Bloomberg — Las acciones europeas superaron a sus homólogas estadounidenses por el mayor margen registrado en dólares durante el primer semestre, el signo más dramático de cómo los mercados de la región están protagonizando una remontada tras más de una década de estancamiento.
El repunte no se limita a las acciones: el euro ha subido un 13% frente al dólar en los seis meses transcurridos hasta junio. Mientras tanto, el caótico despliegue de los aranceles estadounidenses quitó algo de brillo a los bonos del Tesoro. Los bunds alemanes los han superado desde abril, incluso mientras el gobierno se prepara para emitir más deuda. Los activos de los mercados emergentes europeos, como Polonia y Hungría, también están repuntando con fuerza.
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Los inversores de todo el mundo están ralentizando sus compras de activos estadounidenses y trasladando más dinero a Europa en medio de la preocupación por que el programa de aranceles y recortes fiscales del presidente Donald Trump afecte a los beneficios, avive la inflación y amplíe el déficit presupuestario. Europa se ha convertido en la gran beneficiada, ya que los gobiernos de allí impulsan el gasto mientras su banco central recorta los tipos de interés.
“Estamos viendo una demanda extremadamente fuerte de activos europeos, sobre todo desde EE.UU.”, dijo Erik Koenig, que dirige la mesa de ventas de renta variable EMEA en Bank of America Corp. (BAC) en Londres. “Aunque Europa se ha enfrentado a retos en el pasado que pueden haber frenado sus mercados, ahora existe una creciente confianza en su potencial a largo plazo”.
Para Koenig, los cambios en EE.UU. han impulsado a Europa a tomar medidas que han mejorado repentinamente, y de forma sostenible, sus perspectivas.

La región ha tenido falsos amaneceres antes, y la inestabilidad política y las engorrosas normativas que disuadieron a los inversores durante años no han desaparecido del todo, las valoraciones en Europa siguen deprimidas en relación con las de EE.UU..
Pero ha ocurrido algo profundo, sobre todo después de que Alemania eliminara su freno a la deuda. La mayor economía de Europa se compromete ahora a pedir más préstamos e invertir masivamente en defensa e infraestructuras tras más de una década de austeridad, lo que enciende un nuevo sentimiento de optimismo.
“Es un momento emocionante para estar en los mercados europeos”, dijo Koenig.
En el Banco Central Europeo, los funcionarios han estado recortando los tipos agresivamente, en contraste con el enfoque comedido de la Reserva Federal. El diferencial de tipos se mantendrá en o cerca del dos por ciento este año, según los precios del mercado de swaps.
Se espera que la oleada de gasto público, que se financiará mediante nuevas ventas de deuda, dé un impulso de crecimiento muy necesario a la zona euro. Para Allianz Global Investors, uno de los mayores gestores de activos de Europa, ha sido una clara señal para frenar su juerga compradora de activos estadounidenses y volver a las acciones y los bonos en casa.
“Ya no nos sentimos cómodos en los bonos del Tesoro. Nos vamos al mercado de bunds”, afirmó Greg Hirt, director de inversiones de estrategias multiactivos de la firma. “Habrá más emisiones en bunds debido a la política fiscal alemana, pero eso es bueno porque lo convierte en un mercado más líquido”.
Al mismo tiempo, el euro se beneficiará del impulso del crecimiento económico después de haber tenido un rendimiento inferior durante la última década. La divisa se dirigía a su tramo más largo de ganancias mensuales en ocho años, y JPMorgan Chase & Co. (JPM) se encuentra entre las firmas que la ven alcanzando los US$1,20 este año, frente a los US$1,04 de finales de 2024.
Mark Nash, de Jupiter Asset Management, es aún más optimista sobre el crecimiento regional. “No me sorprendería que llegáramos a los US$1,30 en unos seis u ocho meses”, dijo, y añadió que ve a la moneda común subiendo hasta los US$1,40 el año que viene, un salto de casi el 20% desde los niveles actuales.

Mientras tanto, los bajos tipos y las medidas de estímulo apoyarán los beneficios empresariales, y se calcula que tanto EE.UU. como Europa proporcionarán un crecimiento de los beneficios del 10% al 11% el año que viene. Las acciones europeas cotizan con un descuento del 35% respecto a sus homólogas estadounidenses, lo que supone unas valoraciones atractivas. Las empresas europeas también pagan dividendos más altos, mientras que los rendimientos de las recompras se han vuelto comparables.
“Aunque el crecimiento de los beneficios en Europa no sea tan fuerte como en EE.UU., la diferencia de valoración sigue siendo muy grande”, afirma Peter Oppenheimer, estratega jefe de renta variable mundial de Goldman Sachs Group Inc. (GS). “Los dividendos y las recompras aumentarán, lo que hará atractiva a la región en cuanto a rentabilidad total”.
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Incluso cuando las acciones estadounidenses han comenzado a ponerse al día con sus homólogas mundiales en junio, impulsadas por un renovado apetito por el comercio de inteligencia artificial y la reducción de los temores arancelarios, algo parece haber cambiado en la forma en que Europa es percibida por los asignadores de activos.
Un 34% neto de los inversores sobrepondera actualmente la renta variable de la zona euro, frente a un 36% neto que infrapondera a sus homólogos estadounidenses, según la encuesta de gestores de fondos de Bank of America publicada este mes. Además, más de la mitad de los gestores de activos esperan que las acciones internacionales sean la principal clase de activos en los próximos cinco años, mientras que sólo el 23% eligió EE.UU..
También se ha producido un cambio drástico en la asignación. Los fondos de renta variable centrados en Europa han atraído US$46.000 millones de dinero fresco desde principios de 2025, camino de registrar la segunda mayor entrada anual de la historia, según BofA citando datos de EPFR Global. Esto supone un fuerte contraste con el año pasado, cuando se produjeron salidas por valor de US$66.000 millones.
En el espacio de la renta fija, más de US$42.000 millones han fluido hacia fondos domiciliados en Europa que siguen bonos emitidos en la divisa común, frente a sólo US$5.600 millones para los centrados en pagarés dominados por el dólar, lo que también marca un cambio de tendencia con respecto a 2024. Incluso las empresas estadounidenses se están endeudando en euros como nunca antes.
Y podría quedar mucho por hacer, sobre todo en el caso de la renta variable, después de que los inversores, especialmente los extranjeros, se amontonaran en EE.UU. durante años. Los analistas de UBS Group AG (UBS) prevén que 1,2 billones de euros (US$1,4 billones) de capital roten de la renta variable estadounidense a la europea en los próximos cinco años. Consideran que la participación internacional en el mercado de renta variable estadounidense retrocederá hasta el 27% en ese periodo desde el 30% actual.
“El excepcionalismo estadounidense está tocando sus límites”, escribieron los estrategas de activos cruzados de Natixis Emilie Tetard y Florent Pochon, añadiendo que tanto los inversores extranjeros como los nacionales se han amontonado en la renta variable estadounidense en los últimos años.
Esperan una normalización de estas entradas, citando la caída del dólar, el aumento de los riesgos políticos, la competencia de la IA y la reducción de la brecha de crecimiento económico frente al resto de las economías desarrolladas. “Los inversores estadounidenses deben diversificar su exposición a la renta variable internacional, mientras que los inversores no estadounidenses deben reasignar sus inversiones en renta variable hacia los mercados de renta variable nacionales”.

Sin duda, las cosas podrían empezar a mejorar para EE.UU. en el segundo semestre. Se espera que la Fed comience a reducir los tipos en septiembre, lo que ayudará a reforzar los argumentos a favor de los bonos del Tesoro. Mientras tanto, hay un renovado apetito por los valores tecnológicos, ya que el tema de la inteligencia artificial sigue resultando favorable para los beneficios.
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El mercado estadounidense está dominado por un club de empresas tecnológicas valoradas en más de US$2,5 billones, como Apple Inc. (AAPL) y Nvidia Corp. (NVDA), consideradas beneficiarias clave de la IA. El mercado europeo carece de verdaderas apuestas por la IA y no hay ni una sola empresa pública valorada en más de US$400.000 millones. El mero tamaño de EE.UU., que comprende el 70% del índice MSCI World, significa que sigue recibiendo automáticamente la mayor parte de las entradas pasivas.
Aun así, las perspectivas de crecimiento debidas a los cambios en las políticas fiscales de los gobiernos europeos son suficientes para mantener el optimismo de los toros. Sobre todo porque la región se beneficia de que los inversores reasignen sus participaciones en medio de la incertidumbre política estadounidense.
“La diversificación seguirá dando juego”, afirmó Oppenheimer, de Goldman. “Europa será una historia bastante atractiva para los inversores”.
Con la colaboración de Julien Ponthus, Jan-Patrick Barnert, Sagarika Jaisinghani, Abhinav Ramnarayan, John Viljoen y Anthony Palazzo.
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