complejidad del entorno macroeconómico, que obliga a una mejor comprensión de los portafolios y sus riesgos. “Lo que estamos viendo es que este tipo de entidades busca relaciones más profundas y menos transaccionales”, añadió.

Además de asesoría y soluciones personalizadas, las family offices también están adoptando con cautela nuevas tecnologías como la inteligencia artificial. Según Rosemberg, hay “mucha curiosidad, pero todavía no es tan claro cómo es la implementación”. Por ahora, el enfoque está en identificar oportunidades de inversión en empresas que lideren o se beneficien de la revolución tecnológica.

El informe respalda esta visión: solo el 5% de los encuestados afirma utilizar inteligencia artificial en sus procesos de inversión, pero el 35% espera implementarla en los próximos años. Las áreas prioritarias son la optimización de portafolios, la gestión de riesgos y la eficiencia operativa.

El interés en crédito privado e infraestructura aumenta en América Latina, con 34% de exposición promedio en activos alternativos, según datos de BlackRock.

Visión en América Latina

Pese a los desafíos políticos y económicos de la región, las family offices latinoamericanas se muestran menos pesimistas que sus pares de otras regiones.

Rosemberg atribuye esta postura a la experiencia adquirida durante crisis anteriores y a la capacidad de adaptación demostrada.

“La región ha mostrado en los últimos años muchísima resiliencia”, dijo. “Hemos visto lo que fue el impacto del Covid-19 en la región, cómo se fueron recuperando las economías, distintos ciclos electorales, y en general, la región ha sido capaz de acomodarse y mostrar crecimiento”.

Esta resiliencia se refleja también en su enfoque de inversión. “Las family offices tienen un horizonte de inversión de muy largo plazo y no tienden a hacer cambios bruscos en base a noticias y ruido de corto plazo”, explicó.

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En cuanto a las posiciones en efectivo y liquidez, no se ha registrado un cambio significativo. “No necesitan tener un nivel elevado de uso de caja. Son instituciones que entienden los riesgos de los portafolios de inversión y tienen un horizonte muy largo”, puntualizó Rosemberg.

Entre los desafíos y oportunidades que enfrentarán las family offices en los próximos meses, BlackRock resalta tres frentes: ampliar la presencia en activos alternativos como fuente principal de rendimiento, fortalecer las alianzas con gestores que ofrezcan soluciones integrales más allá de los productos, e incorporar progresivamente herramientas tecnológicas que aporten eficiencia y control.

A esto se suma un cuarto pilar emergente: la profesionalización interna. Según el informe, el 45% de las family offices en América Latina están en proceso de institucionalizar sus estructuras operativas, lo que refleja una evolución hacia modelos de gestión más robustos y sostenibles.

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