Bloomberg — Los responsables de Estados Unidos que intentan negociar acuerdos comerciales en todo el mundo no están trabajando en incluir compromisos de política monetaria en dichos acuerdos, de acuerdo con una persona conocedora del asunto.
Los mercados de divisas están en vilo por la preocupación de que la administración Trump pretenda un billete verde más débil y use la negociación comercial para alcanzar ese objetivo.
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Este miércoles, el won de Corea del Sur subió casi un 2% con respecto al dólar, mientras que el yen japonés también avanzó. A comienzos de este mes, la moneda de Taiwán registró la mayor escalada en décadas.
Scott Bessent, secretario del Tesoro, es el único miembro del equipo económico del gobierno de Donald Trump encargado de abordar esos asuntos, y no está delegando en otros funcionarios para que participen en discusiones sobre política monetaria con socios comerciales, afirmó la persona, añadiendo que esos asuntos únicamente se negociarán con la presencia de Bessent.
Un portavoz del Tesoro declinó hacer comentarios.
El dólar ha retrocedido cerca de un 8% en general con respecto a las divisas mundiales desde la llegada de Trump al poder. El presidente tiene un largo historial de reclamaciones sobre otros países, en especial en Asia, que de forma deliberada debilita sus divisas para obtener una ventaja comercial sobre EE.UU.
Su administración ha impuesto aranceles a gran parte del mundo, y ahora deja entrever la posibilidad de que se reduzcan al entablar conversaciones comerciales con otros países.

“No cabe duda de que los mercados están nerviosos”, afirmó Gregory Faranello, director de estrategia y operaciones con tasas de interés en EE.UU. de AmeriVet Securities. “La extrema volatilidad se debe a la incertidumbre comercial actual”.
Bessent ha buscado disipar la inquietud global sobre la búsqueda activa de un tipo de cambio más débil por parte de Estados Unidos. Desde febrero, ha reiterado que la política de un dólar fuerte se mantiene “intacta”, incluso después de que el anuncio arancelario de Trump el 2 de abril desencadenara una ola de ventas de activos estadounidenses.
‘Destino de primera’
El secretario del Tesoro se lo planteó a sus homólogos durante su visita a Washington para las reuniones de primavera del FMI el mes pasado, y de nuevo ante un grupo de inversores en Los Ángeles durante la reunión anual del Instituto Milken, donde describió a Estados Unidos como el principal destino del capital global.
Tras participar en las conversaciones comerciales con China el fin de semana pasado, Bessent afirmó que “no hubo discusión sobre divisas” con la delegación de Pekín.
Lo que ocurre a puerta cerrada en diversas negociaciones comerciales concuerda con estas posturas, según la fuente, quien habló bajo condición de anonimato para tratar asuntos delicados.
El gobierno quiere que sus socios se abstengan de manipular injustamente sus monedas a la baja, pero no hay planes para mencionar dicha política en ningún acuerdo futuro que pueda reducir algunos de los aranceles iniciales de Trump, afirmó la fuente.
Si bien Bessent ha reiterado públicamente la idea de que un dólar fuerte refleja una economía fuerte, comentarios anteriores de Trump y algunos de sus asesores han planteado la posibilidad de un enfoque diferente.
Trump ha recurrido a asesores como Stephen Miran, presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, cuyo trabajo anterior había trazado un camino para aliviar lo que recientemente llamó las “cargas” de poseer la moneda de reserva mundial.
Esa es una de las razones por las que los participantes del mercado probablemente estén concluyendo que la lógica de los objetivos económicos de Trump (que incluyen un menor déficit comercial y una reactivación del sector manufacturero estadounidense) apuntan a un dólar más débil, independientemente de cómo se caracterice oficialmente la política monetaria.
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“Hablar de coordinación cambiaria puede ser prematuro, pero los operadores de divisas claramente están husmeando”, declaró Haris Khurshid, director de inversiones de Karobaar Capital, con sede en Chicago. “Independientemente de si Estados Unidos incluye formalmente la moneda en las negociaciones comerciales, los mercados ya operan como si un dólar más débil fuera implícito”.
La volatilidad del miércoles en los mercados cambiarios asiáticos es solo el último episodio. A principios de este mes, la moneda de Taiwán, conocida por su cuidadosa gestión del tipo de cambio, registró la mayor subida desde 1988.
Si bien aún no se conoce el panorama completo de esta fluctuación, los participantes del mercado la atribuyeron en parte a la especulación de que las autoridades taiwanesas permitirían la apreciación de su moneda para facilitar un acuerdo comercial con Estados Unidos.
Taiwán, Japón y China ya estaban en la “lista de monitoreo” del Tesoro de EE.UU. por sus prácticas cambiarias, y en noviembre se agregó también Corea del Sur.
A inicios de esta semana, el ministro de Finanzas japonés, Katsunobu Kato, dijo que buscaría una oportunidad para discutir cuestiones monetarias con Bessent en una próxima reunión del G-7 en Canadá.
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