La solución de Tesla para los errores de Musk es más Musk

Elon Musk, CEO de Tesla y encargado de DOGE en la administración de Trump.
Por Liam Denning
25 de abril, 2025 | 09:47 AM

El martes por la noche, Tesla Inc. (TSLA) presentó unas cifras pésimas para el primer trimestre. Por supuesto, el CEO, Elon Musk, inició la llamada con un debate sobre por qué debe arreglar las finanzas estadounidenses, enfrentándose a un ejército de supuestos parásitos.

Para los valores de cualquier otra compañía, la combinación de estos resultados junto con las prioridades políticas de Musk supondría un desastre.

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El margen bruto de Tesla en el sector de la automoción, una vez descontados los créditos regulatorios, se hundió hasta el 12,5%; el más bajo, según Morgan Stanley, en más de diez años, cuando la empresa era más bien una startup.

Sus beneficios ajustados se sitúan casi un 40% por debajo de las estimaciones del consenso, que de hecho habían estado cayendo estrepitosamente.

Tesla logró un flujo de caja libre positivo, pero únicamente gracias a una mezcla de movimientos favorables en las cuentas por pagar y por cobrar, y a una reducción de los gastos de capital casi a un 50%.

Además, el fabricante de VE ha suspendido sus previsiones a causa de los recientes “cambios en la política comercial mundial” sobre los que tal vez haya escuchado hablar. Se trata de una doble ironía.

Primero, Musk ha tenido una relación bastante cercana con el presidente de EE.UU. que ha realizado la mayor parte de esos cambios. Segundo, la previsión de Tesla no ha sido precisamente la más brillante de las guías, combinando de alguna manera volatilidad y vaguedad en los últimos trimestres.

Así pues, en el momento de escribir estas líneas, las acciones de Tesla subieron casi un 5%.

Dado que ya sabíamos que las ventas habían caído, y en parte debido a las reformas de fábrica para renovar el Model Y, se podría argumentar que las malas noticias ya estaban descontadas.

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Sin embargo, es una exageración, considerando que las acciones de Tesla, a pesar de haber bajado este año, todavía cotizan a 85 veces las ganancias futuras. Es más, ni siquiera las líneas de producción paralizadas pudieron explicar la magnitud de la caída de las ventas este trimestre.

El factor que más animó fue que, tras defender el papel del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) en la salvación del país, Musk explicó que, no obstante, se distanciaría un poco de esta importante labor el próximo mes.

Añadió, sin embargo, que esto implicaría dedicar uno o dos días a la semana a DOGE, lo que aún parece mucho. Este mensaje es extraño.

Cuando la relación del CEO con la Casa Blanca está dañando la marca, no es aconsejable comenzar la llamada que debería explicar las peores ganancias de la compañía en años hablando de Maga, y luego añadir que se distanciará, pero solo un poco.

Sin embargo, en lo que respecta a las ventas de vehículos eléctricos de Tesla, la política es más un catalizador que una causa subyacente.

La adhesión de Musk al presidente estadounidense Donald Trump ha sido claramente perjudicial, especialmente en Europa y en los estados demócratas que impulsan los vehículos eléctricos en Estados Unidos.

No obstante, un vistazo a las ventas de Tesla en California muestra que, en lo que respecta al crecimiento, la decadencia se asentó bastante antes de las elecciones de noviembre.

Tesla

El mayor problema es que la anticuada gama de vehículos de Tesla ha chocado con una competencia cada vez mayor, algo que las obligaciones de Musk con DOGE agravaron, pero no crearon.

Por mucho que los inversores agradezcan una porción extra de la semana de Musk, no olviden que antes de ponerse la gorra roja, hizo que la compañía se centrara en el desarrollo del Cybertruck, un modelo de alto precio y muy angular, su primer modelo nuevo en años y, hasta la fecha, un fracaso.

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Tesla vendió poco más de 6.400 unidades en el primer trimestre, según Cox Automotive, una fracción de su capacidad de producción de más de 31.000. La compañía aún promociona un VE de menor costo que se lanzará próximamente, aunque aún está por verse.

El resultado no es solo una disminución sostenida de las ganancias de Tesla, sino también, y esto es importante, de la calidad de dichas ganancias. Irónicamente, cuanto más a la derecha se mueve Musk, más a la izquierda se inclinan las ganancias de Tesla.

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Esos créditos regulatorios para los vehículos eléctricos que vende Tesla, que no son del agrado de los republicanos, representaron el 31% de las ganancias antes de impuestos de la compañía el año pasado. En el primer trimestre, representaron el 101%.

De hecho, al excluir esos créditos, junto con los intereses devengados sobre el saldo bancario de Tesla y otros elementos como las criptomonedas, las operaciones subyacentes se convirtieron en pérdidas.

Tesla

Basta decir que, en lugar de detenerse en el deterioro de los resultados del mayor negocio actual de la compañía, Musk se centró en el futuro.

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El objetivo más importante es el lanzamiento de una especie de programa piloto de robotaxis en Austin en junio. Este servicio, que abarca una sola ciudad, representa un retroceso implícito respecto a las visiones previas de Musk de robotaxis en todas partes.

Este último sigue siendo el objetivo final, y Musk incluso llegó a afirmar que, en el futuro, “la mayoría de la gente no comprará autos”. (Dada la caída en las ventas de Tesla, algunos quizás se hayan adelantado a esta idea).

Más pertinente aún, Musk advirtió que, incluso con la próxima llegada de vehículos autónomos a Austin, los inversores no deberían esperar que los robotaxis se conviertan en un factor clave para el resultado final hasta mediados o la segunda mitad del próximo año. Así que ahí tienen su orientación.

Una típica invitación de Tesla a seguir avanzando hacia un destino difícil de alcanzar y olvidar lo que vieron en el retrovisor.

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Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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