Debilidad del precio del dólar en Colombia crea nuevos problemas económicos

La apreciación del peso, celebrada meses atrás, genera alertas entre exportadores, el banco central y al propio Gobierno. El debate sobre tasas de interés divide a la junta del banco, mientras sectores productivos dicen que la rentabilidad se erosiona.

Exportadores ya encienden las alertas por el nivel de la tasa de cambio mientras que desde la Junta del banco central advierten que podría derivar en problemas de estabilidad financiera.
08 de octubre, 2025 | 05:00 AM

Bloomberg Línea — El fortalecimiento del peso colombiano frente al dólar, que lo ha llevado por debajo de los COP$4.000, comienza a mostrar su cara menos amable. Lo que hace unos meses se interpretaba como un reflejo de confianza en la economía ahora preocupa a exportadores y analistas, que advierten sobre el impacto en la competitividad y los márgenes de rentabilidad de las empresas.

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“Un dólar en los niveles actuales empieza a afectar a las exportaciones, sobre todo cuando la inflación todavía no cede”, dijo Javier Díaz, presidente de Analdex, el gremio de los exportadores. “Eso está reduciendo la rentabilidad de la actividad exportadora, y esa es justamente la queja de muchos empresarios”.

Además, sostuvo que “ya llevamos varios días con el dólar por debajo de los COP$4.000, y eso genera preocupación porque esa cotización comienza a morder los márgenes, especialmente cuando los costos internos no bajan.”

La advertencia llega en un momento en el que la política monetaria del Banco de la República se encuentra en un punto de inflexión: el grupo minoritario dentro de la Junta Directiva considera que el banco central debería acelerar la reducción de tasas, en parte para aliviar los efectos de la apreciación del peso sobre la economía real.

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División en la Junta del Banco de la República

El debate dentro del Emisor se intensifica. Mientras la mayoría de la Junta mantiene una postura prudente, el grupo minoritario sostiene que “una reducción de tan solo 25 puntos básicos en lo corrido del año resulta excesivamente conservadora”.

Uno de sus miembros advirtió que mantener tasas altas “podría introducir dinámicas desestabilizadoras en las finanzas” en un contexto de dólar débil y alta revaluación del peso. Según esta visión, el banco debería permitir un mayor estímulo a la economía, en especial ahora que las exportaciones no minero-energéticas pierden competitividad.

“El peso fuerte afecta directamente a los sectores más dinámicos, aquellos distintos a los tradicionales del petróleo y el carbón”, señalaron las minutas de política monetaria. “En condiciones de brecha de producto negativa, un estímulo a la demanda se reflejaría más en un aumento en la producción que en incrementos de precios.”

El grupo minoritario insiste en que, con un desempleo del 8,6% —aunque bajo en términos históricos—, Colombia no enfrenta riesgos inflacionarios relevantes por relajar su política monetaria. “Pretender enfriar la economía con tasas reales altas ahogaría el nuevo patrón de desarrollo basado en el consumo de los hogares y la economía popular”, afirman los codirectores vencidos en la votación del nivel de tasas.

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Exportadores, los más golpeados

Los exportadores están entre los primeros en sentir el impacto del dólar débil. En particular, los sectores agrícola, agroindustrial y manufacturero han visto reducirse sus márgenes. “El golpe se siente con mayor fuerza en los productos con valor agregado nacional”, explicó Díaz. “En cambio, aquellos que utilizan una proporción importante de insumos importados pueden compensar parcialmente la apreciación del peso, ya que ahora esos insumos resultan más baratos.”

El panorama genera inquietud también en el sistema financiero. De acuerdo con Andrés Pardo Amézquita, director general y de estrategia macroeconómica para Latinoamérica de XP Investments, “todo lo relacionado con las exportaciones —sectores como el cafetero, agrícola, manufacturero o textil— depende en gran medida de las ventas al exterior. Cuando el tipo de cambio se aprecia por encima de su nivel de equilibrio, se reduce la competitividad y los márgenes de las empresas exportadoras, y eso puede poner en riesgo su estabilidad financiera”.

Desde su perspectiva, la preocupación de la Junta es legítima: “el crédito bancario está en niveles más saludables que hace un par de años, pero si las utilidades de los exportadores se comprimen, aumenta el riesgo crediticio. Esa es parte de la filigrana de la política monetaria: evaluar cuidadosamente qué pesa más en el balance entre los efectos positivos y los negativos.”

Factores externos y estrategia fiscal

Más allá de los debates internos, el peso colombiano se ha visto impulsado por factores externos. La debilidad global del dólar —que se ha depreciado entre 10% y 13% frente a otras monedas principales— ha beneficiado a varias divisas emergentes, incluido el peso. Según Pardo, “en el caso de Colombia, la apreciación ha sido de alrededor del 13%, similar a lo ocurrido con el real brasileño. No estamos solos en este proceso, pero sí entre los países que más se han apreciado.”

A esto se suma la estrategia de manejo de deuda del Gobierno. En su más reciente comunicado, el Ministerio de Hacienda destacó los beneficios fiscales obtenidos por operaciones de cobertura y recompra de bonos, aprovechando “la buena disponibilidad de dólares y la apreciación del peso”.

El ministro Germán Ávila Plazas afirmó que “la Nación ha podido recuperar la confianza en el manejo técnico de la deuda pública colombiana”, lo que se ha reflejado en menores tasas de interés para la deuda externa.

Sin embargo, algunos analistas advierten que estas operaciones también contribuyen a mantener la presión sobre la tasa de cambio. “Muchas de las preguntas de inversionistas internacionales giran en torno a cuánto piensa monetizar el Gobierno y cómo eso puede afectar el mercado cambiario”, explicó Pardo. “Una parte de la presión apreciatoria de los últimos meses sí está influenciada por ese factor.”

Un equilibrio cada vez más frágil

La paradoja actual de la economía colombiana radica en que un peso fuerte puede convertirse en un obstáculo para la recuperación del crecimiento. Mientras la inflación converge lentamente a la meta del 3%, los sectores exportadores pierden dinamismo y la discusión sobre la dirección de la política monetaria se torna más urgente.

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“El banco no tiene espacio para bajar tasas mientras el Gobierno mantenga el ritmo actual de gasto y anuncie incrementos salariales por encima de la inflación”, advirtió Díaz. “En ese contexto, es comprensible que el banco se mantenga firme, pero si no hay coordinación fiscal, la tasa de cambio seguirá presionando a los exportadores.”

El riesgo, coinciden varios expertos, es que el país entre en una zona de confort cambiaria difícil de sostener. Un peso sobrevaluado puede aliviar el costo de la deuda y abaratar las importaciones, pero a costa de la productividad, la diversificación exportadora y la estabilidad de sectores que son clave para el empleo.

Y, como suele ocurrir en la política económica, el verdadero desafío estará en encontrar el punto justo entre la fortaleza del peso y la fragilidad de la competitividad.

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