Bloomberg Línea — El desempeño de los metales en el primer semestre de 2025 fue destacado, con avances de hasta dos dígitos, en un contexto de alta incertidumbre macroeconómica, presiones inflacionarias persistentes y tensiones geopolíticas que les permitieron posicionarse como activos refugio.
Metales como el platino tuvieron un desempeño excepcional en el semestre y su precio se disparó un 47% ante el impulso de la demanda en la industria, a medida que la oferta se mantiene restringida por los choques que se experimentan en África, el mayor productor.
A finales de junio, el platino subió a su nivel más alto desde 2014 por la sólida demanda de los compradores chinos de joyas, que están favoreciendo al metal frente al oro. Hasta este jueves 3 de julio, el platino se negociaba a US$1.379 la onza. La perspectiva del Banco Mundial publicada en abril era que en 2025 su precio se ubicará en US$1.050 y en 2026 saltará a US$1.075.
En el semestre que terminó en junio, el oro se consolidó como un activo defensivo, con una apreciación cercana al 24,28%, impulsado por la debilidad del dólar, expectativas de recorte de tasas por parte de la Reserva Federal (Fed, en inglés) y una mayor demanda ante escenarios globales de riesgo.
“Históricamente, el oro ha sido un refugio que destaca especialmente durante crisis, aunque su rendimiento puede ser volátil”, dijo a Bloomberg Línea Renato Campos, economista y analista de Mercados de la firma GH Trading.
“El oro continúa siendo uno de los principales dominantes en las carteras de los inversionistas si de diversificación se habla, sobre todo durante este 2025, motivo por el cual aún esperamos avances que anticipen y respondan a condiciones menos favorables”, apuntó Campos.
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El cobre tuvo un alza en el semestre cercana al 25 %, que reflejó en todo caso preocupaciones sobre oferta limitada y un repunte de la demanda, especialmente desde Asia, lo que lo posiciona como un activo estratégico ligado al ciclo económico y a la transición energética.
En el caso del cobre, Renato Campos dice que China espera llevar a cabo nuevas rondas que estimulen la demanda interna, “proporcionando así una mayor demanda del metal rojo; no obstante, condiciones de oferta podrían lastrar un rendimiento mayor”.
Otro de los metales ganadores del semestre que terminó fue el paladio, con un avance del 21% ante expectativas de mayor uso en la industria automotriz en medio de la carrera de los vehículos eléctricos.
La plata también tuvo un comportamiento sólido, con más de 20% de valorización entre enero y junio pasado, beneficiada tanto por su rol de refugio como por su demanda industrial en sectores clave como energía, electrónica y defensa.
“El oro sigue siendo el refugio clásico en tiempos de incertidumbre. La plata combina ese rol defensivo con una demanda industrial creciente. Y el cobre, aunque se mueve más por la economía real, cada vez es más visto como un metal estratégico por su importancia en la transición energética”, dijo a Bloomberg Línea Paula Chaves, analista de Mercados de la firma financiera HFM.
Según la analista, los escenarios que podrían reforzar la tendencia alcista de los metales en el semestre que se inicia incluyen recortes de tasas, políticas fiscales expansivas, debilidad del dólar y mayores riesgos geopolíticos.
En contraste, “factores que podrían limitar el avance de estos son una normalización monetaria más rápida de lo esperado, fortalecimiento del dólar, distensión en los frentes internacionales y una eventual desaceleración del crecimiento, en especial en China y Estados Unidos”.
¿Qué factores van a mover estos metales en el segundo semestre?

De cara al segundo semestre de 2025, Paula Chaves dijo que una eventual flexibilización de la política monetaria por parte de la Reserva Federal —a través de recortes en las tasas de interés— podría aumentar el atractivo del oro y la plata, al reducir el costo de oportunidad de mantener activos sin rendimiento.
Además, considera que si la inflación se mantiene elevada, los metales también podrían beneficiarse como instrumentos de cobertura frente a la pérdida del poder adquisitivo.
En paralelo, una mayor debilidad del dólar reforzaría su competitividad en los mercados globales, incentivando la demanda.
En el primer semestre de 2025, la moneda estadounidense se depreció un 10,7%, afectada principalmente por la incertidumbre fiscal, las dudas sobre la independencia de la Reserva Federal y la menor confianza generada por el segundo mandato de Donald Trump.
Las tensiones geopolíticas, si persisten o se agravan, continuarían respaldando el interés por activos defensivos, particularmente el oro, según Chaves.
La demanda industrial estructural seguirá siendo un factor clave, sobre todo en el caso de la plata y el cobre, cuya oferta enfrenta restricciones frente a un consumo que se mantiene firme, impulsado por sectores estratégicos como la transición energética y la manufactura avanzada.
¿Qué podemos esperar para lo que queda de 2025?

Según HFM, el oro podría estabilizarse en un rango de entre US$3.122 y US$3.497 por onza, con potencial de avanzar hacia niveles de US$3.700 e incluso US$4.000 si se presentan “condiciones macroeconómicas de alta tensión”, como recortes en las tasas de interés, una mayor debilidad del dólar o un repunte en las tensiones geopolíticas.
“Aunque un retroceso hacia la zona de los US$3.122 podría ofrecer una oportunidad técnica atractiva para una nueva fase de acumulación”, según la analista Chaves.
Asimismo, considera que la plata muestra un patrón técnico bien definido y actualmente se encuentra en la parte superior de un canal de consolidación, lo que plantea un escenario de alta sensibilidad.
Esta configuración sugiere un riesgo de corrección hacia la zona de los US$28,7, en caso de que falle en sostener el impulso actual.
Sin embargo, Chaves cree que si el entorno macroeconómico favorece a los activos refugio —por ejemplo, a través de recortes de tasas o mayor presión geopolítica—, existe también la posibilidad de que el precio rompa al alza dicha formación y retome su tendencia ascendente.
Desde el punto de vista técnico, el cobre mantiene una estructura sólida, con posibilidad de extender su movimiento alcista hacia un nuevo máximo en torno a los US$6.000 por tonelada, según HFM.
No obstante, si el precio no logra confirmar ese avance y rompe a la baja la zona de soporte en los US$4.000, Chaves cree que podría abrirse un escenario de corrección significativa.
Bank of America (BofA) proyecta un escenario de precios más altos para el oro, el cobre y el petróleo hacia 2026, impulsados por dinámicas específicas de oferta y demanda global.
BofA prevé que el oro se ubicará en US$3.500 por onza en el tercer trimestre de 2025 y alcanzará US$4.000 en el segundo trimestre de 2026.
De otra parte, estima que el cobre se ubique en US$10.000 por tonelada en el tercer trimestre de 2025 y alcance US$9.750 en el segundo trimestre de 2026.
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