Bloomberg Línea — La retórica proteccionista y los aranceles impuestos por Donald Trump han tenido el efecto contrario al esperado por el gobierno estadounidense en relación con la fortaleza del dólar.
Según el último Índice Big Mac de The Economist, la divisa estadounidense se ha depreciado a medida que los inversores internacionales pierden la confianza en las políticas de la Casa Blanca.
El índice, creado hace casi cuatro décadas como una forma de evaluar las distorsiones de los tipos de cambio, muestra que los ciudadanos estadounidenses están empezando a verse afectados por una combinación de aranceles más altos y una moneda más débil a la hora de comprar productos importados; en otras palabras, su poder adquisitivo se ha visto “erosionado”.
“Amantes de las hamburguesas o no, los estadounidenses están siendo exprimidos, mientras que su moneda deja de ser competitiva”, afirma The Economist.
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El resultado va en contra de las expectativas de Trump y su equipo, que aseguran que actúan en defensa del pueblo estadounidense y contra la subida de precios.
El presidente ha hablado públicamente de la necesidad de fortalecer el dólar y recientemente amenazó con vehemencia a los países de BRICS por defender el comercio internacional en otras monedas – esto, por cierto, es señalado como una de las verdaderas razones de los aranceles del 50% a Brasil.
Para Trump, los países con superávit comercial con EE.UU. manipulan sus monedas para mantener artificialmente bajos los precios de sus productos. Su gobierno ha impuesto aranceles como forma de combatir lo que considera prácticas desleales.
Según el Índice Big Mac, el precio del sándwich en EE.UU. ha subido de US$5,79 a US$6,01 en los seis meses transcurridos desde que Trump volvió al poder, mientras que los precios de las hamburguesas se han mantenido estables en países asiáticos como China, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Singapur y Vietnam.
“Para aquellos que, como el señor Trump, pueden haber esperado que esta caída haría que las exportaciones estadounidenses fueran más competitivas, el hecho de que el dólar siga siendo caro (en términos de poder adquisitivo de la hamburguesa) es descorazonador”, señala The Economist.
El Big Mac más caro se encuentra en Suiza, donde cuesta US$8,99. En la eurozona, el precio es de US$6,92, y en el Reino Unido, de US$6,82.
En Taiwán, en cambio, el Big Mac cuesta US$2,66; en Vietnam, US$2,91; en Japón, US$3,23; y en China, US$3,55.
“Sus monedas [de ciertos países asiáticos] pueden comprar ahora más dólares que antes, pero esos dólares compran menos cosas. En términos de poder adquisitivo, esto anula la variación de los tipos de cambio", afirma la revista.
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The Economist no facilita datos sobre Brasil, pero McDonald’s vende el sándwich (fuera de combos o especiales del día) en el país por R$17,90, el equivalente a US$3,22.
Creado en 1986, el índice Big Mac se basa en la teoría de la paridad del poder adquisitivo (PPA), según la cual los tipos de cambio entre las monedas deben ajustarse de modo que el mismo bocadillo cueste lo mismo en cualquier parte del mundo. Si una divisa está por encima o por debajo de lo que sería un “índice correcto”, esto demuestra que está sobrevalorada o infravalorada.
La hamburguesa sirve de referencia precisamente porque es un producto estandarizado, presente en decenas de países, aunque con variaciones locales (como la versión con pollo en la India y el sándwich sin queso en Israel).
Aunque el índice tiene un carácter económico informal, sus conclusiones tienen implicaciones económicas y políticas. En esta ocasión, revela que la ofensiva arancelaria de Trump ha encarecido la vida de los consumidores estadounidenses.
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