¿Deberíamos olvidarnos de la ropa “hecha en Latinoamérica” con irrupción del modelo Shein?

Mientras plataformas chinas como Shein y Temu avanzan con su modelo de precios bajos, los países de la región intentan equilibrar el terreno con aranceles, salvo Argentina, que apuesta por la apertura del mercado.

Trabajadores chino
28 de abril, 2025 | 12:16 PM

Bloomberg Línea — Los aranceles se han convertido en una respuesta de países como Brasil, México y Colombia para incentivar el “hecho en Latinoamérica” y frenar la irrupción de las marcas chinas en medio de la “invasión” de sus productos, mientras gigantes del sector como Shein evalúan oportunidades de inversión y alianzas con actores clave para mejorar su infraestructura en la región.

El declive de la manufactura local, los altos costos de producción y el fortalecimiento de las plataformas de comercio electrónico del denominado segmento de fast fashion, han impulsado a competidores asiáticos en el mercado de Latinoamérica con su propuesta de precios bajos, cero costos de envío y otras innovaciones como el uso de datos para conocer los hábitos de demanda del consumidor.

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En el caso del gigante asiático textil Shein, la empresa ha adoptado un modelo de negocio “on demand”, con el que únicamente produce las piezas vendidas dentro de la plataforma, eliminando los inventarios de excedentes. Asimismo, los productos llegan al consumidor directo de las fábricas donde se trabaja, lo que se traduce en más ahorros en el precio final.

“Hablando específicamente de Latinoamérica, lo que podemos observar es que debe existir una adaptabilidad a la demanda local mediante la producción en pequeños lotes. Empleamos la tecnología de datos para predecir este tipo de tendencias”, dijo a Bloomberg Línea el vocero de la marca, Patrick Lassauze.

Ver más: Qué tan influyente realmente es la iniciativa de la Franja y la Ruta de China en Latam

Comentó que en la región siguen evaluando oportunidades de inversión y alianzas con actores clave para mejorar su infraestructura en la región, mientras se acercan a los consumidores de manera más eficiente.

En México, en donde el Gobierno ha intensificado las medidas para controlar la importación de productos, Shein ha implementado iniciativas para fortalecer el ecosistema local de ventas y manufactura, como su colaboración con T1 Comercios, de Grupo Carso (GCARSOA1).

Shein, que fue valorada en US$66.000 millones en una ronda de financiación en 2023 y en hasta US$100.000 millones en 2022, presentó confidencialmente los papeles en junio para cotizar en Londres, informó Bloomberg.

Según Shein, entre los retos para la instalación de infraestructura de manufactura y logística en América Latina están las regulaciones comerciales, la disponibilidad de insumos y la logística de distribución. Sin embargo, también ven grandes oportunidades en la optimización de tiempos de entrega, la generación de empleo local y el impulso a la economía digital a través de modelos de manufactura flexible.

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BL contactó a voceros de Temu, pero no quisieron manifestarse sobre el tema de la irrupción en el mercado textil latinoamericano.

Las políticas arancelarias desempeñan un papel fundamental en la configuración del comercio internacional. Shein respalda la existencia de marcos regulatorios claros que promuevan un ecosistema de comercio electrónico transparente y equitativo, permitiendo que los consumidores tengan acceso a una amplia variedad de productos mientras se fomenta la competitividad y la innovación en la industria.

Patrick Lassauze, vocero de SHEIN

A la par del fenómeno de la moda rápida y de las importaciones (China concentra 37% de todas las importaciones del sector textil-confección mexicano), la industria textil mexicana se ha debilitado y en los últimos años se han perdido unos 79.000 empleos.

De hecho, el PIB de esta industria disminuyó a una tasa anual de 4,8%, lo que quiere decir que cada año se pierden aproximadamente 1.229 millones de pesos (aproximadamente US$61 millones).

“Los gigantes chinos que están irrumpiendo recientemente en el mercado ofrecen miles de productos a costos muy, muy bajos y de baja calidad, fomentan el consumo compulsivo, y ponen en peligro todo el trabajo que está haciendo la industria de la moda en el camino de la sostenibilidad”, critica Ana Jimenez, country manager en Colombia de la comunidad de moda de segunda mano GoTrendier.

En diciembre pasado, el Gobierno de Claudia Sheinbaum firmó un decreto para proteger la industria textil local con un arancel del 35% a 138 fracciones de mercancías confeccionadas y del 15% a la importación de 17 fracciones de mercancías textiles.

También aumentó la lista de los productos que no se pueden importar mediante el Decreto para el Fomento de la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (Decreto IMMEX), del que, según el Gobierno mexicano, se ha abusado.

El presidente de la Cámara Nacional de la Industria Textil, (Canaintex), Rafael Zaga Saba, cuestiona la efectividad de las medidas adoptadas para evitar la importación de bienes “infravalorados, fabricados con trabajo forzado o transbordados”.

“Hemos visto de primera mano cómo el mercado asiático ha obtenido una ventaja injusta a través de prácticas comerciales predatorias, desplazando a empresas y trabajadores de nuestras industrias y socavando nuestra cadena crítica de coproducción”, dijo Zaga Saba en un comunicado del 2 de marzo.

En el marco de la aplicación de aranceles, los textileros mexicanos reclamaban a la administración de Donald Trump poner fin a la exención arancelaria de “minimis” para las importaciones de todos los países, lo que habría beneficiado a las importaciones de China.

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Trump ya ordenó la semana pasada desmontar e mecanismo que permitía el envío a EE.UU. de mercancías chinas valoradas en menos de US800 sin pagar aranceles.

Brasil y el pulso contra los textiles importados

En Brasil, “la importación de productos textiles chinos y la expansión de plataformas como Temu y Shein han impactado directamente al mercado local, intensificando la desigualdad tributaria y regulatoria frente a las empresas nacionales”, manifestó Fernando Valente Pimentel, director-superintendente de la Asociación Brasileña de la Industria Textil y de la Confección (Abit).

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Mientras el sector local puede enfrentar hasta un 90% de carga impositiva, los e-commerces extranjeros pagan apenas un 20% de Impuesto de Importación y un 17% de ICMS (impuesto a la circulación de mercaderías y servicios), porcentaje que será del 20% en diez estados. “La defensa de la igualdad tributaria no busca restringir el comercio, sino garantizar condiciones de competencia justas”, advierte Pimentel.

Y si bien la aprobación del Proyecto de Ley 914/2024 —que establece una tasa del 20% para compras internacionales de hasta US$50— representa un avance, Pimentel considera que estas medidas son aún insuficientes frente a la magnitud del problema. En 2024, las importaciones textiles en Brasil crecieron más del 20%, siendo un 60% provenientes de Asia, mientras la industria nacional crecía más de un 4% y el comercio minorista avanzaba en torno al 3%.

El mantenimiento de la producción asiática en niveles elevados, sumado a la contracción esperada del comercio internacional —tal como ya advirtió la OMC—, crea un entorno de presión sin precedentes desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Países con un gran mercado interno, como Brasil, tienden a verse más afectados. El sector textil y de confección, aunque podría beneficiarse del redireccionamiento del comercio global, es también uno de los más vulnerables a las prácticas desleales de competencia.

Fernando Valente Pimentel, director-superintendente de Abit.

“La estructura arancelaria actual ha sido insuficiente para garantizar condiciones equitativas de competencia frente a los países asiáticos”, señala el director de Abit, advirtiendo además que el desvío comercial provocado por las medidas arancelarias de EE.UU. podría convertir a Brasil en destino de excedentes asiáticos.

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Abit denuncia que muchas de las ventajas de las plataformas extranjeras provienen de subsidios “poco transparentes” otorgados por sus gobiernos de origen, que permiten precios artificialmente bajos y amenazan la sustentabilidad de la industria nacional.

“En la práctica, terminamos subsidiando empleos en el exterior”, afirma Pimentel, quien llama a encarar el desafío con una agenda estructural que incluya la reducción del denominado “Costo Brasil”, mejoras en eficiencia, innovación y tecnología.

Para Abit, el fortalecimiento de los mecanismos de defensa comercial es urgente, dado que el dumping y los subsidios cruzados distorsionan precios y ponen en riesgo la supervivencia de una industria que emplea a más de un millón de personas en Brasil.

La experiencia colombiana y los aranceles a la importación de textiles

Un trabajador opera una máquina de coser en la fábrica de calzado Calzado Rómulo en Yumbo, departamento del Valle del Cauca, Colombia, el viernes 10 de marzo de 2023

En Colombia, el Gobierno adoptó en 2022 aranceles del 40% a la ropa importada, que ha provocado un incremento en la confección de textiles hechos en el país, lo que ha sido un efecto positivo, dijo Guillermo Elias Criado, presidente de la Cámara de Confección colombiana.

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Ante la irrupción de marcas asiáticas y africanas con menores precios, los textileros colombianos han tenido que fabricar en Asia para mitigar la competencia de las marcas europeas. Con los aranceles, la “cancha de juego” se ha equilibrado un poco, según el ejecutivo, pero otros eslabones como el de los hilos y las telas aún se ven afectados por las importaciones.

De acuerdo a Criado, estas medidas han permitido “proteger la industria nacional” y fomentar la producción local, lo que ha generado empleo y mayor valor agregado. “En Colombia somos alrededor de 70.000 empresas de confección que generamos un millón y medio de empleos”, afirmó.

Sin embargo, también señaló que el contrabando y la irrupción de plataformas chinas han restado efectividad a estas medidas. “Están usando una especie de contrabando hormiga. A diario entran 400.000 kilos de mercancía sin pagar impuestos ni generar empleo”, advirtió Criado.

En este marco, hizo un llamado al Gobierno colombiano para que tome acciones urgentes contra las importaciones digitales sin control. “No podemos regalarles el mercado a productores asiáticos que no pagan IVA ni impuestos”, enfatizó. Añadió que habían mantenido reuniones con el Ministerio de Comercio para discutir estas preocupaciones.

Los aranceles ayudan a proteger la industria textil y de confecciones de la competencia desleal de productos importados a precios bajos. Entonces, estos aranceles hay que mantenerlos porque esto ha fomentado la producción local y el empleo en el sector textil y confección.

Guillermo Elias Criado, presidente de la Cámara de Confección de Colombia.

Desde otra orilla, el reconocido empresario textil Mario Hernández, fundador de fabricante homónimo de accesorios de cuero de lujo, comentó que incluso “con los impuestos queda muy costoso para competir con estas plataformas y con el contrabando”, que es otro de los grandes desafíos en la industria local.

Advirtió sobre la fuerte competencia que representan las plataformas de comercio electrónico chinas al considerar los efectos “superpeligrosos”.

“Yo le arrendé una bodega a Temu y llegan 50.000 despachos diarios. Es impresionante lo que llega, que es barato y que no tiene la calidad, pero el estado 1, 2, 3 y 4 no tiene plata”, comentó Mario Hernández.

“Esto va a ser bien complicado, una competencia muy fuerte”, señala el empresario colombiano, destacando el impacto en la industria local y el posible cierre de marcas extranjeras en Colombia, con la agravante de los impactos fiscales que esto conlleva.

En cuanto a la producción nacional, Hernández afirma que su empresa fabrica en Colombia lo que es viable, como los productos de cuero, pero reconoce que también depende de otros países para ciertas categorías, incluyendo los mercados asiáticos. “Nosotros diseñamos y fabricamos en otros países lo que no se puede hacer en Colombia”, explica, mencionando que la falta de materias primas y calidad en algunos sectores hace inviable la producción local de ciertos productos como maletas o tenis.

Ver más: El ocaso del algodón: ¿cómo consiguió Colombia destruir su propia industria?

Argentina baja los impuestos a la ropa importada

Una tienda anuncia a los clientes una venta de liquidación por cierre definitivo en Buenos Aires el 7 de julio.

Argentina es una excepción a la regla, puesto que a pesar de que las importaciones textiles chinas han impactado a la industria textil argentina, el presidente Javier Milei ha promovido la apertura comercial, rompiendo con años de proteccionismo para la industria textil local.

Recientemente, el Gobierno rebajó los impuestos a la importación de ropa, de calzado y de diferentes tipos de hilados con miras a rebajar los precios de comercialización de este tipo de productos. Los aranceles pasarán del 35% al 20%; de telas de 26% a 18%; y los distintos tipos de hilados de 18% a 12, 14 y 16%, volviendo a los aranceles previos a 2007, de acuerdo a información del Gobierno argentino.

Con miras a aumentar la competitividad de los textiles importados, el Gobierno argentino también eliminó los derechos antidumping de productos textiles y ciertos químicos.

No obstante, el sector textil argumeta que las políticas de apertura comercial no abaratan significativamente la ropa (la Fundación Pro Tejer estimó una baja de solo 0,1% en precios) y en cambio ponen en riesgo una industria clave.

En el país, ciertas plataformas chinas aprovechan exenciones impositivas para envíos de bajo valor y una logística eficiente, ofreciendo ropa a costos inalcanzables para los productores argentinos. Esto ha reducido la demanda de textiles nacionales, afectando a toda la cadena productiva.

Además, la apreciación del tipo de cambio oficial ha abaratado aún más las importaciones, mientras encarece las exportaciones argentinas, limitando opciones de recuperación.

Según del Gobierno, Argentina tiene la ropa más cara de la región en una comparativa con nueve países con PBI per cápita medio-alto (Inglaterra, España, México, Uruguay, Estados Unidos, Francia, Brasil y Chile), por lo que era necesario corregir distorsiones de precios y fortalecer el mercado.

De acuerdo a esa información, una camiseta (remera) cuesta en Argentina un 310% más que en España (sale US$41 en Argentina y US$10 en España) y 95% más que en Brasil (la misma camiseta se consigue a US$21). En 2024, la Fundación Pro Tejer informó una caída del 20% en la actividad interanual y una utilización de la capacidad instalada del 44% entre enero y septiembre, evidenciando el impacto en el sector.

El empresario textil Marco Meloni, vicepresidente de Industriales Pymes Argentina (IPA), dijo a BL que la combinación de las medidas aplicadas por el Gobierno son “un genocidio industrial”, en la medida en la que se produciría una invasión de productos importados en un contexto de exceso de oferta por las restricciones en mercados como EE.UU. o Europa.

En Argentina, dice que el escenario se agrava por el encarecimiento del crédito y de los costos internos en dólares —electricidad, gas, agua y logística— en un contexto de apreciación del peso y caída del consumo interno. “A mí me aumentaron un 300% en dólares los cuatro productos que utilizo para producir”, dijo.

Asimismo, decisiones locales habrían debilitado los controles sobre las importaciones, como la eliminación de declaraciones juradas sobre la composición y productos.

Según cifras aportadas por el empresario, el 55% del mercado está actualmente “tomado” por las importaciones (el promedio de los últimos 3 años) y la expectativa es que siga creciendo esa cuota tras las medidas aplicadas. En la era Milei, el sector textil argentino perdió 18.600 empleos y apagó 7 de cada 10 máquinas en el último trimestre de 2024, debido a la recesión y la apertura importadora.

*Con la colaboración de Michelle del Campo, Francisco Aldaya y Juliana Estigarríbia.

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