Bloomberg Línea — La expectativa de un alivio monetario en Colombia deberá esperar más de lo previsto por el Gobierno de Gustavo Petro. Analistas y estrategas del mercado coinciden en que la reducción de tasas de interés se dificulta por los riesgos inflacionarios a los que se enfrenta el país e, incluso, hay quienes ven recortes solamente a partir de mediados de 2026.
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“Nuestra expectativa de estabilidad de tasas de interés no era sólo para la reunión de septiembre, sino que se extiende hasta mediados de 2026”, afirmó Camilo Pérez, director de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá.
El economista sostiene que “hay una inflación que difícilmente va a bajar, unas expectativas que se van a mantener altas, pero sobre todo una situación fiscal bastante compleja”, esto sumado a que Colombia tiene “una economía que mantiene una dinámica de crecimiento aceptable, y que difícilmente le abre espacio al banco central para mover la tasa de interés”.
La economía colombiana se encuentra en una encrucijada. Tras dos años de política monetaria contractiva, la inflación persiste por encima de la meta del 3% fijada por el banco central, mientras las presiones sobre el gasto público aumentan ante un escenario de menor recaudo y suspensión de la regla fiscal.
En paralelo, la tensión política sobre las decisiones de la Junta Directiva del Banco de la República se intensifica, dado el inconformismo del presidente Petro frente a la imposibilidad de acelerar la reducción de tasas en un año preelectoral.
Inflación, salario mínimo y choques de oferta
El panorama inflacionario sigue siendo el factor que más pesa en la balanza de la política monetaria. Catalina Tobón, directora de Investigaciones Económicas de Skandia, subraya que los próximos meses serán cruciales: “los datos que vienen en inflación van a ser claves. Creo que es muy poco probable que la inflación logre cerrar por debajo del 5%”.
La analista advierte que la economía colombiana enfrenta riesgos por choques de oferta que podrían golpear con fuerza el precio de los alimentos. “Vamos a ver si el tema de choques de oferta no impacta aún más el tema de alimentos. Entonces creo que si no hay un choque puntual sería factible un recorte al cierre del año. De lo contrario pues las tasas se podrían quedar quietas”.
Tobón también hace énfasis en la presión que ejercen las decisiones de política laboral. “Las presiones de demanda están fuertes y el incremento del salario mínimo va a aumentar la indexación de precios el próximo año”. La combinación de inflación resistente y una política de ingresos más expansiva dificulta el margen de maniobra para un recorte de tasas antes de las elecciones.
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El riesgo inflacionario, además, no se limita al corto plazo. Analistas como Juan David Ballén, jefe de estrategia de Aval Casa de Bolsa, considera que la inflación podría incluso repuntar: “Desde hace meses creemos que el Banco de la República mantendrá la tasa estable en 9,25%, debido a que la inflación ya tocó fondo y existen riesgos alcistas, como el aumento del salario mínimo en 2026, que podría llevarla a subir nuevamente y a alejarse de la meta del 3%”.
Fiscalidad y estabilidad política
A los riesgos de inflación se suman los retos fiscales. La suspensión de la regla fiscal, decidida por el Gobierno en 2025, abre incertidumbre sobre el cumplimiento de las metas de deuda y déficit en los próximos años.
“Además, la suspensión de la regla fiscal y la incertidumbre sobre la financiación del presupuesto nacional de 2026 se suman a las dificultades que enfrenta el Emisor para reducir tasas”, advirtió Ballén.
La relación entre el Ejecutivo y el Banco de la República también añade fricción al escenario. El Gobierno ha insistido en que el aumento del salario mínimo debe ir más allá de lo “recomendado”, lo que tensiona las expectativas inflacionarias y genera choques con las decisiones de la Junta. La independencia del Emisor se convierte, entonces, en un factor central para mantener la confianza en los mercados financieros en medio de un año electoral.
Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research, matiza que el tono del banco central ha mostrado una ligera moderación, aunque sin cambios de fondo. “El tono del comunicado y de la rueda de prensa se moderó un poco frente a lo observado en el mes de julio”, dijo, pero agregó que pese a ello, “no marca un cambio relevante en el balance entre los miembros de la Junta ni en nuestra visión sobre la postura de política monetaria en el corto plazo”.
El experto añade que las revisiones de expectativas de inflación han sido recurrentes y que esto limita la posibilidad de un giro temprano en la política monetaria: “Se destaca quizás el énfasis a los cambios en las expectativas y proyecciones de inflación, en la medida que este fenómeno se ha presentado ya en varias oportunidades en los últimos años, con sorpresas y revisiones al alza”. Considera que esto puede marcar un argumento adicional para mantener la postura actual de cautela y estabilidad en tasas.
Perspectivas de mediano plazo
Con este telón de fondo, hay analistas que consideran que el Banco de la República sólo tendría espacio para recortes hacia la segunda mitad de 2026, una vez se despeje la incertidumbre electoral y el impacto del alza del salario mínimo.
El margen para maniobras monetarias dependerá de que la inflación logre consolidar una senda de reducción sostenida y que el frente fiscal encuentre soluciones claras para el financiamiento del presupuesto. Por ahora la Reforma Tributaria del Gobierno no ha surtido ningún debate en el Congreso.
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El escenario de estabilidad prolongada en tasas refleja también la visión de que la economía colombiana, pese a sus retos, mantiene un ritmo de crecimiento aceptable. Esto reduce la presión para un ajuste inmediato, aunque implica costos para sectores productivos y hogares que esperan un alivio en el costo del crédito.
El consenso de los analistas es que tener paciencia será inevitable. El banco central no moverá ficha mientras la inflación no dé señales claras de converger hacia la meta, los riesgos fiscales no se disipen y la incertidumbre política no quede atrás.
Hasta entonces, las tasas en Colombia seguirán en pausa.









