El “renacimiento manufacturero” que Trump quiere para EE.UU.: ¿es posible con sus aranceles?

La Asociación Nacional de Fabricantes señala que más del 50% de los bienes importados por EE.UU. son insumos para la fabricación.

Mientras persista la  incertidubre en lo que respecta a los aranceles, las empresas no harán ningún movimiento de inversión o dislocación.
Por Mark Niquette
09 de mayo, 2025 | 08:11 PM

Bloomberg — Donald Trump, presidente de Estados Unidos, afirma que sus aranceles provocarán un “renacimiento manufacturero”. No obstante, los propios aranceles están complicando todavía más esa tarea ya de por sí titánica.

Con el fin de construir y expandir fábricas, las compañías precisan maquinaria y materias primas, gran parte de las cuales son normalmente importadas y ahora están sometidas a una serie de aranceles punitivos.

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Manufactura estadounidense

Esto se añade a una cantidad de obstáculos ya existentes para hacer realidad la promesa de Trump de reindustrializar a los EE.UU., que ha perdido 6,8 millones de puestos de trabajo en la industria manufacturera desde 1979 conforme se trasladaba la producción a países menos costosos y crecía la automatización.

La escasez de mano de obra, una mano de obra cada vez más costosa, cadenas de suministro globales: la pandemia del Covid-19 puso en evidencia los enormes desafíos que supone la deslocalización de fábricas.

Actualmente, la caótica revisión de la política comercial de Trump ha sumado una capa de incertidumbre para los productores, que precisan algún nivel de seguridad respecto a los aranceles, cuán altos serán y por cuánto tiempo, antes de realizar inversiones a largo plazo.

Ver más: Cómo la dependencia de la manufactura de China impactaría a EE.UU. con consecuencias globales

“Los obstáculos son inmensos”, señaló Gordon Hanson, profesor de la Harvard Kennedy School y uno de los autores de un documento que acuñó el término “China shock” (choque chino) para describir la pérdida de la industria manufacturera de EE.UU. por la importación de productos más baratos. “Mi instinto me dice que no va a suceder”.

Nora Orozco quiere abrir una fábrica en Texas con 200 nuevos puestos de trabajo para su empresa de calzado Evolutions Brands y, con el tiempo, trasladar allí la producción de México. Pero esos planes están en suspenso porque ella necesita comprar equipo que sólo viene de China, y los aranceles de Trump han más que duplicado el costo.

“Me gusta la idea de la deslocalización, pero esto nos lo hace imposible”, dijo Orozco, quien, junto con muchos otros ejecutivos, ha presentado más de 1.100 solicitudes individuales de exenciones arancelarias para maquinaria fabricada en China. Más de la mitad de los bienes importados por EE.UU. son insumos para la fabricación, según la Asociación Nacional de Fabricantes.

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Tanto los presidentes demócratas como los republicanos han intentado revitalizar la industria manufacturera estadounidense, que alcanzó su pico de empleo en 1979, pero ahora sólo representa el 8% de la población activa.

Ver más: Trump sugiere reducir arancel a China a un 80% antes del inicio de las conversaciones

La industria tenía casi medio millón de vacantes en marzo, los últimos datos disponibles de la Oficina de Estadísticas Laborales, y un análisis de Deloitte para 2024 mostraba que 1,9 millones de empleos manufactureros podrían quedar sin cubrir en la próxima década.

Los empleos manufactureros han estado en descenso en Estados Unidos desde el año 1979.

La Casa Blanca apunta a estudios que concluyeron que los aranceles del primer mandato de Trump crearon miles de puestos de trabajo. Pero otras investigaciones de la Reserva Federal muestran que los aranceles de Trump costaron más empleos manufactureros de los que añadieron debido al aumento de los costes de los insumos y a los aranceles de represalia.

También en el primer mandato de Trump, más de 231.000 puestos de trabajo se vieron afectados por empresas que trasladaron su trabajo al extranjero, según las peticiones de Asistencia Federal de Ajuste Comercial que ayudaron a los trabajadores que perdieron empleos u horas por la deslocalización de la producción. Más de la mitad pertenecían al sector manufacturero, y la cifra total fue superior a la del último mandato de Barack Obama.

La administración Trump ha pregonado los anuncios de empresas que invierten en EE.UU., incluida una promesa de US$500.000 millonesde Apple Inc. (AAPL). Pero muchos de esos anuncios eran provisionales o ya estaban en marcha.

Las empresas que estarían en condiciones de trasladar la producción dicen que lo están posponiendo porque no saben si los aranceles son permanentes o sólo una palanca para negociar acuerdos comerciales.

Los fabricantes también citan los costes más elevados de la mano de obra y del cumplimiento de la normativa en EE.UU., así como la falta de infraestructuras adecuadas, como razones que desalientan la deslocalización.

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Los recortes fiscales y la desregulación en el primer mandato de Trump estimularon un aumento de los anuncios de puestos de trabajo en fábricas nacionales, pero éstos cayeron con su primera guerra comercial, según los datos recopilados por la Reshoring Initiative, una organización sin ánimo de lucro que aboga por el retorno de la fabricación a EEUU.

A la hora de evaluar cuánto tiempo se tardaría en traer esos puestos de trabajo de vuelta a casa, es importante diferenciar entre la construcción de grandes fábricas desde cero y los fabricantes que podrían aumentar rápidamente la producción en plantas existentes que funcionan a menos de su plena capacidad, dijo Harry Moser, fundador del grupo.

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“Las grandes plantas de ensamblaje, ahí es donde van a tardar años, y la incertidumbre hará que eso no ocurra hasta que las empresas crean que todo se ha estabilizado y sepan cuáles van a ser las normas”, dijo Moser.

En el 2022 se aprobaron subsidios e incentivos tributarios federales en EE.UU.

EE.UU. nunca va a volver a una época como la de los años 50, cuando abundaban los empleos manufactureros poco cualificados y una tercera parte de toda la mano de obra se dedicaba a la fabricación, dijo Jay Bryson, economista jefe de Wells Fargo & Co.

“¿Volverán las instalaciones de fabricación a Estados Unidos? Sin duda lo harán”, dijo Bryson en un seminario web el 10 de abril. “Pero no se equivoquen, no vamos a volver a 1955”.

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