Boeing gana la licitación para diseñar y construir el avión de combate F-47 de EE.UU.

La adjudicación pone fin a más de dos años de competición entre los gigantes de la defensa por la fase de desarrollo a gran escala del caza tripulado de Nueva Generación de Dominio Aéreo.

Fotógrafa: Yuri Gripas/Abaca/Bloomberg.
Por Skylar Woodhouse - Tony Capaccio
21 de marzo, 2025 | 09:44 PM
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Bloomberg — Boeing Co. (BA) ganó un contrato para diseñar y construir el avión de combate de próxima generación de EE.UU., imponiéndose a su rival Lockheed Martin Corp. por el programa multimillonario destinado a preparar al ejército para un posible conflicto con China.

El nuevo caza de sexta generación, cuyo coste total se espera que ascienda a cientos de miles de millones de dólares, “garantizará que EE.UU. siga dominando los cielos”, dijo el presidente Donald Trump en una presentación en la Casa Blanca. Trump, el 47º presidente, dijo con una sonrisa que será apodado el F-47.

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La adjudicación pone fin a más de dos años de competición entre los gigantes de la defensa por la fase de desarrollo a gran escala del caza tripulado de Nueva Generación de Dominio Aéreo, o NGAD. El avión, que sustituirá al F-22 Raptor, está concebido para operar en tándem con aviones no tripulados, que se están desarrollando en un programa separado.

Una representación artística del avión colocada junto a Trump en el Despacho Oval mostraba una nave de nariz afilada con el cristal de la cabina tintado bajo una bandera estadounidense. Su cola estaba oscurecida por las sombras, reflejando que el desarrollo del avión aún está incompleto.

Aunque poco se ha hecho público sobre el proyecto, las cifras presupuestarias publicadas el año pasado mostraron que las Fuerzas Aéreas planean gastar hasta US$20.000 millones en investigación y desarrollo del NGAD hasta 2029. Los costes totales serán muchas veces superiores a los del avión furtivo más reciente, el F-35 de Lockheed, si sirve de guía. Se espera que ese jet cueste a los contribuyentes estadounidenses casi US$2 billones al final de su vida útil.

“El F-47 será el avión más avanzado, más capaz y más letal jamás construido”, dijo Trump. EE.UU. planea vender los jets a “ciertos aliados”, aunque “quizás en versiones reducidas”, dijo.

Las acciones de Boeing subieron hasta un 6,2% tras el anuncio.

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Un factor clave para desarrollar el F-47 ha sido seguir el ritmo de los sistemas de defensa aérea y guerra electrónica de China, que se han vuelto más sofisticados desde que el F-22 entró en servicio en 2005, según un informe de enero del Servicio de Investigación del Congreso. China también está trabajando en un avión de combate de la llamada sexta generación, y en las últimas semanas han aparecido en Internet imágenes y videos de su aeronave con forma triangular.

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El informe del CRS también señalaba que el Raptor podría verse incapacitado en un posible conflicto sobre el Océano Pacífico, donde las islas están separadas por muchos cientos de millas, debido a sus limitaciones de combustible y carga útil. Una prioridad clave del diseño del F-47 será su capacidad para volar a mayor distancia.

El desarrollo es también una apuesta por sistemas de armamento ambiciosos y costosos, así como por el futuro de los vuelos tripulados del ejército estadounidense. Algunos asesores de Trump, entre ellos Elon Musk, se han burlado públicamente del F-35 y han cuestionado la necesidad de aviones de guerra tripulados dados los avances en la tecnología de los drones.

El proceso de decisión “justo y exhaustivo” del programa entregará “tecnología de vanguardia al combatiente de guerra al tiempo que optimiza la inversión de los contribuyentes”, dijo la Fuerza Aérea en un comunicado, añadiendo que la plataforma NGAD es “la solución más capaz y rentable para mantener la superioridad aérea en un entorno de amenaza global cada vez más complejo y disputado”.

Para Boeing, ganar el NGAD supone un rebote tras perder el programa de cazas F-35 a manos de Lockheed Martin en 2001. El negocio de defensa de Boeing se ha visto golpeado por los sobrecostes de miles de millones de dólares en programas de desarrollo a precio fijo como el avión cisterna de reabastecimiento aéreo KC-46 y el avión presidencial Air Force One de nueva generación.

También es un impulso para la empresa mientras se recupera de un 2024 difícil, que incluyó una importante huelga laboral y un escrutinio reglamentario después de que estallara un panel de uno de sus aviones en pleno vuelo.

“En preparación para esta misión, hemos realizado la inversión más importante en la historia de nuestro negocio de defensa, y estamos preparados para proporcionar los aviones NGAD más avanzados e innovadores necesarios para apoyar la misión”, declaró en un comunicado Steve Parker, presidente y director ejecutivo interino de la división de defensa de Boeing.

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El precio y otros términos del contrato, clasificado, no fueron revelados públicamente. El contrato hace que el programa pase formalmente a la fase de ingeniería y desarrollo a gran escala, según un funcionario de las Fuerzas Aéreas. El siguiente paso será la producción de un pequeño número de aviones para realizar pruebas.

El funcionario dijo que se trataba de un contrato de “coste incrementado”, lo que significa que los sobrecostes serán pagados por el gobierno, no por Boeing. Eso contrasta con un contrato a precio fijo como el que Boeing firmó para desarrollar el nuevo Air Force One - y que ha obligado a la empresa a pagar más de US$2.000 millones en sobrecostes.

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Se espera que el nuevo caza entre en servicio en la década de 2030 si todo va según lo previsto. Aunque el F-22 presume de sus capacidades furtivas y de su velocidad de crucero supersónica, el avión fue desarrollado y puesto en servicio antes de la apuesta total del ejército por los aviones no tripulados como extensión del poder estadounidense.

Al igual que el F-22, el jet de nueva generación está destinado a ser un caza aire-aire. Aunque el F-35, más conocido, también tiene una función aire-aire, además se confía en él para recoger y distribuir información sobre objetivos aéreos y terrestres.

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Esta victoria asegura a Boeing el mantenimiento de su papel histórico como diseñador y productor de aviones de combate militares. También es un probable impulsor para su centro de fabricación de cazas en San Luis. Boeing está abandonando progresivamente la producción del F/A-18 Super Hornet, dejando como pilar un avión cuyo diseño se remonta a medio siglo atrás, el F-15.

Con la colaboración de Courtney McBride y Julie Johnsson.

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