Bloomberg Línea — México y Colombia han iniciado un proceso gradual de reducción de tasas de interés, aunque las condiciones monetarias en ambos países siguen siendo restrictivas en medio de preocupaciones fiscales y una inflación que no termina de ceder.
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Benjamín Souza, director de inversiones para América Latina en BlackRock, advierte que los dos países enfrentan un entorno de tasas reales excesivamente altas, lo que está afectando la asignación de capital y limitando la inversión productiva.
En entrevista con Bloomberg Línea, el ejecutivo enfatizó que el impacto va más allá del costo que enfrentan los gobiernos para financiarse y consideró que las altas tasas son “un lastre para la economía”.
“Creo que Colombia y México tienen un tema similar, que es que tienen una tasa muy alta”, señaló. “El riesgo no solamente es el costo del gobierno, que se tiene que refinanciar a estas tasas altas, sino que creas un desincentivo a la inversión”.
Cuando las tasas de interés superan de forma sostenida a la inflación, se vuelve más rentable mantener el capital en instrumentos de bajo riesgo, en lugar de canalizarlo hacia proyectos que generen crecimiento económico. “Cuando tienes una tasa alta sin riesgo, porque tienes una obligación de 28 días que te paga 9% o 8% en el caso de México, ¿cuál es el incentivo de tomar riesgo?”, cuestionó Souza.

Ciclo pausado
En México, el banco central realizó en julio un recorte de 25 puntos básicos, llevando la tasa de referencia a 7,75%. El movimiento fue ampliamente anticipado por el mercado, aunque no marcó un cambio en el tono general de la institución. El equipo de análisis de Wells Fargo calificó la reunión como “bastante anodina” y señaló que ve espacio solamente para un recorte más este año.
Por su parte, el Banco de la República de Colombia optó por mantener sin cambios su tasa clave en 9,25% en su reunión de julio. Si bien reconoció una moderación inflacionaria y cierta solidez en el mercado laboral, las autoridades monetarias reiteraron que la inflación subyacente continúa elevada y que se requiere cautela.
“Efectivamente están atorados en que la inflación se me está yendo, o la inflación no cede por todo el mismo tema de la consolidación fiscal, pero absolutamente ese es el problema que tienen que resolver”, sostuvo Souza. A su juicio, las tasas actuales son “extremadamente altas y eso es extremadamente dañino para la economía, no solamente por el costo de la deuda, sino porque cuando tienes esta tasa tan alta, estás retirando liquidez”.
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Souza cuestiona que, pese a las expectativas de una normalización más rápida, los bancos centrales hayan optado por pausar los recortes, generando señales contradictorias al mercado.
“Cuando creíamos que esa tasa tan alta iba a durar menos tiempo, pues ya nos duró bastante tiempo allá arriba. Y cuando empezaba a bajar, que la gente empezó a decir, ah, perfecto, ya nos van a quitar esta distorsión, pues de repente la pausaron”, dijo.
Desde su perspectiva, el actual nivel de tasas no sólo representa un obstáculo para el financiamiento público, sino que actúa como un freno generalizado al dinamismo económico.

“Ese es el gran reto que tienen tanto Colombia como México, en diferentes escalas”, apuntó. “Su tasa de gobierno de corto plazo es demasiado alta y eso crea distorsiones en la economía”.
De cara a los próximos meses, el escenario para los bancos centrales sigue marcado por la cautela. En México, la persistencia de la inflación subyacente y un panorama externo incierto podrían justificar una pausa en el ciclo bajista después de septiembre, mientras que en Colombia las expectativas de inflación continúan por encima de la meta, lo que complica nuevos recortes en el corto plazo.
Aunque el ciclo de tasas ha comenzado a ceder en ambos países, el margen de acción sigue limitado por presiones inflacionarias, riesgos externos y la necesidad de preservar el atractivo relativo de sus monedas.