Bloomberg Línea — La estrategia clásica de inversión basada en una combinación de 60% en renta variable y 40% en renta fija enfrenta un punto de inflexión. Para BlackRock, los mercados privados han dejado de ser un complemento exclusivo de las grandes instituciones y se están consolidando como una pieza central en la construcción de portafolios diversificados, resilientes y orientados a largo plazo.
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Esta transformación no responde únicamente a una preferencia táctica. Según su visión sobre 2026, la convergencia entre mercados públicos y privados se traduce en un nuevo enfoque integral de portafolio.
Las estructuras evergreen, las soluciones de liquidez y el mayor acceso a datos están cambiando la forma en que inversionistas institucionales y de patrimonio gestionan el riesgo y buscan retornos consistentes.
En palabras del equipo de análisis de BlackRock, “los mercados privados están en camino de redefinir la forma en que los estados y las empresas construyen infraestructura, cómo las empresas financian su crecimiento y cómo los inversionistas construyen carteras diversificadas”.

La firma anticipa un viraje estructural hacia una distribución 50/30/20, donde el 20% se asigna a activos privados.
La liquidez como motor en los mercados privados
La menor actividad en OPIs y fusiones ha llevado a que más compañías de alta calidad permanezcan privadas durante más tiempo. Esto ha impulsado la relevancia del crédito privado y de los mercados secundarios como fuentes clave de financiamiento y liquidez.
El informe señala que “los episodios de alta volatilidad, como los que vimos en 2025, históricamente tienen el efecto a largo plazo de acostumbrar a más prestatarios al crédito privado”, una tendencia que, según BlackRock, se profundizará en 2026.
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La firma estima que el mercado de financiamiento basado en activos, o ABF por sus siglas en inglés, representa actualmente US$26 billones, superando incluso al crédito corporativo tradicional. En este segmento, se proyecta un crecimiento de doble dígito en ciertos tipos de activos durante la próxima década. En ese contexto, “el crédito privado de alta calidad ha estado expandiéndose, y esperamos que eso continúe el próximo año”, afirma el equipo de crédito privado de BlackRock.
En paralelo, el mercado secundario también ha ganado tracción como válvula de escape para las necesidades de liquidez. De acuerdo con el documento, “el volumen de mercado secundario liderado por GPs alcanzó los US$47.000 millones en transacciones cerradas en la primera mitad de 2025, un aumento del 68% interanual”.
Este dinamismo responde tanto a la búsqueda de salida de inversionistas como a la necesidad de los gestores de reciclar capital y ofrecer continuidad en activos con alto potencial.

El crecimiento de estas soluciones ha venido acompañado de una mayor sofisticación en la asignación. Según los analistas de la firma, “una asignación optimizada que alinee el tamaño de la inversión con la distribución de retornos de cada clase de activo puede conducir tanto a retornos medianos más altos como a menor volatilidad”.
La infraestructura y el nuevo ciclo de crecimiento
BlackRock sostiene que el mundo se encuentra en el umbral de una nueva era para la inversión en infraestructura privada. La firma identifica tres grandes fuerzas estructurales que sustentan esta tesis: la digitalización acelerada y la inteligencia artificial, la transición energética global y el cambio demográfico.
En este marco, “vemos una oportunidad de inversión generacional y creemos que estamos al borde de una ‘edad dorada’ de la inversión en infraestructura privada”. Por ejemplo, para responder a la demanda proyectada de centros de datos, la firma estima una necesidad de inversión de US$1,5 billones hacia 2030, con un crecimiento anual compuesto de 20%.
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En cuanto al consumo eléctrico, se espera que se multiplique por dos o por cuatro en el mismo período. Para BlackRock, esta presión sobre las redes de energía y transmisión refuerza la necesidad de capital privado para cerrar las brechas de financiación ante el agotamiento del espacio fiscal de los gobiernos.
Las condiciones demográficas también refuerzan esta tesis. La ONU proyecta que la población global superará los 10.000 millones de personas en la década de 2080, con más del 60% residiendo en zonas urbanas hacia 2050. Frente a este escenario, BlackRock advierte que “para 2040, se proyecta que la brecha entre el ritmo histórico de inversión en infraestructura y las necesidades de financiación alcanzará los US$15 billones”.
Un ecosistema más accesible
El crecimiento de los mercados privados no sólo se refleja en las cifras agregadas, sino también en la expansión del perfil del inversionista. Vehículos abiertos y semilíquidos como los ELTIF en Europa (fondos de inversión europeos diseñados para canalizar recursos hacia proyectos de largo plazo y activos privados) y los fondos modelo con asignaciones a privados en Estados Unidos están permitiendo una mayor participación de inversionistas individuales y de planes de retiro definidos.

El informe destaca que “las estructuras evergreen ofrecen acceso continuo, permitiendo a los inversionistas suscribirse y redimir regularmente, a diferencia de los fondos tradicionales cerrados”. Estos vehículos resuelven obstáculos históricos como los llamados de capital intermitentes y la limitada liquidez, al tiempo que simplifican la tributación y permiten distribuciones periódicas.
Este mayor acceso también se traduce en resultados. BlackRock calcula que añadir activos privados a los fondos con fecha objetivo utilizados en muchos planes de retiro podría generar “aproximadamente un 15% más de dinero en el 401(k) de un participante durante 40 años, gracias al poder del interés compuesto”.
Al integrar datos de Preqin con su plataforma Aladdin, la firma busca traducir los mercados privados al lenguaje de los portafolios de sus clientes, una tarea clave para facilitar una visión de portafolio completo. Esta estrategia se articula con el crecimiento de las inversiones en sectores emergentes como centros de datos, propiedad intelectual, activos digitales, salud digital y transición energética.
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En conjunto, BlackRock plantea un punto de inflexión en el diseño de portafolios, donde “los mercados privados han pasado de estar en la periferia a convertirse en un pilar fundamental de la asignación de activos”. En esta nueva arquitectura, la firma afirma que “el objetivo es ayudar a los inversionistas a ir más allá de exposiciones aisladas para construir portafolios donde el todo sea mayor que la suma de sus partes”.









