Bloomberg Línea — El mercado del oro cerró 2024 con niveles récord tanto en demanda como en precios, consolidando el impulso necesario para mantener la tendencia alcista que ha continuado en las primeras semanas de 2025. El miércoles pasado, una vez más, el metal alcanzó un nuevo máximo histórico, superando la barrera de los US$2.880 por onza.
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La materia prima se ha visto impulsada por el temor a una escalada en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, mientras reafirma su papel como activo refugio en medio de un entorno macroeconómico incierto.
“El oro sigue registrando nuevos máximos históricos y se acerca a los US$2.900 por onza en donde podría encontrar una resistencia, ya que técnicamente, el metal precioso también está sobre-extendido al alza”, dijo Alexander Londoño, analista de Mercados de ActivTrades.
El oro es considerado como un activo de resguardo porque, a lo largo de la historia, ha mantenido su poder adquisitivo, a diferencia de las monedas que pueden depreciarse por inflación o políticas monetarias expansivas. Además, suele tener una relación inversa con activos de riesgo como las acciones, lo que lo convierte en una cobertura ante caídas en los mercados bursátiles.
Precisamente, según Grant Sporre y David Zhong, analistas de Bloomberg Intelligence, el impulso en los precios se mantiene sólido, ya que los inversionistas continúan viendo al metal como una cobertura contra el riesgo. Según el informe anual del World Gold Council, durante el año pasado la demanda total de oro alcanzó las 4.974 toneladas, marcando un nuevo hito en el sector.
“La demanda total de oro (incluyendo la inversión en mercados extrabursátiles) aumentó un 1% interanual en el cuarto trimestre, alcanzando un nuevo récord trimestral y contribuyendo a un total anual histórico”, aseguró el documento. Además, destacó que “la demanda anual de oro para inversión experimentó un fuerte repunte en 2024, alcanzando 1.180 toneladas, la cifra más alta en cuatro años”.
Este crecimiento fue impulsado principalmente por las compras de los bancos centrales, la inversión en lingotes y monedas, y la estabilidad en los fondos cotizados en bolsa (ETF). “El total de inversión en oro físico (lingotes y monedas) alcanzó 1.186 toneladas en 2024, con una ligera variación respecto al año anterior”, resaltó el documento.
Bancos centrales: compras masivas continúan
El papel de los bancos centrales ha sido clave para el desempeño del precio. En 2024, por tercer año consecutivo, adquirieron más de 1.000 toneladas de oro, consolidando una tendencia de acumulación que ha marcado los últimos 15 años. El año pasado, las compras netas ascendieron a 1.045 toneladas, con un incremento en el cuarto trimestre de 333 toneladas.
Polonia lideró la compra de oro entre los bancos centrales con 90 toneladas añadidas a sus reservas, lo que representa un aumento significativo respecto a 2023, agregó el informe. Entre los principales compradores se encuentran China, que sumó 44 toneladas; Turquía, con 75 toneladas adicionales; e India, que cuadruplicó sus compras con un total de 73 toneladas en 2024.
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“El fuerte ritmo de compras de los bancos centrales en 2024 reafirma el papel del oro como una reserva de valor clave en un entorno global incierto”, dijo el informe. Además, se señala que la actividad de compra estuvo liderada por mercados emergentes, destacando la importancia del oro en la diversificación de reservas.
Mayor demanda de oro
El mercado ha venido reportando indicios de un aumento en la demanda de oro, impulsado por los principales comerciantes que buscan trasladar el metal a Estados Unidos antes de la posible imposición de aranceles. Los analistas de Bloomberg Intelligence destacan que los aranceles de importación aplicados por Estados Unidos a Canadá y México han generado grandes flujos de oro hacia el mercado estadounidense.
Sin embargo, advierten que la sostenibilidad de este movimiento dependerá de cómo evolucionen estas distorsiones comerciales en el corto plazo.
Como resultado, Bloomberg reportó que las tasas de arrendamiento a un mes en Londres han escalado hasta aproximadamente el 4,7%, un nivel superior al cercano a cero que se mantenía previamente. Esta tasa refleja el rendimiento que los propietarios de lingotes almacenados en bóvedas londinenses pueden obtener al prestar su metal a compradores a corto plazo.
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Según Bloomberg, la creciente demanda ha generado retrasos de varias semanas en el retiro de lingotes del Banco de Inglaterra, donde muchos bancos centrales almacenan sus reservas, para trasladarlos a bancos privados. Además, el flujo de oro hacia los depósitos de la bolsa Comex de Nueva York también se ha intensificado.
Los analistas de Bloomberg Intelligence destacan que los modelos tradicionales de valoración sugieren que el metal debería cotizarse cerca de US$2.568 por onza, es decir, aproximadamente un 8% menos. No obstante, el apetito por activos refugio sigue siendo fuerte, lo que ha desafiado relaciones históricas, como la correlación inversa entre el oro y los mercados de renta variable.
Sporre y Zhong, los analistas de Bloomberg Intellifence, también advierten que, si bien una corrección en el mercado de valores podría afectar el impulso del oro, solo un desplome significativo de los índices bursátiles podría generar una liquidación masiva del metal debido a problemas de liquidez entre los inversionistas.
Otro factor clave que mantiene la demanda de oro es su papel como cobertura contra la inflación. Sporre y Zhong explican que los aranceles podrían añadir presiones inflacionarias en Estados Unidos, reforzando la percepción del oro como reserva de valor. Históricamente, el metal ha demostrado ser una cobertura efectiva contra la inflación, superando el crecimiento del índice de precios al consumidor en periodos prolongados.
Además, la expectativa de recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal sigue influyendo en el mercado, con los inversionistas anticipando al menos dos reducciones adicionales durante 2025, lo que también fortalece su atractivo.
Por último, los analistas señalan que el fenómeno de la desdolarización podría favorecer al oro en el mediano y largo plazo. Aunque el dólar sigue siendo la principal moneda de reserva mundial, la creciente regionalización del comercio y los esfuerzos de China por internacionalizar el yuan podrían debilitar el dominio del dólar sobre el mercado del oro.
Esto, combinado con el agotamiento del impulso alcista del dólar tras su fuerte repunte en los últimos meses, podría abrir espacio para un mayor flujo de inversión en el metal precioso.
Menos compras, pero más gasto
El precio del oro viene mostrando precios sin precedentes desde 2024, con un promedio en el cuarto trimestre de US$2.663 por onza, y un promedio anual de US$2.386 por onza, que incluso ya han sido superados en 2025. Según las estadísticas del World Gold Council, el precio del oro alcanzó 40 nuevos máximos históricos durante 2024.
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El documento también resalta que el consumo de oro en el sector de la joyería sufrió una caída del 11%, situándose en 1.877 toneladas, ya que los consumidores solo pudieron comprar en menores cantidades, aunque el gasto en joyería de oro aumentó 9% hasta US$144.000 millones.
China experimentó la mayor caída en la demanda de joyería, con un descenso del 24%, situándose en 479 toneladas, reflejando el impacto de precios más altos y menor confianza del consumidor. India, en cambio, mostró mayor resiliencia con una disminución de solo el 2% hasta 563 toneladas.
“El alto precio del oro ha impactado directamente la demanda de joyería, particularmente en mercados asiáticos donde el consumo tradicionalmente es elevado”, dijo el análisis.
El informe del World Gold Council concluye que los bancos centrales seguirán desempeñando un papel clave en la demanda de oro en 2025, aunque el ritmo de compras podría moderarse. No obstante, agrega que el comportamiento de los ETF será crucial para la evolución del mercado, ya que un repunte en las entradas de inversión podría sostener los precios elevados.