Bloomberg — El presidente Donald Trump sugirió el domingo que sus aranceles le ayudarían a reducir los impuestos sobre la renta para las personas que ganan menos de US$200.000 al año, a medida que aumenta la ansiedad pública sobre su agenda económica.
Trump ha argumentado anteriormente que los ingresos arancelarios podrían sustituir a los impuestos sobre la renta, aunque los economistas han cuestionado esas afirmaciones.
“Cuando entren los aranceles, los impuestos sobre la renta de mucha gente se reducirán sustancialmente, quizá incluso se eliminarán por completo. La atención se centrará en las personas que ganan menos de US$200.000 al año”, dijo Trump el domingo en su red social Truth.
En cuestión de semanas, los aranceles de Trump han agitado la economía mundial, han hecho temer un aumento de los precios para los estadounidenses y han provocado advertencias de que sus políticas conducirán a una recesión.
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Una encuesta de CBS News publicada el domingo dijo que el 69% de los estadounidenses cree que la administración Trump no se centró lo suficiente en bajar los precios. La aprobación del manejo de la economía por parte de Trump en la encuesta bajó a 42%, comparado con 51% a principios de marzo.
Trump quiere ampliar las reducciones de los impuestos sobre la renta que se aprobaron en 2017 durante su primera presidencia, muchas de las cuales expiran a finales de 2025. También ha propuesto ampliar las exenciones fiscales, incluso eximiendo las propinas de los trabajadores y las ganancias de la seguridad social, al tiempo que recorta el tipo del impuesto de sociedades del 21% al 15%.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, respondió el domingo a las encuestas afirmando que los consumidores estadounidenses siguen gastando y que la administración está trabajando en acuerdos comerciales bilaterales después de que Trump impusiera los llamados aranceles recíprocos a muchos países a principios de abril. Posteriormente pausó los gravámenes durante 90 días para todos los países afectados excepto China.
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El esfuerzo involucra a 17 socios comerciales clave, sin incluir a China, dijo Bessent en el programa This Week de la cadena ABC.
“Tenemos un proceso en marcha, durante los próximos 90 días, para negociar con ellos”, dijo. “Algunas de ellas están avanzando muy bien, especialmente con los países asiáticos”.
Bessent reiteró el argumento de la administración de que Pekín se verá obligado a sentarse a la mesa de negociaciones porque China no puede sostener el último nivel arancelario estadounidense de Trump del 145% sobre los productos chinos.
“Su modelo de negocio se basa en la venta de productos baratos y subvencionados a EE.UU.”, dijo Bessent. “Y si hay una parada repentina en eso, tendrán una parada repentina en la economía, por lo que negociarán”.
Trump ha dicho que EE.UU. está hablando con China sobre comercio, lo que Pekín ha negado. Bessent dijo que no sabía si Trump y Xi habían hablado.
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Dijo que vio a sus homólogos chinos cuando los funcionarios financieros del mundo se reunieron en Washington la semana pasada “pero fue más sobre las cosas tradicionales como la estabilidad financiera, las alertas tempranas económicas globales”.
Bessent dijo que cree que hay un camino a seguir para las conversaciones con China, comenzando con “una desescalada” seguida de un “acuerdo en principio”.
“Un acuerdo comercial puede llevar meses, pero un acuerdo en principio y el buen comportamiento y la permanencia dentro de los parámetros del acuerdo por parte de nuestros socios comerciales pueden evitar que los aranceles vuelvan a subir al nivel máximo”, dijo.
En el Congreso, el marco para un proyecto de ley que los republicanos acordaron a principios de abril permitiría hasta US$5,3 billones en recortes fiscales a lo largo de una década. El asesor comercial de Trump, Peter Navarro, ha sugerido que los aranceles de Trump generarán más ingresos que eso, mientras que la mayoría de los economistas proyectan que aportarán bastante menos.
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