Bloomberg Línea — Las economías andinas encaran 2025 con cifras mixtas y riesgos que se intensifican. UBS advierte sobre presiones, retos en la inflación y un entorno externo que complica la recuperación. La región crece, pero por debajo de su potencial, y Colombia se destaca por su fragilidad fiscal.
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Para UBS, las tres principales economías andinas —Colombia, Chile y Perú— están avanzando a distintas velocidades. Mientras que Perú ha logrado consolidar una inflación baja y estable, Chile mantiene un equilibrio delicado entre el crecimiento y la presión inflacionaria en servicios.
Colombia, por su parte, enfrenta un entorno más desafiante, con un riesgo fiscal que condiciona sus decisiones monetarias y limita el espacio para una recuperación sostenida.

“Si uno considera que el stock de deuda pública que cerró más o menos en 63% del PIB en 2024 no se reduce significativamente, es muy posible que la deuda bruta se vaya a 67% o 68% del PIB, que ya son niveles mucho más altos”, advirtió Andrea Casaverde, director-LATAM economics en UBS, en diálogo con Bloomberg Línea.
Crecimiento desigual y presiones externas
Según Casaverde, el desempeño económico de la región hasta abril ha sido mejor de lo que se preveía, pero eso no significa que las economías estén creciendo por encima de su potencial.
“Buen crecimiento, sí, algunas sorpresas al alza, pero siempre teniendo en cuenta que estamos, en general, no creciendo mucho como región”, indicó.
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UBS recortó entre 60 y 70 puntos básicos sus proyecciones de crecimiento para los tres países a raíz de la escalada arancelaria entre EE.UU. y China.
En el caso de Chile, la estimación pasó de 2,5% a 1,8%; en Colombia, de 2,6% a 2,0%; y en Perú, de 3,1% a 2,4%.
Uno de los factores determinantes para estas revisiones ha sido el temor a una desaceleración global. “Lo que a nosotros nos llevó a revisar nuestro escenario macro a la baja es el tema de la desaceleración global asociada a la escalada arancelaria entre China y Estados Unidos”, explicó Casaverde.
Para UBS, los efectos de la incertidumbre se reflejan también en la inversión local, que en economías abiertas y pequeñas como las andinas, está fuertemente ligada a los precios de los commodities y a las expectativas globales.

Aun así, se reconocen factores positivos. En Perú y Chile, la inversión minera comienza a repuntar, favorecida por precios del cobre que, si bien volátiles, se han mantenido resilientes.
Colombia, en contraste, ha mostrado fortaleza en el consumo gracias al flujo de remesas desde Estados Unidos. “Colombia no solo le vende cosas a Estados Unidos, sino que también recibe remesas de los trabajadores colombianos”, apuntó la analista.
Riesgo fiscal desigual
El deterioro fiscal colombiano es uno de las preocupaciones centrales de UBS. Para Casaverde, la suspensión de la línea de crédito flexible del FMI fue una “llamada de atención” que refleja la preocupación del mercado sobre el manejo de las cuentas públicas.
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“Desde el marco fiscal de 2023 estamos arrastrando un tema de exuberancia en la proyección de los ingresos fiscales”, señaló.
UBS estima que, si el Gobierno colombiano no corrige el desequilibrio entre ingresos y gasto, el país podría converger hacia una deuda pública comparable a la de otros países emergentes, lo que impactaría negativamente el atractivo de su curva de bonos.
“Hoy es un problema de caja, pero eventualmente podría convertirse también en un problema de deuda”, advirtió Casaverde.

Mientras tanto, Chile y Perú presentan desequilibrios fiscales menores. La deuda sigue por debajo de los umbrales prudenciales y, si bien sus balances se han deteriorado, no presentan aún riesgos estructurales.
“Tanto Chile como Perú son países que deberían converger a un déficit fiscal de entre 1% y 1,5%”, estimó la economista.
En el frente cambiario, UBS proyecta estabilidad en el sol peruano y el peso chileno, mientras mantiene una visión negativa sobre el peso colombiano.
“No descartaría que nos vayamos por encima de COP$4.500”, dijo Casaverde, al subrayar que la moneda colombiana está expuesta a presiones fiscales y políticas que podrían agudizarse en el segundo semestre.
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El escenario de volatilidad se agrava por la cercanía de los ciclos electorales. En Chile, donde los tres candidatos líderes son de derecha, el mercado encuentra mayor claridad.
En Colombia, en cambio, la falta de definiciones ha generado expectativas prematuras. “La expectativa de que ya podía haber un trade electoral desde el inicio del año fue cambiando”, dijo. Por ahora, UBS mantiene una estrategia cautelosa.
“No hay mucho espacio para soluciones fuera de la caja. La prioridad debería ser propiciar un ajuste fiscal”, concluyó Casaverde sobre el caso colombiano, dejando en claro que el futuro de las economías andinas dependerá menos del ciclo global y más de su capacidad para resolver los desequilibrios internos que han venido acumulando desde la pandemia.

Política monetaria divergente
UBS observa trayectorias inflacionarias distintas en cada país. Perú tiene la situación más controlada, con la inflación dentro del rango meta desde hace más de un año. “La tendencia subyacente de la inflación en Perú ya está bien anclada alrededor del rango meta”, afirmó Casaverde, quien proyecta un cierre de 2025 en torno a 2,3%.
En Chile, la inflación proyectada es de 3,9%, dentro del rango meta, pero con presiones sobre los servicios. El Banco Central chileno, según UBS, se mantendrá cauteloso ante la posibilidad de que se mantenga un diferencial de tasas con la Reserva Federal. “Tienes una inflación de servicios que sigue mostrando picos en general”, observó Casaverde.
Colombia, en tanto, cerraría el año con una inflación del 4,6%. UBS advierte que los principales riesgos provienen de la inflación volátil, especialmente alimentos y tarifas domésticas.
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“Hay una parte importante de la inflación core que casi automáticamente te va a seguir bajando”, dijo Casaverde, pero subrayó que la convergencia plena dependerá también de la evolución del precio del petróleo y las tarifas energéticas.
En materia de tasas, UBS considera que Perú y Chile están cerca del rango de neutralidad, mientras que Colombia mantiene una tasa real alta. La posibilidad de recortes adicionales dependerá de que se confirme la mejora en el frente fiscal y la trayectoria desinflacionaria.