¿El caos político provocará una huida del dólar?

Donald Trump
Por Bloomberg Editors
17 de abril, 2025 | 07:14 AM

Las turbulencias en los mercados de valores generadas la semana pasada por la fluctuante política comercial de la Casa Blanca fueron suficientemente aterradoras, sin embargo, ya no son el peor presagio económico.

Los inversionistas han empezado a plantearse lo que era hasta hace poco una pregunta inconcebible: ¿Sigue siendo segura la deuda pública de EE.UU.?

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Si bien el mercado de US$28,6 billones de los bonos del Tesoro suele despertar pocos titulares, tiene hondas implicaciones para la estabilidad económica y financiera.

Se espera que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, lo esté siguiendo de cerca e inste a la Casa Blanca a hacer lo mismo. Si se perdiese la confianza en la deuda pública de Estados Unidos, el daño podría ser imposible de revertir.

Después del anuncio de la administración de sus aranceles punitivos el “Día de la Liberación”, las cotizaciones bursátiles descendieron y las de los bonos se elevaron. Este fue el patrón familiar. Cuando los inversionistas se alarman, abandonan los activos de riesgo en favor de la alternativa líquida más segura.

No obstante, al poco tiempo de suspenderse la mayoría de los aranceles, la demanda volvió a cambiar. Cayeron las acciones, los bonos y el dólar. Ha sido el mayor desplome del mercado de bonos desde que la Fed se vio forzada a tomar medidas de emergencia para hacer frente a la crisis de liquidez de los repos de 2019.

La más probable explicación de esta oscilación está lejos de ser tranquilizadora. Los inversionistas podrían estar valorando el riesgo de una inflación más alta, que el incremento de los rendimientos de los bonos a largo plazo compensaría.

Además, pueden estar preocupados por las perspectivas de un crecimiento ralentizado, lo que implica que prevén mayores recortes de las tasas de interés a corto plazo por parte de la Fed este año. Como resultado, la pendiente de la curva de rendimiento anticipa una estanflación.

Bonos de EE.UU.

Peor aún, como han destacado muchos analistas, sería una caída generalizada de la demanda de activos denominados en dólares. El tipo de cambio ponderado por el comercio del dólar cayó a su mínimo en seis meses, al tiempo que el euro, el yen, el franco suizo y el oro se fortalecían.

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Cabe destacar que la Unión Europea, Japón y Suiza están en el punto de mira de los aranceles del gobierno.

Sin embargo, sus monedas se apreciaron frente al dólar, el supuesto refugio, en un momento de grave tensión global. Un indicador muy vigilado de la futura fortaleza prevista del dólar, las llamadas reversiones de riesgo a un año, se volvió negativo por primera vez en cinco años.

La pregunta crucial es si la posición del dólar como moneda de reserva global aún puede darse por sentada. Funcionarios del gobierno han declarado que un dólar fuerte es perjudicial para Estados Unidos. Incluso han considerado la posibilidad de depreciarlo imponiendo una tasa a los tenedores extranjeros de bonos del Tesoro.

Mientras tanto, mientras se desarrollaba el drama de la semana pasada, el Congreso planeaba empeorar la ya insostenible trayectoria de la deuda del país, lo que ejercerá aún más presión a la baja sobre los bonos del Tesoro. Sin duda, los inversores lo han notado.

Así se presenta una crisis de confianza emergente. Una huida a gran escala de los activos en dólares podría obligar al gobierno a incumplir sus deudas y causar estragos en la economía. La mera insinuación de tal escenario resulta desestabilizadora.

Las autoridades estadounidenses deberían prestar atención a las señales de alerta de la semana pasada y hacer del restablecimiento de la confianza y la estabilidad financieras su tarea más urgente.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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