Bloomberg Línea — La percepción sobre el mercado colombiano está fuertemente marcada por las dudas fiscales, siendo ese el principal temor de los inversionistas antes de apostar por activos colombianos.
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Según la Gran Encuesta de Activos Financieros de Davivienda Corredores, “el 70% de los encuestados señaló que los niveles de endeudamiento y la política fiscal son los factores de mayor impacto para la economía local”.
El recuerdo de Brasil, donde las preocupaciones fiscales golpearon con fuerza la tasa de cambio y los bonos a finales de 2024, sirve como advertencia.
En Colombia, el 50% de los inversionistas cree que el país podría enfrentar un choque similar en los próximos 12 meses, lo que explica el interés en seguir de cerca las decisiones del Gobierno en materia de gasto público y disciplina fiscal.
La encuesta muestra una expectativa de inflación de 5% al cierre de 2025, por encima de lo previsto en ediciones anteriores y aún lejos de la meta del Banco de la República, fijada en el 3%.
En consecuencia, la mediana de respuestas proyecta que la tasa de política monetaria se ubique en 8,75% a comienzos de 2026.
A pesar de las preocupaciones de los inversionistas con respecto a la deuda y las presiones fiscales que enfrenta el país, el director de Crédito Público de Colombia, Javier Cuéllar, defendió la estrategia de manejo de deuda que ha impulsado en los últimos meses y que, según dijo, busca dejarle al próximo gobierno un perfil fiscal más sólido y con mayor margen de maniobra.
El Ministerio de Hacienda ha puesto en marcha una serie de operaciones de manejo de deuda que han generado inquietud entre economistas y analistas financieros, quienes advierten sobre los altos riesgos, la falta de claridad en la información y los eventuales efectos negativos en las cuentas fiscales.
El funcionario enfatizó que la llamada “estrategia Cuéllar” tiene dos objetivos principales: estabilizar la deuda sobre PIB en torno al 55%-60% y reducir de forma estructural la carga de intereses. En paralelo, busca que Colombia deje de ser comparada con Brasil en términos de riesgo y se acerque más al benchmark de México.
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Cuéllar dijo que el objetivo es “empezar una senda que nos lleve a un indicador por debajo del 60% ahorita en diciembre del 2025″ y planteó que quien llegue en el nuevo gobierno deberían tener dos objetivos en mente: “anclarnos al 55% en deuda sobre PIB y reducir significativamente la carga de intereses”.
Riesgos políticos y mensajes institucionales
A la incertidumbre fiscal se suman los riesgos políticos. El 30% de los inversionistas institucionales tiene una percepción pesimista del rumbo político del país, y otro 30% la califica de “muy pesimista”.
Más que los números, preocupa el tono de los mensajes oficiales: el 67% de los encuestados señaló que la comunicación institucional del Gobierno es el factor más importante para evaluar la sostenibilidad fiscal.
En contraste, la percepción económica luce menos sombría: la mitad de los inversionistas mantiene una visión neutral sobre el rumbo económico de Colombia en los próximos 12 meses, y solo el 10% se declaró optimista.
Oportunidades y cautela
El frente cambiario ofrece señales mixtas. El 60% de los inversionistas cree que el dólar en Colombia está barato, y la mediana de respuestas proyecta una tasa de COP$4.200 en seis meses. Esta percepción podría atraer flujos externos en busca de activos subvalorados.
En el mercado accionario, el 86% de los encuestados espera que el MSCI Colcap se ubique entre 1.800 y 1.900 puntos en ese mismo horizonte.
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La mitad considera que el índice está levemente subvalorado, mientras el 63% mantiene una posición sobreponderada en acciones locales.
Entre las preferidas se destacan ISA, Preferencial Davivienda y Preferencial Grupo Cibest, mientras ETB, Canacol y Ecopetrol figuran entre las menos atractivas.
Un refugio moderado
Pese a la incertidumbre fiscal, la renta fija local conserva atractivo. El 63% de los inversionistas considera que los TES tasa fija a dos años representan una oportunidad moderadamente atractiva, y un 56% opina lo mismo sobre los TES a cinco años.
En cambio, los títulos a diez años generan menos entusiasmo, con solo un tercio de la muestra viéndolos como opción viable.
Este sesgo hacia instrumentos de menor duración refleja un apetito por seguridad, pero con horizonte corto, en un entorno en el que la sostenibilidad fiscal aún es una incógnita.
El telón de fondo internacional
Una vez más, la coyuntura global sirve de telón de fondo para las decisiones en Colombia. Las tensiones comerciales entre Estados Unidos, China y la Unión Europea han alimentado la volatilidad en los mercados emergentes, afectando divisas y materias primas.
La política monetaria estadounidense también influye. El 50% de los inversionistas institucionales anticipa un recorte de 25 puntos básicos en la tasa de la Fed este año, mientras un 20% espera una reducción mayor, de 50 puntos básicos. Estas decisiones serán determinantes para los flujos hacia países como Colombia.
Otro elemento clave es la percepción de los activos refugio. El 80% de los encuestados cree que los bonos del Tesoro de EE. UU. perderán relevancia como alternativa segura.
Este cambio de visión podría abrir espacio a los mercados emergentes, aunque los inversionistas solo están dispuestos a asumir un riesgo moderado: entre 6 y 8 en una escala de 10.
Cautela en tiempos de incertidumbre
Colombia se encuentra en una encrucijada. Sus activos ofrecen oportunidades en renta fija y variable, pero las dudas fiscales y políticas dominan las conversaciones de los inversionistas.
En un escenario global incierto, con tensiones comerciales y ajustes de la Fed en el horizonte, la estrategia predominante parece ser la prudencia.
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La clave estará en la capacidad del Gobierno colombiano para enviar mensajes claros y creíbles sobre disciplina fiscal.
De ello dependerá no solo la confianza de los inversionistas, sino también la posibilidad de que el país logre capitalizar los flujos que podrían desviarse de otros mercados emergentes.









