Trump y Putin llegan a Alaska con ideas diferentes sobre el éxito de su cumbre

El presidente estadounidense considera cualquier tipo de alto al fuego en Ucrania como un objetivo clave. Para el líder ruso, reunirse con Trump sin haber hecho concesiones sobre la guerra ya es una victoria.

File:The Best Of U.S. President Donald Trump
Por Kate Sullivan - Natalia Drozdiak - Eric Martin
15 de agosto, 2025 | 08:59 AM

Bloomberg — Donald Trump y Vladimir Putin medirán el éxito de su cumbre en Alaska de manera muy diferente, aunque ambos líderes ya están pensando en una segunda reunión.

El presidente estadounidense considera cualquier tipo de alto al fuego en Ucrania como un objetivo clave de las conversaciones. Para el líder ruso, reunirse con Trump en suelo estadounidense sin haber hecho concesiones sobre la guerra ya es una victoria.

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Estos son los riesgos contrastantes que ambos líderes enfrentan ahora que se dirigen a Anchorage para su primera cumbre desde 2018 en Helsinki. Este desequilibrio pone de manifiesto los peligros y las oportunidades para Trump, quien desde hace tiempo se ha presentado como el único capaz de poner fin a la guerra.

Putin tiene pocos incentivos para detener los combates mientras el ejército ruso avanza lentamente en Ucrania, pero no puede permitirse distanciarse de un presidente con el que mantiene una larga relación.

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Al invadir Ucrania en 2022, Putin inició la mayor guerra de Europa en 80 años y se convirtió en un paria internacional. La cumbre con Trump le ayuda a romper el aislamiento que EE.UU. y sus aliados del Grupo de los Siete han intentado imponer al líder ruso por su agresión.

Aún más potente simbólicamente es la decisión de celebrar el encuentro en una base militar, la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, en Estados Unidos. Según esa métrica, Putin se ha anotado una victoria simplemente por presentarse.

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La reunión también marca un repudio al enfoque del expresidente Joe Biden de “nada sobre Ucrania sin Ucrania”, un mantra que se aseguró de que el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskiy siempre tuviera un asiento en la mesa.

Aunque Trump trató de tranquilizar a Zelenskiy esta semana, el cara a cara con Putin es una señal de hasta qué punto Trump cree que él -y no Ucrania- es fundamental para poner fin al conflicto.

“Rusia quiere seguir persiguiendo sus objetivos, que son debilitar dramáticamente a Ucrania y esencialmente socavar su independencia y soberanía”, dijo Richard Haass, exalto funcionario del Departamento de Estado, en una entrevista. “Así que Rusia ve las negociaciones no como una alternativa a eso, sino como un medio hacia ese fin”.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el de Rusia, Vladimir Putin, celebrarán una cumbre histórica en Alaska en la que intentarán avanzar para poner fin a la guerra en Ucrania.

Los peligros para Trump explican la estrategia de la Casa Blanca de rebajar las expectativas de la reunión. Trump la describió como una “reunión de tanteo”, un mensaje reforzado por la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, que calificó la cumbre de “ejercicio de escucha para el presidente”.

Trump ya está pensando en una posible segunda cumbre que incluiría a Zelenskiy -y quizá a líderes europeos- y que anticipó que sería “más productiva que la primera”. El Kremlin, anticipándose a ese movimiento, ha invitado a Trump a venir a Rusia a continuación.

Está muy lejos de los alardes de Trump durante la campaña electoral de que podría poner fin a la guerra al día siguiente de asumir el cargo. En mayo, el secretario de Estado Marco Rubio dijo que estaba “meridianamente claro” que un avance sólo era posible con la implicación de Trump y Putin.

El nuevo marco da a Trump margen de maniobra durante la reunión en sí, según personas familiarizadas con el asunto, que pidieron no ser identificadas al hablar de deliberaciones privadas. Eso le permitirá tomar decisiones en el momento al confiar en sus instintos, lo que se alinea con su preferencia por la diplomacia personal frente a las deliberaciones burocráticas tradicionales.

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En un escenario optimista, los dos líderes podrían salir de Alaska con un acuerdo para detener los combates, al menos temporal o parcialmente, por ejemplo acordando una pausa en los ataques aéreos rusos.

Trump podría impulsar la propuesta de Putin de tomar el territorio ucraniano que sus fuerzas han capturado. O podrían salir sin nada en absoluto, algo que Trump aceptó encantado después de abandonar las conversaciones con Kim Jong Un de Corea del Norte en 2019.

Por su parte, Putin está ansioso por ampliar las grietas entre EE.UU. y Europa al tiempo que busca un alivio de las sanciones que han paralizado el crecimiento económico de Rusia.

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La lista de asistentes refleja la importancia que ambas partes conceden a la reunión. A Trump le acompañarán el vicepresidente JD Vance, Rubio y el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Vance ha desempeñado un papel clave en las conversaciones entre EE.UU. y Rusia, y en la configuración de la postura de la administración.

Putin trae a su ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, así como a sus ministros de Defensa y Finanzas. Eso sugiere que Rusia quiere discutir el potencial de una mayor cooperación económica, una idea que atrae a Trump.

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Se espera que Trump y Putin hablen a solas antes de un almuerzo con sus delegaciones y después está prevista una rueda de prensa conjunta.

Eso hace surgir el espectro de una repetición de la ahora infame conferencia de prensa en Helsinki, en la que Trump se puso públicamente del lado de Putin al rechazar las evaluaciones de los servicios de inteligencia estadounidenses de que Rusia se había entrometido en las elecciones presidenciales de 2016.

Esa es una comparación que Trump querrá evitar.

En los prolegómenos de la cumbre, aseguró a los líderes europeos en una llamada que no negociaría nuevas fronteras para Ucrania e impulsará reuniones directas Putin-Zelenskiy, según personas informadas de las recientes discusiones. También indicó su voluntad de apoyar garantías de seguridad para Ucrania.

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