Bloomberg — La administración Trump está en conversaciones con Intel Corp. (INTC) para que el Gobierno de EE.UU. adquiera una participación en el fabricante de chips, que atraviesa dificultades, con el fin de apoyar los esfuerzos de la empresa por expandir la fabricación nacional, según personas familiarizadas con el plan.
El acuerdo ayudaría a reforzar el centro de fabricación que Intel tiene previsto construir en Ohio, según estas personas, que pidieron no ser identificadas porque las deliberaciones son privadas. La empresa había prometido convertir ese emplazamiento en la mayor planta de fabricación de chips del mundo, aunque el proyecto se ha retrasado repetidamente. El tamaño de la posible participación no está claro.
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Los planes surgen de una reunión celebrada esta semana entre el presidente Donald Trump y el CEO de Intel, Lip-Bu Tan, según estas personas. La idea es que el Gobierno de EE.UU. pague la participación y se están ultimando los detalles, según una de las personas. Otra advirtió que los planes siguen siendo inciertos.
Las acciones de Intel subieron hasta un 8,9 % hasta alcanzar los US$24,20 en Nueva York el jueves, después de que Bloomberg News informara sobre las conversaciones. Habían avanzado un 11% este año hasta el cierre del miércoles.
Intel se negó a comentar las conversaciones. En un comunicado, un representante afirmó que la empresa está “profundamente comprometida con apoyar los esfuerzos del presidente Trump para reforzar el liderazgo tecnológico y manufacturero de Estados Unidos”.
“Esperamos continuar nuestro trabajo con la administración Trump para avanzar en estas prioridades compartidas, pero no vamos a comentar rumores ni especulaciones”, afirmó Intel.
La Casa Blanca no respondió inmediatamente a las solicitudes de comentarios.
Intervención directa
Cualquier acuerdo reforzaría las finanzas de Intel en un momento en el que la empresa ha estado recortando gastos y puestos de trabajo. También sugiere que Tan seguirá al frente de Intel. Trump había pedido su destitución antes de la reunión debido a la preocupación por los vínculos de Tan con China.
Se trata de la última intervención directa de Trump en una industria clave. La administración llegó a un acuerdo para recibir un 15% de descuento en determinadas ventas de semiconductores a China y adquirió la denominada “acción de oro” en United States Steel Corp. como parte de un acuerdo para autorizar su venta a un rival japonés.
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La idea de Intel también se hace eco del anuncio sin precedentes del Departamento de Defensa el mes pasado de que adquirirá una participación preferente de US$400 millones en la poco conocida productora estadounidense de tierras raras MP Materials Corp., un acuerdo que convertiría al Pentágono en el mayor accionista de la empresa. Esta medida dio un vuelco a la opinión generalizada entre inversores, analistas, ejecutivos del sector e incluso funcionarios gubernamentales veteranos en cuanto a la forma en que la industria privada ha tratado con el Gobierno.
Tampoco se espera que estas inversiones decisivas del Gobierno federal sean acuerdos puntuales, según ha informado anteriormente Bloomberg News, ya que Trump y su administración se muestran firmes en su intención de impulsar a los líderes nacionales en sectores que consideran críticos para combatir a China por motivos de seguridad nacional.
Las posibles operaciones de la administración se están diseñando potencialmente siguiendo el modelo de MP Materials, según ha declarado una de las personas. Esto significa una inversión de capital, compras garantizadas, préstamos y financiación privada, junto con la colaboración del Gobierno. La opinión de muchos dentro de la administración es que estos impulsos dan plena confianza a los inversores de que un proyecto cuenta con el respaldo de la institución más solvente del mundo, al tiempo que protegen el dinero de los contribuyentes.
Problemas financieros
Intel, pionera en la industria de los chips, ha atravesado dificultades en los últimos años, afectada por la pérdida de cuota de mercado y su ventaja tecnológica. El predecesor de Tan, Pat Gelsinger, promocionó la ampliación de la fábrica de Ohio como parte de un plan de recuperación.
Sin embargo, los problemas financieros de Intel han puesto en peligro el proyecto. A principios de este año, la construcción se retrasó hasta la década de 2030, y la empresa anunció en julio que ralentizaría aún más el plan de Ohio. Desde que asumió el cargo en marzo, Tan se ha centrado más en poner en orden las finanzas de Intel.
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Intel estaba llamada a ser la mayor beneficiaria de los fondos de la Ley de Chips y Ciencia de 2022, aunque ese programa está ahora en proceso de cambio bajo el mandato de Trump. A principios de este año, funcionarios de la administración plantearon la idea de que la potente empresa de producción de chips Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSM) gestionara las fábricas de Intel como parte de una empresa conjunta. Sin embargo, el CEO de TSMC, C.C. Wei, ha declarado que su empresa tiene previsto seguir centrándose en su propio negocio.
Trump ha ganado en Ohio en sus tres elecciones presidenciales, y los republicanos le arrebataron un escaño en el Senado en 2024. El vicepresidente JD Vance fue senador por este estado. El exsenador demócrata Sherrod Brown se presenta de nuevo a las elecciones el año que viene, lo que convierte al estado en un campo de batalla una vez más, aunque la tendencia se ha inclinado constantemente hacia los republicanos.
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