Bloomberg Línea — Citigroup (C) reiteró su visión positiva sobre la deuda externa venezolana, destacando oportunidades de valorización incluso en un entorno altamente incierto.
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En un informe, el analista Donato Guarino consideró que el crédito venezolano “sigue siendo atractivo”, impulsado por el potencial de un cambio político y una eventual reestructuración ordenada de la deuda soberana y de PDVSA.
Aunque el informe reconoce el complejo escenario geopolítico, con crecientes tensiones militares entre Estados Unidos y el gobierno de Caracas, Citi no descarta que el conflicto actual derive en un escenario favorable para la deuda venezolana.
Según la entidad, las recientes operaciones de las fuerzas armadas estadounidenses en el Caribe han provocado “señales de alerta en Caracas”, lo que podría estar acortando los tiempos políticos de Nicolás Maduro.

En este contexto, el informe plantea una estructura base de reestructuración centrada en un bono nuevo a 20 años y un bono cupón cero a 10 años para saldar los intereses vencidos. Bajo este esquema, el valor recuperado por los acreedores podría ubicarse en niveles medios de 40 centavos por dólar.
Estimaciones de recuperación
Guarino plantea que cualquier reestructuración exitosa deberá ajustarse a la capacidad real de pago del país. A partir de estimaciones de exportaciones petroleras y una relación sostenible entre servicio de deuda e ingresos por exportaciones, el informe sugiere que Venezuela podría destinar hasta un 14% de sus ingresos petroleros anuales al servicio de la deuda externa.
Este punto resulta clave para definir el diseño del nuevo instrumento. A partir de dicha capacidad de pago, Citi propone un bono a 20 años con un cupón del 4,4% que comience a amortizarse al final de su vida útil. Para los intereses vencidos, se sugiere un bono cupón cero con vencimiento a 10 años.
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El informe también evalúa escenarios alternativos ligados al desempeño macroeconómico del país. En caso de que el PIB nominal de Venezuela aumente significativamente, la estructura permitiría ofrecer cupones más altos sin comprometer la sostenibilidad financiera.
Asimismo, se contempla añadir un “warrant petrolero” que otorgue rendimientos adicionales si el precio del crudo supera los niveles esperados. Según el banco, “el warrant petrolero podría valer entre 3 y 5 puntos adicionales del valor nominal original”.
Más allá de la ingeniería financiera, Citi enfatiza que una transición política creíble será un componente esencial para que cualquier reestructuración sea viable y tenga aceptación por parte de los acreedores.

“La participación del FMI será una condición necesaria para cualquier reestructuración creíble”, señala el informe, que considera probable que el organismo exija una reducción sustancial del ratio deuda/PIB como condición para respaldar un programa económico.
Valoración de los bonos
Pese a los desafíos, Citi ha mantenido una recomendación de posicionamiento largo sobre la deuda venezolana, especialmente en bonos de vencimiento más corto y alto cupón, como los Venezuela 2022s.
En opinión del banco, “los precios actuales aún tienen potencial de subida, siempre que se aclare la situación respecto a las acciones de EE.UU.”.
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En línea con esta visión, Citi estima que los precios actuales del mercado no reflejan adecuadamente las probabilidades de un cambio de gobierno o una reestructuración.
Su análisis concluye que el “riesgo-recompensa aún justifica una posición larga”, ya que el potencial de valorización alcanza entre 45% y 50% con una volatilidad de precios cercana al 25%. Este perfil de rentabilidad-riesgo, añade el informe, da lugar a un ratio de Sharpe de aproximadamente 1,8 a 1,9, lo que refuerza la recomendación constructiva del banco.

La nota subraya que, incluso en escenarios adversos, los bonos venezolanos ofrecen un valor de recuperación superior al precio de mercado. “Nuestra estimación base del valor del paquete de recuperación es de alrededor de 44 puntos”, concluye el equipo de Citi.
Aunque Citi advierte que la situación sigue siendo altamente volátil y dependiente de factores exógenos como la política exterior de Estados Unidos o un eventual involucramiento del FMI, el análisis reafirma que la deuda venezolana podría ofrecer oportunidades relevantes de apreciación para inversores dispuestos a asumir riesgos.









