Bloomberg Línea — La guerra comercial desatada por el mandatario estadounidense, Donald Trump, podría tener efectos en Latinoamérica a través de una “inflación importada”, debido a su alta dependencia con la economía de EE.UU., en medio de la lucha regional por cumplir sus metas, dijo a Bloomberg Línea el jefe de estrategia de mercados globales en la firma de servicios financieros Natixis, Mabrouk Chetouane.
Las políticas comerciales de Donald Trump mantienen a los mercados a la expectativa sobre los efectos inflacionarios, dado que para este 2 de abril se espera que entren en vigor aranceles recíprocos y sectoriales a varios países. Estos le siguen a un gravamen del 20% a China, así como uno del 25% sobre el acero y el aluminio, que generarían choques para las economías latinoamericanas, especialmente para Brasil, México y Argentina.
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“La mayor parte de la región es importadora neta de bienes y servicios estadounidenses”, dijo Chetouane. “La región podría sufrir inflación importada por efectos de primera y segunda ronda si, como esperamos, esos aranceles tienen efectos transitorios de empuje de costes sobre los bienes y servicios producidos en EE.UU.”.
El fenómeno de inflación importada se produce cuando los costos de los bienes finales se ven impulsados debido al efecto de la subida de los insumos o materias primas importadas, bien sea vía tipo de cambio o políticas comerciales específicas.
Las exportaciones de bienes de Latinoamérica y el Caribe a Estados Unidos en 2023 fueron de US$611.00 millones, mientras que las importaciones desde la primera potencia económica mundial a la región en esta categoría totalizaron unos US$486.000 millones, de acuerdo con las últimas cifras disponibles de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Citando las cifras del Departamento de Comercio estadounidense, el analista Chetouane indica que México fue el único país en la región con un superávit comercial significativo frente a EE.UU. en 2024.
Para el analista financiero Gregorio Gandini los efectos de una “inflación importada” podrían reflejarse en América Latina cuando empiece la aplicación de aranceles más amplios a países de la región y se dé una respuesta sobre bienes de Estados Unidos.
“Esto aumentaría los costos de bienes intermedios importados y los costos de producción tanto en Latam como en Estados Unidos”, dijo Gandini. “Ambos efectos subirían precios en la región, bien sea por medio de la producción local con insumo importados, así como los bienes finales importados para consumir”.
El Banco Mundial indicó en enero que entre los principales riesgos a la baja para la economía de Latinoamérica y el Caribe este año está justamente la persistencia de la inflación básica, así como el endurecimiento de las políticas monetarias y la inestabilidad fiscal.
La Cepal estima que en 2024 la inflación llegó al 3,4% en la región, una baja de 0,3 puntos porcentuales respecto de 2023.
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Dada la incertidumbre por la política comercial de la Administración Trump, desde Natixis ven cierto efecto de anticipación en algunas economías latinoamericanas para trabajar en torno al probable choque futuro del empuje de costes.
A pesar de estos riesgos externos, mercados de la región como Brasil y Colombia también se enfrentan a presiones endógenas sobre los precios relacionadas con la energía y los componentes de la vivienda (Brasil), y la dinámica de los precios de los alimentos (Colombia), debido a los desequilibrios internos entre la oferta y la demanda, según Natixis.
En todo caso, para Chetouane, jefe de estrategia en Natixis, “los aranceles parecen ser una moneda de cambio para la Administración y, en su opinión, “los temores de recesión son un poco exagerados”.
Un posible dólar más fuerte

Natixis dice que el dólar perdió terreno en lo que va del año con respecto a las principales monedas latinoamericanas debido a los efectos generados por la política de la Administración estadounidense.
No obstante, “creemos que se trata de una situación temporal, y que el dólar podría recuperarse a principios del próximo trimestre a medida que se disipe el riesgo de recesión”, dice Chetouane.
Sin embargo, señala que, si la Reserva Federal considera que el ciclo económico estadounidense necesita apoyarse en una política monetaria más acomodaticia, “el dólar estadounidense volverá a depreciarse, en igualdad de condiciones”.
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La Reserva Federal (Fed) mantuvo el pasado 19 de marzo los tipos de interés en su rango actual del 4,25% al 4,5%, al mismo tiempo que redujo cuatro décimas su proyección de crecimiento económico de EE.UU. para 2025 al 1,7%.
La Fed anticipa que el impacto de las medidas arancelarias de Donald Trump podría tener efectos sobre la inflación estadounidense, que bajó en febrero al 2,8 % interanual, aunque sin cumplir aún la meta del 2%.
“Algunos indicadores de expectativas de inflación a corto plazo han aumentado recientemente”, dijo en conferencia de prensa el presidente de la Fed, Jerome Powell. “Lo observamos tanto en indicadores de mercado como en encuestas. Y los encuestados, tanto consumidores como empresas, mencionan los aranceles como un factor determinante”.
¿Y si se materializan los ruidos de recesión en EE.UU.?

Los choques económicos generados por las políticas comerciales estadounidenses también han revivido los ruidos de una recesión en EE.UU., que podría impactar el crecimiento de Latinoamérica ante su dependencia a la demanda interna directa o indirecta (de China, por ejemplo).
“Una recesión en EE.UU. significaría también un aumento del desempleo y una reducción de las remesas de los trabajadores emigrantes, lo que reduciría los ingresos de los países latinoamericanos”, dijo el jefe de estrategia de mercados globales en Natixis.
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México, como principal proveedor de la economía estadounidense, sería el más afectado y los exportadores de materias primas poco diversificadas también podrían verse afectados de forma significativa.
Natixis espera un crecimiento “resistente” de EE.UU. en 2025, aunque ralentizándose desde 2024 (2,8% de crecimiento del PIB, según las estimaciones de esa firma) hacia su nivel de “crecimiento potencial” estimado en torno al 2%.
En la primera mitad del año cree que podrían materializarse vientos en contra del crecimiento relacionados con el déficit comercial y el deterioro de la demanda interna provocado por la incertidumbre.
“De momento, los datos de empleo y de producción industrial del primer trimestre apuntan hacia una senda de crecimiento aceptable. No hay que olvidar que el crecimiento de EE.UU. se apoya en un 1% de crecimiento prorrogado en 2025″, señaló Chetouane.
Volatilidad en los mercados
Los ruidos por las políticas adoptadas por Trump y los temores a una recesión también han traído volatilidad a los mercados.
Natixis cree que el entorno de volatilidad se fundamenta en el temor a que los beneficios empresariales apenas se vean afectados por los aranceles, así como por la contracción del crecimiento macroeconómico.
A corto plazo, el sector tecnológico, de consumo discrecional e industrial serán los que más sufran las consecuencias de este entorno incierto.
El jefe de estrategia en Natixis cree que, si bien es probable que la economía estadounidense experimente un repunte de la tasa de crecimiento a corto plazo, desde la perspectiva de inversión es necesario separar la “señal del ruido para desplegar una asignación de activos pertinente”.
En este momento, “hemos mantenido nuestra exposición al mercado de renta variable estadounidense, ya que prevemos una economía estadounidense resistente en 2025″, dijo.