Bloomberg Línea — América Latina transita el 2025 en medio de una aparente fortaleza cambiaria que contrasta con el deterioro creciente de sus fundamentos macroeconómicos.
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Nur Cristiani, responsable de estrategia de inversión para América Latina en JPMorgan Private Bank, explicó en entrevista con Bloomberg Línea que esta apreciación que se ha visto “simplemente es un reflejo de la debilidad del dólar y no una fortaleza de las monedas locales”.
Incluso para la analista, con más de 20 años de experiencia en los mercados financieros, no hay razones para que este año las monedas cierren con los niveles que se han dado durante el primer semestre.
“Las idiosincrasias locales para nosotros siguen siendo complejas, en su mayoría, por lo menos este año, y el próximo”, dijo.
Si bien JPMorgan no utiliza el término, el escenario actual se asemeja a una especie de espejismo cambiario. Las monedas latinoamericanas reflejan una solidez aparente, que carece de fundamentos sostenibles en el largo plazo.

La experta señaló que el entorno económico regional sigue siendo desafiante, con condiciones fiscales frágiles, escaso crecimiento económico, una reducción en el ingreso por remesas y expectativas de recortes en las tasas de interés, que resta atractivo al carry trade.
“Todos los bancos centrales de la región los vemos recortando tasas. Entonces, ya no está el soporte del carry y el soporte del crecimiento. Va a haber muy poca inversión en la región este año, hasta no tener mucha más claridad de qué pasa con la política arancelaria en Estados Unidos, y eso hace que se ralentice la actividad económica", dijo.
Los desafíos de América Latina
Este panorama resalta aún más los desafíos específicos que enfrenta cada país de la región, con situaciones diversas, pero marcadas por debilidades estructurales.
Un ejemplo de los retos que vive la región los siente México, en medio de la desaceleración económica que registrará en 2025. “Nosotros estamos viendo una recesión, no tan técnica, de 0,5% año contra año para México”, señaló Cristiani en la entrevista con Bloomberg Línea.
Uno de los principales factores detrás de esta contracción es la caída en la inversión privada, que creció únicamente 4%.
A esto se suma un exceso de capacidad instalada, resultado de la fuerte inversión doméstica registrada en 2022 y 2023, ante las expectativas del nearshoring. Sin embargo, Cristiani advirtió que esta estrategia “no va a llegar con la velocidad y con el ímpetu que muchos anticipaban”.
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Además, destacó el riesgo que implica la próxima renegociación del T-MEC con Estados Unidos y Canadá, que podría derivar en tratados bilaterales entre los tres países.
Colombia, por su parte, muestra otra de las radiografías de la región. Aunque tiene cifras de crecimiento positivas en 2025, la preocupación principal es el frente fiscal. Si bien el país ha crecido más que en 2024 y se anticipa cierta sostenibilidad, ese impulso económico se apoya en bases frágiles: “Ese crecimiento ha sido sostenido por fuentes no sostenibles”.
La razón principal del desempeño de la economía ha estado en los niveles de gasto público, algo que según Cristiani difícilmente cambiará en un año electoral, pero que golpeará el frente fiscal. En este contexto, JPMorgan mantiene su proyección de un déficit cercano al 6%.

No obstante, aunque mantienen cautela sobre el país, la inversionista apuntó que parte de este riesgo ya podría estar asimilado por los mercados. “Para el que invierte en Colombia, yo creo que la mayoría de esto ya está descontado”, añadió.
Además, destacó que Brasil absorbe la mayor presión cuando se habla de preocupaciones fiscales por su peso en los índices regionales.
Los escenarios de Brasil y Argentina
Precisamente, Brasil enfrenta sus propios desafíos, al igual que Argentina, donde las oportunidades vienen acompañadas de los avances que logre materializar el gobierno.
En el caso argentino, JPMorgan Private Bank mantiene una visión positiva pero cautelosa, especialmente tras los primeros avances del gobierno de Javier Milei. El desafío ahora, según Cristiani, es sostener ese impulso con reformas estructurales.
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“Es momento de demostrar efectivamente ese compromiso con la ortodoxia económica y ortodoxia fiscal que el gobierno de Milei ha prometido”, afirmó.
La expectativa está puesta en las elecciones de medio término, que podrían fortalecer el capital político de La Libertad Avanza y facilitar cambios en materia fiscal, laboral y previsional.
Brasil, en cambio, presenta un entorno más complejo. Cristiani advirtió que algunos inversionistas podrían estar reaccionando con exceso de anticipación a un eventual giro político.
“Creemos que es demasiado pronto como para poder tomar una posición o justificar movimientos en el mercado alrededor de esto”, dijo.
A pesar de cierta mejora en las expectativas de inflación, persisten obstáculos importantes como la consolidación fiscal y la reactivación del crecimiento. JPMorgan anticipa que el Banco Central comience a bajar tasas este año.

El impacto de Medio Oriente
Cristiani también se refirió al posible impacto económico del conflicto en Medio Oriente, y aunque reconoció que la tensión geopolítica genera volatilidad, subrayó que el efecto sobre los mercados sería limitado en el corto plazo. “En términos del impacto económico o impacto a nivel mercado, lo vemos más acotado”, afirmó.
Uno de los factores clave es la estabilidad en el suministro global de crudo, aunque el banco ya consideraba que los precios del petróleo se mantenían la semana pasada en niveles “exagerados”, que solo podrían justificarse con una intervención en el Estrecho de Hormuz.
Cristiani consideró improbable un bloqueo de esa ruta comercial, dado que es el canal de transmisión para que el petróleo iraní llegue hacia China. Además, subrayó que Estados Unidos tiene capacidad para incrementar rápidamente su producción, por lo que todavía no ven “un problema de escasez”.
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No obstante, reconoció que el impacto de una crisis en Medio Oriente sería desigual en América Latina. Mientras países como Brasil y Colombia, exportadores netos de crudo, podrían beneficiarse de precios altos, otros como Chile, importador neto, deben actuar con cautela.
Una cartera resiliente
Más allá de América Latina, para JPMorgan Private Bank, 2025 exigía una estrategia de inversión enfocada en carteras resilientes.
Cristiani explicó que, aunque el entorno macroeconómico venía de dos años de sólidos resultados, impulsados por empresas poco apalancadas y una inflación a la baja, el año arrancó con múltiples incertidumbres: un nuevo gobierno en Washington, tensiones geopolíticas y mercados que ya descontaban gran parte del optimismo.

“Construir carteras resilientes” no significaba liquidar posiciones o refugiarse en efectivo, sino diversificar con inteligencia. Esto incluía activos no tradicionales que reducen la correlación con el mercado y ofrecen protección ante inflación o volatilidad.
Entre las temáticas destacadas están la inteligencia artificial, infraestructura energética y desde ciberseguridad hasta seguridad alimentaria.
El excepcionalismo estadounidense fue inicialmente el eje de la estrategia, pero JPMorgan ajustó su tesis ante señales de erosión institucional en EE.UU. y mayor potencial en otras regiones.
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“Sumamos la diversificación regional como un componente clave”, indicó Cristiani. Explicó que la volatilidad de los primeros meses del año confirmó su visión de 2025 como un periodo en el que era crucial construir carteras resilientes, con activos poco correlacionados y exposición a temáticas más allá de los ciclos económicos y políticos.