Las recientes y significativas inversiones en lA no se asignan a chips de alta gama ni a la construcción de centros de datos, sino a personas.
La rivalidad por el talento de la inteligencia artificial condujo a Meta Platforms Inc. (META) a ofrecer primas de US$100 millones con el fin de atraer al personal sénior que trabaja para sus rivales. “Se siente como si alguien hubiera entrado en nuestra casa y nos hubiese robado algo”, comentaba el director de investigación de OpenAI en un memorándum al personal obtenido por Wired.
La víctima más reciente: Apple Inc. (APPL), que acaba de perder a su alto ejecutivo Ruoming Pang que se fue a Meta.
Resulta revelador que gran parte de las superestrellas que los titanes de la tecnología de EE.UU. presumen de incorporar a sus plantillas sean de origen chino.
Junto a Pang, ocho de los doce nuevos miembros del equipo de Meta Superintelligence Labs se graduaron en universidades de China continental antes de emprender carreras en el extranjero. Esto indica que uno de los principales motores de la carrera global por la IA es una pugna feroz por las personas que la desarrollan: el talento chino.
A Pekín no se le escapa el enorme papel que desempeñan en el desarrollo de sistemas de IA para su rival geopolítico. En el contexto de otros campos tecnológicos en los que los trabajadores tienen una ventaja de conocimiento, el gobierno no ha mostrado temor al pedirles que vuelvan a casa. Las autoridades ya han limitado los viajes de ciertos empleados de DeepSeek.
En vez de tomar medidas rigurosas contra la inmigración, los responsables políticos estadounidenses deberían hacer más para atraer a las mejores y más brillantes mentes de China y de otros países y establecer un entorno en el que resulte probable que se queden.
Pero los líderes empresariales estadounidenses no deberían dar por sentado que los grandes sueldos por si solos serán suficientes para ganar un concurso internacional de talento.
Investigadores de la Universidad de Harvard afirmaron el mes pasado que la cantidad de publicaciones científicas de alto impacto demuestra que China domina en “capital humano bruto para la IA”.
Esto impulsa la investigación autóctona a pesar de las ventajas de Estados Unidos en potencia informática e inversión. Puede que los mejores trabajadores sigan interesados en ganar dinero en el extranjero, pero eso no significa que muchos no se queden en casa.
Investigadores independientes de la Universidad de Stanford analizaron en mayo datos sobre los más de 200 autores incluidos en los artículos técnicos de DeepSeek. El éxito de la empresa se debe principalmente al talento local, concluyeron.
La mitad del equipo de DeepSeek nunca abandonó China para estudiar o trabajar, y quienes lo hicieron finalmente regresaron para dedicarse al desarrollo de IA. Esto tiene implicaciones políticas para Estados Unidos.
China considera la experiencia internacional menos como una fuga de cerebros y más como una forma de que los investigadores adquieran conocimientos antes de regresar a casa, según el estudio de Stanford. Estados Unidos “podría estar asumiendo erróneamente que tiene una ventaja permanente en talento”.
Esto coincide con otros datos que sugieren que EE.UU. ha ido perdiendo atractivo como destino para los investigadores de IA de primer nivel.
Solo el 42% de estos profesionales trabajaban en EE.UU. en 2022, en comparación con el 59% en 2019. Durante ese mismo período, China redujo la brecha rápidamente, pasando del 11% al 28%.
Mientras tanto, el gobierno chino ha estado financiando laboratorios de IA e investigaciones en universidades como parte de su política industrial. No está claro qué tan rentable ha sido esta inversión, pero ha ayudado a incubar talento que posteriormente apoyó avances en empresas privadas.
Uno de los artículos clave de DeepSeek, por ejemplo, fue coescrito por académicos de la Universidad de Tsinghua, la Universidad de Pekín y la Universidad de Nanjing. De esta manera, China ha estado construyendo un ecosistema de innovación que no se centra en la captación de talentos individuales.
Las empresas nacionales tienen menos capacidad para invertir tan generosamente para atraer a los mejores talentos. Según un análisis, la inversión privada estadounidense en IA fue casi 12 veces mayor que la de China.
A comienzos de este año, el medio de comunicación estatal Global Times informó sobre las “ofertas de empleo bien remuneradas” de DeepSeek, que podrían representar ingresos anuales de unos ¥1,54 millones (poco menos de US$215.000). Es una suma considerable en la China urbana, pero no las cifras de millonarios instantáneos que se manejan en Silicon Valley.
No obstante, DeepSeek se encuentra en plena campaña de reclutamiento para atraer a investigadores chinos de IA en el extranjero para que regresen a su país. Ha publicado una serie de vacantes en LinkedIn, una plataforma que no se usa a nivel nacional.
Como escribió mi colega Dave Lee, se trata de algo más que dinero, sino de convencer a los trabajadores de que su contribución “será la más importante en los libros de historia”. DeepSeek podría estar esperando que esta propuesta tenga éxito en el talento chino que añora su país.
En definitiva, casi la mitad de los investigadores de IA de primer nivel del mundo provienen de China, en comparación con el 18% de Estados Unidos. Muchos buscan oportunidades en el extranjero, pero Pekín está haciendo todo lo posible para convencer al menos a algunos de que se queden en un momento en que EE.UU. no da señales de una cálida bienvenida.
Las exorbitantes primas de contratación de Silicon Valley podrían ser suficientes para ganar una batalla transfronteriza por el talento, pero el tiempo dirá si basta para ganar la guerra.
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