Bloomberg Línea — La economía colombiana cerró el tercer trimestre de 2025 con señales mixtas: una inflación que volvió a repuntar y una tasa de política monetaria que se mantuvo sin cambios en 9,25%, reflejo de la prudencia del Banco de la República.
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“El BanRep decidió mantener estable la TPM en respuesta al repunte inflacionario, los desafíos fiscales y las presiones inflacionarias hacia adelante”, señala el reporte trimestral de Mercados Financieros del banco central colombiano.
La inflación se ubicó en 5,18% en septiembre, un nivel similar al observado al cierre de 2024 y aún muy por encima de la meta del 3%. El incremento se explica principalmente por el aumento en los precios de los alimentos —que pasaron de 4,31% en junio a 6,21%— y el leve repunte de la inflación sin alimentos ni regulados.
Pese a estos datos, las expectativas de los mercados apuntan a que el Banco de la República mantendrá su política estable el resto del año y solo iniciará recortes graduales a partir de 2026. “Los inversionistas anticipan estabilidad en la TPM durante 2025”, advierte el informe.
Peso fuerte y flujos externos
En contraste con la presión inflacionaria, el peso colombiano fue el gran ganador entre las monedas emergentes. La divisa se apreció frente al dólar y mostró menor volatilidad, impulsada por su atractivo para estrategias de carry trade y las operaciones de Total Return Swaps (TRS) del Gobierno.
“El peso colombiano lideró las apreciaciones en la región, respaldado por su atractivo relativo frente a otras monedas y la mayor oferta de dólares”, destaca el documento.
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Los flujos extranjeros hacia TES y el mercado cambiario mejoraron, en parte gracias al mayor apetito por riesgo global. El Banco de la República añadió que la liquidez del mercado cambiario mejoró de manera significativa durante el trimestre, reflejando confianza en los activos locales.
Riesgo fiscal y confianza del mercado
Pese al optimismo cambiario, el frente fiscal sigue siendo la principal preocupación. Los indicadores de riesgo del país mejoraron, pero continúan en niveles elevados frente a sus pares regionales.
“El desempeño del riesgo colombiano fue mejor que el de otras economías emergentes, aunque los indicadores siguen siendo altos”, advirtió el banco central.
El Credit Default Swap (CDS) del país cayó 30 puntos básicos, y el EMBIG retrocedió 86 puntos, superando el promedio regional. Sin embargo, el documento del Banco de la República subrayó que “la evolución de la percepción de riesgo dependerá del compromiso del Gobierno con un ajuste fiscal creíble”.
La cancelación de la Línea de Crédito Flexible del FMI también elevó las alertas sobre la capacidad de manejo de deuda y liquidez del Gobierno.
Crecimiento moderado y señales mixtas
El crecimiento económico mostró resiliencia, aunque sigue lejos de su potencial. Según el DANE, el PIB creció 2,1% en el segundo trimestre, por debajo del 2,7% esperado, pero la actividad repuntó en julio con un avance interanual de 4,3% aunque volvió a mermar en agosto cuando apenas avanzó 1,8% en la serie desestacionalizada.
“El consumo privado continúa firme, pero la inversión se mantiene débil y rezagada frente a la región”, advirtió el informe, al señalar que la formación bruta de capital fijo sigue sin recuperar los niveles prepandemia.
A pesar de las presiones inflacionarias y el ruido fiscal, los analistas mantienen un tono de cautela optimista: la mediana de las proyecciones de crecimiento para 2025 se ubica en 2,6%, mientras que para 2026 se ajustó levemente a la baja (2,8%).
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El tercer trimestre dejó a Colombia con un panorama dual: una moneda fuerte y una inflación persistente; una economía que crece, pero que enfrenta riesgos fiscales latentes. Como resumió el Banco de la República, “la estabilidad macroeconómica dependerá del equilibrio entre disciplina fiscal y credibilidad monetaria”.











