Bloomberg — La decisión de China de imponer aranceles de represalia al gas natural licuado importado de EE.UU. desencadenará una pugna por desvincular al mayor comprador y vendedor del mundo de este combustible superfrío.
Pekín anunció gravámenes del 15% sobre el gas estadounidense momentos después de que el presidente Donald Trump impusiera un arancel sobre los productos procedentes de Pekín. China importó alrededor del 6% de su GNL de EE.UU. el año pasado.
La medida probablemente empujará a los compradores chinos que tienen contratos a largo plazo con proyectos estadounidenses a revender sus cargamentos a importadores de otros países. Los importadores de GNL del país ya han estado descargando una gran parte de sus volúmenes estadounidenses a otros mercados, como Europa, donde los precios son más atractivos.
Los compradores chinos de GNL ya están preguntando a sus homólogos de Asia y Europa sobre el intercambio de cargamentos estadounidenses adicionales por cargamentos de otros lugares, según comerciantes que pidieron no ser identificados porque no están autorizados a hablar con los medios de comunicación.
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La interrupción de los flujos comerciales “puede hacer subir los precios en todos los márgenes”, dijo Saul Kavonic, analista de energía de MST Marquee. “Los aranceles crearán ineficiencias materiales en el mercado, lo que beneficiará a algunos comerciantes de GNL en las regiones”.
Es poco probable que las empresas chinas firmen nuevos contratos a largo plazo con los proyectos estadounidenses propuestos mientras las tensiones comerciales sigan siendo elevadas. Esta es una mala noticia para los exportadores estadounidenses que necesitan asegurar compradores antes de conseguir la financiación necesaria para iniciar la construcción.
Trump, preocupado por los abultados déficits comerciales de EE.UU. con varios países, ha sido claro sobre su intención de utilizar el estatus de superpotencia energética de la nación para equilibrar la ecuación. Sus amenazas han impulsado a algunos compradores, como India y Japón, a mantener conversaciones para adquirir más gas estadounidense, al tiempo que han alejado a las empresas chinas.
Pekín ya ha apuntado antes al GNL estadounidense, añadiendo aranceles a las importaciones estadounidenses en 2018, durante la primera presidencia de Trump.
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