Bloomberg Línea — Las monedas de América Latina reflejan la volatilidad que se ha desatado por la guerra comercial que emprendió Donald Trump. Hasta la mañana del miércoles, las principales divisas de la región habían perdido todas las ganancias acumuladas durante el año frente al dólar. Sin embargo, hacia la tarde, el panorama cambió y lograron recuperar el terreno.
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El presidente de Estados Unidos anunció una pausa arancelaria de 90 días para los países que no habían decretado tarifas retaliatorias en contra de la potencia económica, lo que permitió a las divisas volver a las ganancias que las han caracterizado a lo largo del año.
Según los datos recopilados por Bloomberg, el real brasileño (USDBRL) y el peso mexicano (USDMXN) son las que más avanzan en el año. El peso colombiano (USDCOP), el peso chileno (USDCLP) y el sol peruano (USDPEN) también mantienen las ganancias.
Al ritmo de la guerra comercial
Lo sucedido esta semana refleja la creciente incertidumbre en que se mueven los mercados financieros, mientras no se vislumbre una solución definitiva a la guerra comercial.
A la par de la pausa arancelaria, Trump anunció que subiría hasta un 125% los aranceles a China, luego de que ese país aplicara gravámenes del 84% a bienes estadounidenses. La Unión Europea también aprobó aranceles por US$23.200 millones.
El equipo del BBVA FX Strategy resalta que las divisas de América Latina se han visto golpeadas por la incertidumbre arancelaria, que llegó a debilitarlas drásticamente a principios de la semana, pues imitaron la “tendencia de los activos de riesgo, con alta volatilidad y debilidad generalizada“.
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A esto se suma el impacto que venían teniendo las tensiones en las materias primas, especialmente el petróleo y el cobre, claves para las economías.
Francesco Pesole, analista de ING, explicó que “las divisas de las materias primas se enfrentaban a una mayor presión fundamental por la caída” de estos commodities y añadió que monedas como el peso colombiano o el chileno “siguen en una posición vulnerable debido a los elevados déficits por cuenta corriente, que a menudo juegan como multiplicador de las pérdidas”.

Ruidos de recesión
Con la entrada en vigor de los aranceles, el mercado había comenzado a descontar un escenario con mayor probabilidad de recesión global, volatilidad elevada y un endurecimiento de las condiciones financieras.
Para el equipo del Citi, la ofensiva arancelaria había marcado un giro abrupto en el escenario que había favorecido a los activos de mercados emergentes en los últimos trimestres.
Los analistas del banco creen que Trump ha puesto en duda los pilares que venían sosteniendo este desempeño positivo: la resiliencia del crecimiento en EE.UU. y la percepción de una Reserva Federal más flexible.
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Felipe Campos, gerente de Inversión y Estrategia de Alianza Valores y Fiduciaria, indicó que el punto donde se vuelve un problema para las monedas latinoamericanas es cuando los inversionistas comienzan a reconocer abiertamente el escenario de una recesión.
El analista explicó que, en las últimas cuatro recesiones de Estados Unidos, América Latina ha sufrido devaluaciones entre 10% y 30%. “Uno no lo puede saber a priori, toca ver qué profundidad es la que termina teniendo la recesión y su duración”, dijo en diálogo con Bloomberg Línea.

El economista en jefe Credicorp Capital, Daniel Velandia, destacó que hasta el miércoles se había visto evidencia del impacto que podría tener en la región el ruido global. Además, coincidió en que la presión cambiaria nacía de una preocupación sobre una posible recesión global y la caída de los precios de commodities, “principalmente cobre y petróleo”.
Factores locales que ya pesaban
Antes del cambio global de sentimiento, varios analistas ya advertían que las monedas de la región enfrentaban factores internos que limitaban o impulsaban su apreciación.
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En el caso de Brasil, el Bank of America había señalado que “la mayor parte de los riesgos fiscales están descontados”, uno de los principales propulsores de la depreciación que se vio a finales del año pasado.
Además, el real, que sigue siendo la moneda que más ha avanzado frente al dólar, se ha sostenido por el diferencial de tasas que ofrece el Banco Central.
Davison Santana, analista de Bloomberg Intelligence, añadió que un factor favorable para Brasil es que las tensiones entre EE.UU. y socios críticos como China y la UE "pueden crear más espacio para que Brasil amplíe su presencia en el mercado mundial de alimentos, donde compite directamente con Estados Unidos”.

En el caso de México, si bien la moneda había llegado a subir hasta los MXN$21 frente al dólar, en medio de las tensiones comerciales, Santana aseguró que el desempeño de la moneda en el año es “una apuesta a que la administración Trump pronto revertirá sus medidas agresivas, lo que subraya el deseo de los inversores de ver el vaso medio lleno”.
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En el caso de las divisas andinas, en Colombia, diversos analistas han advertido por el impacto de los retos fiscales, a pesar de que se mantiene como la tercera moneda más apreciada de la región.
En el caso chileno y peruano, el comportamiento ha estado ligado al precio del cobre, que llegó a caer más de 10% en la semana, a pesar de que el desempeño del oro ha ayudado a sostener al sol peruano.

El equipo del BBVA había advertido que para el peso chileno, “si el apetito por el riesgo se recupera en las próximas sesiones, existe la posibilidad de un repunte de alivio a corto plazo hacia CLP$965”, luego de que esta semana tocara la barrera de los CLP$1.000.
El impacto de China
Los analistas coinciden en que la trayectoria futura de las divisas dependerá del desenlace del conflicto comercial y de si se materializa una recesión global. Campos advirtió que el impacto de una eventual recesión sobre América Latina no sólo se daría por la vía de un menor crecimiento económico, sino también a través de una caída sostenida en los precios de las materias primas.
Esta combinación de factores, de menor demanda externa y un deterioro en los términos de intercambio, podría debilitar a las monedas latinoamericanas.
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Sin embargo, Campos subrayó que existe un canal adicional de riesgo que es más directo: una eventual devaluación del yuan como herramienta de defensa comercial por parte de China y recordó que, entre 2018 y 2020, las monedas de América Latina se devaluaron en paralelo con el yuan.

Velandia destacó que el mercado todavía no ha asimilado del todo la posibilidad de una recesión global derivada del conflicto comercial, y advirtió que la magnitud del impacto sobre las monedas emergentes dependerá del desenlace de las tensiones.
Subrayó la importancia de monitorear de cerca las decisiones que adopte China, tanto en materia fiscal como cambiaria. “Un enfriamiento fuerte de China definitivamente tendría un efecto muy negativo sobre países como Chile o Perú, cuyo principal socio comercial es justamente China”, agregó.
Para el analista, hasta este momento se está empezando a considerar en el mundo realmente la posibilidad de una recesión global y eso no estaría totalmente incorporado en los activos.