Bloomberg Línea — La política de comercio exterior de la administración de Donald Trump, que el próximo 30 de abril cumplirá sus primeros 100 días de mandato, está desencadenando una transformación en el panorama económico y financiero global que parece irreversible en el corto plazo, así reduzca los aranceles impuestos a China y levante los gravámenes del 10% que hoy mantiene a las importaciones del resto del mundo, según una investigación de Oxford Economics.
Europa, China y otras economías están adaptando sus estrategias comerciales para reducir su dependencia de Estados Unidos, pero dichos ajustes tomarán más de cuatro años, lo que dura el periodo presidencial de Trump. Y lo más probable es que giren hacia el proteccionismo económico o lo que el estudio define como “políticas centradas en un interés nacional”.
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A ello se suma la dificultad de que la oposición política estadounidense, en cabeza del Partido Demócrata, “gane poder en un entorno tan vocalmente en contra de ello”, dice el estudio. La razón: la postura comercial de la administración Trump y sus amenazas arancelarias no solo son populares entre los votantes norteamericanos, sino que están siendo replicadas en otros países.
“La historia muestra que, incluso, cuando se eliminan medidas proteccionistas como aranceles y barreras no arancelarias, puede llevar décadas revertirlas completamente, ya que grupos de nicho que se benefician del proteccionismo forman lobbies poderosos”, dice el estudio.
Oxford Economics proyecta cinco tendencias del nuevo paradigma económico y de mercado global, frente a las cuales reaccionaron algunos expertos consultados por Bloomberg Línea.
Presión constante hacia China, Japón y Alemania
Oxford Economics apunta a que es poco probable que la política económica de Estados Unidos, con las imposiciones arancelarias como protagonistas, resuelva los desequilibrios que sustentan su déficit comercial, aunque este sea el objetivo.
“La administración de Trump está poniendo los desequilibrios globales de nuevo en la parte superior de la agenda de política económica internacional y, con ello, la esperanza de que la economía global pueda crecer de una manera más sostenible”, plantea la investigación.
En busca de corregir esos “desequilibrios”, la presión sobre países como China, Alemania y Japón sería constante, debido a sus superávits persistentes en la cuenta corriente, y podría verse reflejada de diversas formas.

“Provocará una depreciación del dólar estadounidense, aumentando los aranceles, aplicando presión política (respaldada por preocupaciones de seguridad) para aumentar el gasto interno fuera de EE.UU. o reduciendo las barreras regulatorias para las empresas estadounidenses que intentan exportar alrededor del mundo”, dice el documento.
Henry Amorocho, experto en Hacienda Pública y docente de la Universidad del Rosario, dice a Bloomberg Línea que, en efecto, con las amenazas arancelarias y las medidas proteccionistas, Trump está buscando “reanimar el sector real” de la economía de Estados Unidos.
“Por esta vía, busca una mejora en el crecimiento de su PIB, para que le ayude con la gran dificultad que verdaderamente tiene Estados Unidos en este momento, un tríptico de déficits muy altos: déficit fiscal, déficit comercial y la deuda pública”, argumenta Amorocho.
Ahora bien, el experto ve que se aproxima una negociación con China tras una imposición arancelaria superior a la de la mayoría de los países.
“Pekín ha tenido un as bajo de la manga y es que, pudiendo vender todos los bonos de tesoro de Estados Unidos, en el caso más extremo, (...) haría muy difícil la situación de este país”, dice el docente.
Un comercio internacional más fragmentado
Una tendencia del nuevo paradigma de mercado global será la fragmentación del comercio, con la posibilidad de que otras economías repliquen medidas como el proteccionismo de Trump y la presión a sus socios comerciales.
“El comercio se fragmentará posiblemente a nivel regional, a medida que los principales bloques comerciales compiten por la competitividad”, dice la investigación. “Es probable que el proteccionismo se extienda a medida que las economías de todo el mundo se apresuren a proteger sus industrias”.

Tras la proyección de la consultora londinense, Gregorio Gandini, analista económico y director de Gandini análisis, dice a Bloomberg Línea que “la fragmentación del mercado será una tendencia de mediano plazo” y su duración estará predeterminada por cómo se “recomponen las relaciones comerciales entre países buscando nuevos socios comerciales”.
Para Oxford Economics, de la misma manera en que Estados Unidos presiona a China, los bloques económicos harán lo mismo para gestionar las repercusiones de la guerra comercial, con la posibilidad de fortalecerse, como el caso de los BRICS.
Además, enfatiza algo: la política comercial proteccionista de Trump implicaría mayores costos para la economía global antes de que se materialicen ganancias para Estados Unidos.
Una política fiscal tendrá mayor influencia
La política fiscal, que ha asumido un rol más activo en el ciclo económico desde la pandemia, podría incrementar su influencia dentro del nuevo orden de mercado global desatado por el presidente Donald Trump.
“Los cambios en la estructura de las economías, ya sea a través de cadenas de suministro o composición sectorial, probablemente requerirán apoyo de la política fiscal para hacer la transición”, dice el estudio.
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Para la muestra, un botón: el acuerdo al que llegaron los líderes de la Unión Europea para multiplicar el gasto en defensa ante la “amenaza existencial” que generó el cambio de postura de Trump en relación del conflicto entre Ucrania y Rusia, adaptándose a la nueva realidad geopolítica.
“El uso de política fiscal de forma más activa es algo que se viene viendo no solo en Estados Unidos, sino que se ha abierto la puerta en Europa, con el mayor gasto en defensa y, particularmente, en Alemania, con la aprobación de un nuevo paquete de gasto en defensa e infraestructura”, dice Gandini.

Oxford Economics también plantea que, además, los países requerirán apoyo fiscal “para mantener competitivas a las industrias nacionales, estratégicamente importantes o incipientes, especialmente a medida que otras economías adopten sus propias políticas industriales”.
Henry Amorocho piensa algo similar: que los países acudirán a la política fiscal para favorecer a la industria nacional y, tras la reactivación de algunos sectores, luego impulsar el comercio exterior.
“Se está recurriendo a una política fiscal que, pensada hacia el interior de cada país, reactive los sectores reales de la economía y, tras ello, permita pensar en los mercados externos ampliados”, dice el experto. Tal iniciativa permitirá crear “infraestructuras de desarrollos que, apalancadas en el comercio exterior, lleven a un aumento del PIB y, de esa manera, al incremento los ingresos fiscales”.
Habrá más bonos, pero serán menos atractivos
Oxford Economics espera que, debido a las reconfiguraciones políticas y el alejamiento de las compras de activos por parte de los bancos centrales, incremente la oferta de bonos soberanos altamente calificados en un 4,6% del PIB global o US$17,5 billones en 2030.
“Eso llevaría la oferta neta a más del 30% del PIB, un nivel alto en relación con los últimos 20 años, aunque aún por debajo de los niveles vistos en las décadas de 1980 y 1990″, dice el reporte.

Pero dicho incremento tiene una contraparte: no habría garantía de que los bonos sean un buen diversificador en una cartera tradicional, como ha evidenciado el “constante declive” en los rendimientos desde enero, de ahí que pierdan su atractivo.
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“Los shocks de oferta adversos, derivados de cadenas de suministro mutables y menos resilientes, influyen cada vez más en la inflación, lo que hace que los bonos sean un diversificador menos eficaz para la renta variable”, expone Oxford Economics.
Al respecto, Andrés Moreno Jaramillo, asesor financiero certificado por el Autorregulador del Mercado Financiero (AMV) de Colombia, dice a Bloomberg Línea que si bien los bonos servían para cubrirse de caídas de acciones y de la inflación, “ahora será más complejo”, porque entre mayor oferta de bonos, mayor será la volatilidad.
“Los inversionistas tienen que cambiar la manera de ver los bonos indexados a la inflación“, dice Moreno Jaramillo
Gandini coincide y explica que la disminución del interés en los bonos por cuenta de la guerra arancelaria desatada por Trump podría incrementar la atención en otros activos refugio.
“El bajo atractivo por los bonos, al menos los de Estados Unidos, presionará al alza el oro como activo refugio del riesgo geopolítico", dice Gandini.
Revalorización de las primas de riesgo
Oxford Economics sugiere considerar las primas de riesgo actuales en los mercados de bonos y acciones, toda vez que su revalorización apenas está comenzando y eso las ha mantenido relativamente al margen del cambio de paradigma económico que recién empieza.
“Los mercados están al principio, no al final, de la revalorización en el nuevo panorama económico. Las primas de riesgo reflejan condiciones mucho más benignas que las que probablemente enfrentará la economía mundial en los próximos años”, sostiene la firma de asesoría.
Andrés Moreno Jaramillo, en sintonía con Oxford Economics, dice que hasta ahora se están revisando los riesgos y las implicaciones de la política comercial de Estados Unidos en los mercados.
“Ni siquiera los balances de las empresas están cobijando nada de ello y la realidad es que muchos inversionistas todavía no operan con lo que viene, sino con el pasado”, dice.
En ese contexto, sostiene: “Va a seguir la especulación y la volatilidad de los mercados, es posible que los inversionistas tengan que asumir más riesgos si quieren mayor rentabilidad (...). Tienen que acostumbrarse a que haya desdolarizaciones temporales, así les guste la renta fija, y a que, por cuenta de esa volatibilidad, debamos estar más pendientes de los mercados”.