Bloomberg — La inflación de la eurozona se redujo más de lo previsto, situándose por debajo del objetivo del 2% del Banco Central Europeo y respaldando los argumentos a favor de una nueva bajada de las tasas de interés.
Los precios al consumo subieron un 1,9% respecto a hace un año en mayo, por debajo del 2,2% de abril y por debajo de la estimación media del 2% en una encuesta de Bloomberg entre economistas, según mostraron los datos del martes. Un indicador básico que excluye los artículos volátiles como los alimentos y la energía se moderó hasta el 2,3%, mientras que las presiones en el sector de los servicios, muy vigilado, se enfriaron notablemente.
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Es la primera vez en ocho meses y sólo la segunda desde mediados de 2021 que la inflación general no supera el objetivo. Tras la invasión rusa de Ucrania y la subsiguiente crisis energética, alcanzó un récord del 10,6% en octubre de 2022.

Las cifras llegan en vísperas de la reunión de tasas de dos días del BCE. Con la inflación bajo control y las tensiones comerciales entre el presidente Donald Trump y Europa nublando las perspectivas económicas, otro recorte de un cuarto de punto en la tasa de depósito, hasta el 2%, está casi totalmente descontado.
Sin embargo, esa podría ser la última decisión fácil para el Consejo de Gobierno, ya que los responsables políticos discuten hacia dónde se dirigirán los precios a continuación, no sólo debido a los aranceles, sino también al próximo aumento de los gastos europeos en defensa e infraestructuras. Los inversores estiman que habrá un recorte más este año después de junio.

A corto plazo, mucho depende del comercio. La mayoría de los bienes procedentes de la Unión Europea están actualmente sujetos a un gravamen estadounidense del 10%, pero eso podría saltar al 50% el mes que viene. Bruselas ha advertido de que podría acelerar las medidas de represalia si Trump cumple sus amenazas arancelarias, la última de las cuales incluye un gravamen del 50% a las importaciones de acero y aluminio.
El tema estará sin duda en la agenda cuando el canciller alemán Friedrich Merz se reúna con Trump en Washington el jueves. Debido a la incertidumbre sobre cómo evolucionará la situación comercial, el BCE ofrecerá ese día escenarios junto a sus proyecciones trimestrales.

En marzo, preveía una ralentización de la inflación hasta el 1,9% en 2026 y el 2% y 2027, desde el 2,3% de este año. Desde entonces, el sorprendente avance del euro y la suavización de los costes energéticos han reforzado el retroceso.
Algunos responsables políticos han sugerido que habrá una revisión a la baja de la proyección, lo que alimenta el debate sobre el riesgo de no alcanzar el 2%. El lituano Gediminas Simkus afirmó la semana pasada que existe un peligro creciente de que la inflación no alcance ese objetivo.
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Los recientes datos sobre los salarios de los trabajadores han acrecentado estas preocupaciones. El rastreador salarial del BCE señala una fuerte desaceleración en 2025 hasta niveles inferiores a lo que se considera compatible con una inflación del 2%. Y ello a pesar de que el desempleo se mantuvo en abril en un mínimo histórico del 6,2%.
Al mismo tiempo, las expectativas de los consumidores sobre el crecimiento de los precios durante el próximo año han subido hasta el 3,1%, el nivel más alto desde febrero de 2024.
Con la colaboración de Harumi Ichikura, Joel Rinneby y Barbara Sladkowska.
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