Bloomberg Línea — Factores climáticos, logísticos y comerciales están presionando los precios del café en el mundo y podrían ser decisivos en lo que resta del año para esta materia prima en medio de la volatilidad que se experimenta en la actualidad.
El panorama para el café está marcado por las lluvias que retrasan la recolección en Colombia, mientras Brasil avanza hacia una cosecha robusta y Vietnam mejora sus perspectivas por el clima favorable.
En todo caso, la volatilidad de los precios sigue marcando el horizonte para el café en los mercados internacionales.
“Los tres mayores productores de café en Latinoamérica son Brasil, Colombia y Honduras, por lo que son los más beneficiados por el aumento de precios”, dijo a Bloomberg Línea el analista financiero Gregorio Gandini.
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Sin embargo, “el origen del pico de precios en 2024 se debió en gran medida a la sequía más severa en 60 años en Brasil. La recuperación de la producción será un factor crucial para determinar cuánto se beneficiará este país del actual nivel de precios”, añadió Gandini.
La cosecha de café robusta en Brasil, el mayor productor mundial, ahora se ha visto favorecida por el clima, lo que está incrementando la oferta de grano en el mercado y ejerce presión a la baja sobre los precios a mediano plazo.

En este sentido, Gandini espera que los precios se reduzcan este año a medida que Brasil retome sus niveles normales de producción.
El Banco Mundial proyectó en un reciente informe que el precio promedio del café Arábica alcanzará US$8,50 por kilo en 2025, con un incremento del 51,2% frente a 2024.
Para países como Colombia, Honduras y Perú, este ciclo alcista representó una oportunidad para mejorar los ingresos de los pequeños productores y fortalecer sus cuentas externas.
El informe explica que “los precios del café alcanzaron máximos históricos a inicios de 2025, principalmente debido al clima adverso que limitó la oferta de cacao en África Occidental y de café en Brasil”.
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En el caso de Colombia, considerado el tercer mayor productor mundial, el impacto de unos mayores precios en el sector cafetero va mucho más allá de la producción agrícola.
El sector cafetero impulsa la economía en los departamentos de Colombia al generar un efecto multiplicador.
Los ingresos de los caficultores dinamizan el comercio local, el pago de deudas, la renovación de vehículos para su actividad y la construcción.

Según cifras oficiales, el café colombiano se produce en 603 municipios distribuidos en 22 departamento y se encuentran vinculadas al cultivo más de 549.000 familias.
Actualmente, los pequeños productores, con menos de cinco hectáreas, representan el 96% del total y son responsables del 60 % de la producción nacional, de acuerdo a datos recogidos por la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA).
Pero en medio de la volatilidad de los precios, hay dudas sobre cuánto más podría durar este ciclo.
Citi (C) recortó recientemente sus previsiones para el café, estimando que los precios del contrato ICE bajarán a US$3,75 por libra en el corto plazo y a US$3,50 en un horizonte de 6 a 12 meses.
“Revisamos nuestro precio objetivo a US$3,75 por libra para 0-3 meses y US$3,50 para 6-12 meses, debido a la volatilidad en el corto plazo y la recuperación de la oferta”, señala el informe. Las lluvias en Brasil y la desaceleración en el consumo han contribuido a esta presión bajista.
La CEO del tostador italiano Illycaffe SpA, Cristina Scocchia, prevé que los precios del café verde, granos sin tostar, se estabilicen entre US$2 y US$2,50 la libra en los próximos 15 meses, por debajo del récord de más de US$4 alcanzado en febrero.
Según informó Bloomberg, la empresa absorbió la mayor parte de ese aumento de costos, subiendo los precios solo entre un 8% y un 10% en toda su gama de productos este año.
¿Es justo el precio del café?
A pesar de los valores actuales en el mercado, el activista Fernando Morales-de la Cruz dice que los mayores beneficiados son en realidad “las multinacionales del café y quienes venden el café por taza porque han incrementado los precios a los consumidores finales”.
El activista por los derechos humanos y contra el trabajo infantil en las cadenas de suministro, sostiene que el precio del café sigue siendo bajo en términos reales. “El precio actual del café no es alto, pues equivale a tan solo un dólar de 1983″.
“Hoy se pagan US$3,24 por libra FOB, pero ajustado por inflación es el equivalente a solo US$1 en 1983, cuando el precio oscilaba entre US$1,20 y US$1,40. Un precio de US$1,40 por libra FOB en 1983 equivale hoy a US$4,54, por lo que el precio real debería ser de US$5,50 FGP (precio en finca)”, argumentó el activista.
Según expone Morales-de la Cruz, “la mayoría de las personas que trabajan en la industria del café, así como la mayoría de los periodistas” pasan por alto el hecho de que en las plantaciones de café “hay miseria, hambre, desnutrición infantil, trabajo infantil e incluso trabajo forzoso”.
“Hay hambre en las tierras cafetaleras. El café se produce con trabajo infantil en al menos 17 países, según el informe oficial de 2024 del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos”, argumentó el activista.
De acuerdo a un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trabajo infantil es un flagelo que afectó a 138 millones de niños en el mundo en 2024, una reducción total de más de 22 millones desde 2020.
Por sectores, la agricultura sigue siendo el mayor sector de trabajo infantil, con el 61% de todos los casos globales.
A este le siguen los servicios (27%), como el trabajo doméstico y la venta de productos en los mercados, y la industria (13%), incluidas la minería y la fabricación, de acuerdo a la OIT.
En una columna de opinión, el activista Fernando Morales-de la Cruz consideró que las cifras publicadas sobre este flagelo “subestiman peligrosamente la magnitud de una de las crisis de derechos humanos más brutales del mundo”.
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