Bloomberg Línea — La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) podría iniciar en septiembre un ciclo de cuatro reducciones consecutivas de su tasa de referencia, que se extendería hasta enero y llevaría el nivel al 3,375%. Ese porcentaje coincide con la parte alta de las estimaciones de la propia Fed sobre lo que define como una política monetaria “neutral”, es decir, ni expansiva ni restrictiva.
El escenario surge del análisis de Michael Gapen, economista jefe para Estados Unidos de Morgan Stanley, quien interpreta que el discurso de Jerome Powell en Jackson Hole marcó un cambio en la reacción del banco central. La Fed estaría ahora más preocupada por los riesgos sobre el empleo que por la persistencia de la inflación.
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Ese giro está directamente vinculado con lo que se conoce como el “mandato dual” de la Reserva Federal. La institución tiene la obligación de velar tanto por la estabilidad de precios como por un mercado laboral sólido. Tradicionalmente, cuando la inflación se acelera, la prioridad es contenerla mediante subidas de tasas. Pero con señales recientes de enfriamiento en el empleo, la balanza comienza a inclinarse hacia el otro lado.
Preocupación tras datos de agosto
Los datos de agosto reforzaron esa preocupación. La tasa de desempleo aumentó levemente y las nóminas manufactureras registraron descensos. Para Gapen, estas señales apuntan a un riesgo de despidos más amplio, que podría derivar en un incremento más marcado del desempleo en los próximos meses.
Al mismo tiempo, la inflación ofrece cierto respiro. El índice de precios al consumidor marcó un alza mensual de 0,35%, un registro firme, aunque los efectos de los aranceles fueron más débiles de lo previsto. Al trasladar estos datos al índice de precios de consumo personal subyacente (core PCE), la métrica preferida de la Fed, el aumento fue de apenas 0,18% mensual.
Los cuatro recortes
La combinación de una inflación más moderada y un mercado laboral con señales de debilidad, abre la puerta para que la Fed avance con mayor rapidez hacia la neutralidad, según el ejecutivo de Morgan Stanley. De acuerdo con el cronograma proyectado por Gapen, los recortes se aplicarían en septiembre, octubre, diciembre y enero, cada uno de 25 puntos básicos.
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Tras esos movimientos, el banco central haría una pausa para evaluar la situación, anticipa. El economista sostiene que en el primer trimestre de 2026 la estacionalidad de la inflación podría justificar mantener la tasa sin cambios. Una vez despejado ese factor, prevé dos recortes adicionales en abril y julio del año próximo, en respuesta a una mayor fragilidad en el mercado laboral.
Una vez que ese ruido se disipe, Gapen anticipa nuevos recortes en abril y julio a medida que continúe el deterioro del mercado laboral. Su tasa terminal se mantiene sin cambios en 2,875%.
Según el ejecutivo, este sendero permitiría calibrar la política monetaria sin alimentar nuevas presiones inflacionarias, al tiempo que se mitiga el impacto de un enfriamiento laboral más profundo.
En este contexto, los próximos meses resultarán clave para confirmar si la Reserva Federal logra alcanzar el delicado equilibrio que exige su mandato dual: estabilidad de precios y empleo.