Microsoft presenta un chip de computación cuántica para centros de datos del futuro: los detalles

La empresa afirma que su chip Majorana 1 aprovecha 8 qubits, los componentes básicos de la informática cuántica, en una pieza de hardware del tamaño de una nota adhesiva.

Por el momento, el chip es capaz de poco más que resolver problemas matemáticos que demuestran que puede ser controlado.
Por Matt Day
19 de febrero, 2025 | 04:01 PM

Bloomberg — Microsoft Corp. (MSFT) anunció su primer chip de computación cuántica, un paso importante en el esfuerzo de la empresa por producir dispositivos que algún día puedan resolver problemas fuera del alcance de los ordenadores modernos.

La empresa afirma que su chip Majorana 1 aprovecha 8 qubits, los componentes básicos de la informática cuántica, en una pieza de hardware del tamaño de una nota adhesiva que, según calcula, podría llegar a albergar 1 millón de ellos. Por el momento, el chip es capaz de poco más que resolver problemas matemáticos que demuestran que puede ser controlado. Pero los ingenieros de Microsoft afirman que ha avanzado lo suficiente como para servir de base a futuras máquinas cuánticas.

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El anuncio de Microsoft indica que sus ingenieros han encontrado la forma de desplegar las partículas que hacen posible la computación cuántica en un sistema que algún día podría alimentar centros de datos y permitir avances en campos como la química y la sanidad. Algunos de los hallazgos, que describen el funcionamiento de lo que la empresa denomina un topoconductor, se publican el miércoles en la revista Nature.

“En realidad, los científicos teorizaron sobre esto en 1937”, dijo Jason Zander, vicepresidente ejecutivo de Microsoft encargado de llevar al mercado la tecnología cuántica y otras tecnologías prometedoras. “Hemos tardado casi cien años en demostrarlo. Ahora podemos aprovecharlo”. Añadió que las máquinas cuánticas estarán haciendo cosas útiles en “años, no décadas”.

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El campo de la computación cuántica, cuya inminente llegada se viene prediciendo desde hace aproximadamente una década, ha sido testigo de una avalancha de anuncios en los últimos meses que indican que las máquinas pueden estar acercándose a la utilidad práctica.

La tecnología supone una ruptura con la estructura fundacional de los ordenadores. Ya sea un iPhone o un superordenador en un centro de datos, todos los ordenadores procesan la información en unidades llamadas bits, que se codifican como un uno o un cero. Los bits cuánticos - o qubits - representan probabilidades de un uno o un cero, apareciendo a veces como ambos.

Gracias a esa flexibilidad, las cadenas de qubits pueden considerar varias posibilidades a la vez, lo que les permite encontrar soluciones a problemas que desconciertan a las máquinas tradicionales firmemente atadas a unos y ceros. Google, de Alphabet Inc. (GOOGL), anunció en diciembre que su propio nuevo chip cuántico tardó cinco minutos en razonar un problema cuya resolución llevaría a los ordenadores tradicionales más tiempo que la edad del universo.

El problema, para Google, Microsoft y una multitud de startups que trabajan en máquinas cuánticas, es la tasa de error de la tecnología. Producir las partículas que pueden controlarse electrónicamente requiere entornos superenfriados y silenciosos porque el calor o las ondas sonoras dispersas pueden introducir errores. En los experimentos, estas partículas parpadean entrando y saliendo de la existencia en una fracción de segundo. Y corregir sus errores puede ser un reto tan grande como crear las partículas.

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Microsoft, que inició sus trabajos cuánticos en 2004, adoptó un enfoque diferente al de la mayoría al centrar sus esfuerzos en minimizar los errores, concretamente en Majorana, unas cuasipartículas que deben su nombre al físico italiano que las teorizó en la década de 1930. Microsoft cree que los qubits Majorana resultarán menos propensos a las volteretas involuntarias entre unos y ceros que los qubits creados con otros enfoques.

Para aislar y controlar los Majorana, Microsoft improvisó, átomo a átomo, tiras de arseniuro de indio, y unió nanocables de aluminio en forma de H. Cuando se enfrían hasta casi el cero absoluto y se sintonizan con precisión con un campo magnético, los Majorana se inducen en cada uno de los cuatro extremos de la letra, formando un único qubit. Este emite señales, los unos y los ceros, que los ingenieros pueden leer con microondas. Esa estructura puede repetirse en un chip.

Hubo algunos falsos comienzos: Los investigadores de Microsoft pensaron que habían identificado las partículas en 2018, pero más tarde se retractaron del artículo que pretendía demostrarlo. Finalmente resolvieron el problema y consiguieron crear y medir Majorana unos años más tarde.

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