Bloomberg Línea — En medio de las críticas del presidente Gustavo Petro y el ministro de Hacienda, Germán Ávila, al Banco de la República por no recortar las tasas de interés el pasado jueves, la autoridad monetaria entregó un detallado informe al Congreso de la República en el que explica cómo y por qué se han tomado las decisiones sobre tipos de intervención.
“La Junta Directiva del Banco de la República ha sido especialmente prudente en sus decisiones de la tasa de interés de política”, reconoce el informe, en referencia a la política monetaria.
Las tasas se han reducido desde un nivel de 13,0% a finales de 2023 al 9,5% al cierre de 2024, pero en el primer semestre de 2025 la Junta decidió disminuir el ritmo de recortes de la tasa de interés de política, con una única reducción de 25 puntos básicos en su sesión de abril, para situarla en el 9,25% al cierre del primer semestre.
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“Esta postura cautelosa de la política monetaria toma en cuenta que la senda descendente de la inflación en el transcurso del primer semestre del año ha sido más lenta de la esperada”, advirtió la Junta en su comunicación al Congreso.
Además, destacó que su nivel continúa alejado de la meta y supera el de sus pares en América Latina y muchas otras economías emergentes.
Así mismo, para la Junta el nivel de la tasa de interés “reconoce los riesgos que se derivan de un contexto global tan complejo en el que no existe certeza sobre la forma como los mayores aranceles y la volatilidad de los mercados financieros podrían afectar la inflación y la actividad económica, pero cuyo balance de riesgos parece estar sesgado hacia mayores presiones inflacionarias”.
Dice la autoridad monetaria que, en el frente interno, advierte sobre los riesgos inflacionarios del mayor déficit fiscal previsto para este año y los subsiguientes, por el efecto expansivo que produce sobre la economía.
En estas circunstancias, la Junta subrayó que mantener cautela en las decisiones, teniendo en cuenta toda la información disponible, asegura que la política monetaria sea sostenible, en el sentido de que las decisiones que se adopten no corran el riesgo de tener que ser revertidas en el corto plazo, lo cual afectaría seriamente la credibilidad del banco central.
Entre diciembre de 2024 y mayo del presente año la inflación anual se mantuvo fluctuando en un rango del 5,1% al 5,3%, con lo cual interrumpió la senda descendente que mostró a lo largo del año anterior, cuando pasó del 9,3% a finales de 2023 al 5,2% en noviembre de 2024.
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Este cambio en el ritmo de ajuste obedeció a presiones alcistas en los precios de los alimentos, aumentos importantes en las tarifas de gas a principios del año y a la inercia en la inflación de algunos bienes y servicios.
En junio la inflación anual se redujo al 4,8%, gracias a una moderación de la inflación de alimentos y regulados, y marginalmente de servicios. A ello también contribuyó una menor depreciación anual de la tasa de cambio, que mitigó las presiones inflacionarias.
A pesar de este último dato, la trayectoria de la inflación anual de precios al consumidor en el primer semestre presentó una reducción más lenta de la esperada.
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Esto se reflejó en un incremento en las expectativas de inflación, las cuales, según las encuestas del Banco de la República a los analistas en julio, se ubicaban en la mediana de la muestra alrededor del 4,7% para finales de 2025 y el 3,8% para finales de 2026, sugiriendo una convergencia lenta de la inflación a la meta.