Bloomberg Línea — No es de hoy que los estadounidenses aprendieron a apreciar el café brasileño en sus diferentes versiones: desde los más comerciales hasta los especiales, el grano está presente en hasta el 60% de las mezclas de grandes cadenas como Starbucks en el país.
Pero esta preferencia comenzó a ponerse a prueba hace aproximadamente un mes y medio, con la entrada en vigor del arancel del 50% impuesto por los Estados Unidos de Donald Trump, medida que derribó los envíos del grano especial en agosto, dijo Vinicius Estrela, director ejecutivo de la Asociación Brasileña de Cafés Especiales (BSCA), en una entrevista con Bloomberg Línea.
Mientras las negociaciones aún continúan y la expectativa del sector cafetero de integrar la lista de productos exentos no se concreta, los datos evidencian el impacto: las exportaciones de cafés especiales brasileños a Estados Unidos cayeron un 79% en agosto en relación con el mismo mes de 2024, según datos de la BSCA divulgados esta semana. En relación con julio, la caída fue del 69%.
La magnitud de la caída, que sorprendió incluso a los productores experimentados, según Estrela, está relacionada con la tarifa impuesta por el Gobierno estadounidense. Pero no se explica solo por el encarecimiento del producto, dijo el ejecutivo de la BSCA.
“La restricción de la oferta [con el precio] por sí sola no explica una caída tan fuerte. Las existencias en EE.UU. están en mínimos históricos, pero los importadores han optado por posponer los envíos y fraccionar las entregas, además de recurrir a cafés de otros orígenes para no dejar el mercado sin producto”, afirmó Estrela.
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Dinámica de las exportaciones y mezclas
Brasil producirá alrededor de 55,2 millones de sacos de café este año, según los datos más recientes publicados por la Compañía Nacional de Abastecimiento de Brasil (Conab).
Entre enero y julio de este año, el país exportó 23,7 millones de sacas de 60 kilos, lo que representa una caída del 16,4% en relación con el mismo período del año pasado, según datos del Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios de Brasil (MDIC).
De ese volumen, casi 2 millones corresponden a cafés especiales, estimó Estrela.
Según el directivo, los granos especiales de Perú, Guatemala, Colombia y Honduras se están ofreciendo como alternativas a corto plazo, ya que tienen un perfil sensorial similar al de Brasil, con notas de chocolate, caramelo y cuerpo intenso.
A pesar de estas alternativas, el ejecutivo evaluó que el riesgo de sustitución estructural es limitado por el tamaño de la producción en esos lugares.
Colombia, el segundo mayor productor de arábica, debería cosechar alrededor de 12 millones de sacas en la actual campaña agrícola, y Etiopía, 8 millones. “Incluso si Estados Unidos comprara todo el excedente de producción de Colombia, aún no sería suficiente para satisfacer la demanda de cafés especiales brasileños”, afirmó Estrela.
Además, cambiar la composición de una mezcla no es una tarea sencilla para los tostadores.
Según Estrela, la receta de una mezcla funciona como la fórmula “secreta” de una marca: cualquier cambio puede ser percibido por el consumidor, y esto puede dar lugar a que pruebe la competencia.
“Es muy arriesgado para una tostadora en EE.UU. cambiar la proporción de la mezcla, porque el cliente nota la diferencia de sabor. En el mercado estadounidense, altamente competitivo, esto puede significar perder fidelidad y participación”, explicó.
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Café especial
Un café se considera especial cuando alcanza una puntuación mínima de 80 puntos en la escala de 0 a 100 de la SCA (Specialty Coffee Association). Se evalúan atributos como el dulzor, la fragancia y la acidez de la bebida.
Para alcanzar este nivel de exigencia, los productores invierten en variedades menos productivas, cosechas selectivas para garantizar que el grano se recolecte en el momento óptimo de maduración, además de cuidados poscosecha que pueden duplicar el coste en relación con el café comercial, explicó Estrela.
Este rigor explica por qué los granos brasileños ocupan dos espacios distintos en el mercado estadounidense: en las mezclas industriales y en los microlotes de origen único, que son productos más caros que se venden normalmente con el nombre de la finca y del productor impresos en el envase.
Para el caficultor, producir café especial es interesante por el alto valor agregado que incorpora a la cadena. Mientras que el café convencional se vende según la cotización de la bolsa de materias primas de Nueva York (ICE), el café especial se vende con un diferencial positivo respecto al precio de la bolsa.
El riesgo, dijo Estrela, es que los aranceles reduzcan la competitividad y disminuyan la prima pagada a Brasil, lo que puede llevar a los productores a perder los incentivos para mantener la calidad.
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Orden ejecutiva
A finales de agosto, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que permite excluir de la lista de aranceles los productos que no se producen en Estados Unidos, como el café y el cacao.
Sin embargo, el texto no exime automáticamente al producto brasileño, pero abre la posibilidad de que esto ocurra si hay un acuerdo bilateral entre Washington y Brasilia, explicó Estrela.

“Hace un mes y medio no había ninguna posibilidad de exención. Ahora existe una ventana real. Lo que falta es una negociación entre los dos gobiernos”, dijo.
Según él, el sector productivo, sobre todo la BSCA, la Cecafé y la Abic, ha actuado de forma conjunta para sensibilizar a las autoridades estadounidenses sobre el impacto de la medida en los precios al consumidor. El café ya acumula una subida del 40% en 12 meses en EE.UU., de los cuales el 21% solo entre enero y julio.
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Riesgo de pérdida de mercado
La preocupación de la cadena brasileña es que, cuanto más tiempo dure el arancel, mayor será el riesgo de que el país pierda espacio de forma permanente en EE.UU., un mercado considerado estratégico para el sector.
“Nos llevó 30 años construir la reputación del café especial brasileño. Si un consumidor se acostumbra a otro café, el tostador puede reducir las compras a Brasil, y recuperar ese espacio después es muy difícil”, dijo Estrela.
La BSCA espera que los envíos vuelvan a cobrar impulso a finales de año, cuando las existencias de otros orígenes se reduzcan.
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