Bloomberg — Las conversaciones comerciales entre EE.UU. y China continuarán durante un segundo día, según un funcionario estadounidense, mientras las dos partes buscan aliviar las tensiones sobre los envíos de tecnología y elementos de tierras raras.
Representantes de ambas naciones concluyeron su primer día de negociaciones en Londres tras más de seis horas en Lancaster House, una mansión del siglo XIX cercana al Palacio de Buckingham. Las conversaciones concluyeron hacia las 20:00 hora de Londres. Los consejeros volverán a reunirse el martes a las 10:00 a.m. en la capital británica, dijo el funcionario.
“Nos va bien con China. China no es fácil”, dijo Trump a los periodistas en la Casa Blanca el lunes. “Solo estoy recibiendo buenos informes”.
La delegación estadounidense estuvo encabezada por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, con el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer. La presencia de Lutnick, antiguo director general de Cantor Fitzgerald, subrayó la importancia que el control de las exportaciones está teniendo en estas discusiones.
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Bessent dijo a los periodistas en Londres que habían tenido una “buena reunión” y Lutnick calificó las discusiones de “fructíferas”.
La delegación china estaba encabezada por el viceprimer ministro He Lifeng, que se marchó sin hacer comentarios a los medios de comunicación.
EE.UU. se mostró dispuesto a eliminar las restricciones a algunas exportaciones tecnológicas a cambio de garantías de que China suavice los límites a los envíos de tierras raras, que son fundamentales para una amplia gama de productos energéticos, de defensa y tecnológicos, como smartphones, aviones de combate y barras de reactores nucleares. China representa casi el 70% de la producción mundial de tierras raras.
En concreto, la administración Trump está dispuesta a eliminar una reciente serie de medidas dirigidas al software de diseño de chips, piezas de motores a reacción, productos químicos y materiales nucleares, dijeron personas familiarizadas con el asunto. Muchas de esas medidas se adoptaron en las últimas semanas, cuando se recrudecieron las tensiones entre EE.UU. y China.
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Trump no se comprometió a levantar las restricciones a las exportaciones, diciendo a los periodistas “ya veremos” cuando se le preguntó sobre la posibilidad de tal medida.
“China ha estado estafando a Estados Unidos durante muchos años”, dijo el presidente estadounidense, al tiempo que añadió que “queremos abrir China”.
La administración Trump espera que “tras el apretón de manos” en Londres, “se suavice cualquier control a la exportación desde EE.UU. y las tierras raras sean liberadas en volumen” por China, dijo Kevin Hassett, jefe del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, a CNBC a primera hora del lunes.
Los comentarios de Hassett desde Washington fueron la señal más clara hasta ahora de que EE.UU. está dispuesto a ofrecer tal concesión, aunque añadió que EE.UU. se quedaría corto a la hora de incluir los chips más sofisticados fabricados por Nvidia Corp. utilizados para impulsar la inteligencia artificial.
“No estoy hablando del material de gama muy, muy alta de Nvidia”, dijo Hassett, añadiendo que no se levantarían las restricciones sobre los chips H2O de Nvidia que se utilizan para entrenar los servicios de IA. “Estoy hablando de posibles controles a la exportación de otros semiconductores que también son muy importantes para ellos”.
Las acciones chinas que cotizan en Hong Kong entraron en un mercado alcista, ya que algunos inversores expresaron su esperanza de que las conversaciones señalaran un enfriamiento de las tensiones comerciales. En EE.UU., los operadores impulsaron al alza las acciones, con el S&P 500 a un 2% de su máximo de febrero.
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La primera ronda de negociaciones desde que las delegaciones de los países se reunieron hace un mes tiene como objetivo restablecer la confianza en que ambas partes cumplen los compromisos adquiridos en Ginebra. Durante esas conversaciones, Washington y Pekín acordaron rebajar unos aranceles paralizantes durante 90 días para dar tiempo a abordar un desequilibrio comercial que la administración Trump achaca a unas condiciones de competencia desleales.
Una llamada telefónica la semana pasada entre el presidente Donald Trump y su homólogo Xi Jinping pareció dar un nuevo impulso para alcanzar un acuerdo. Las tensiones comerciales entre EE.UU. y China se intensificaron este año cuando Trump subió los aranceles sobre los productos chinos, lo que provocó represalias por parte de Beijing. Eso ha provocado dolor en ambas economías, incluyendo incertidumbres para las empresas que tratan de navegar por los cambios repentinos en la política comercial.
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